viernes, 9 de junio de 2023

Programa doble - Hoy: Antoinette dans les Céveness - À plein temps


 Programa doble, sección en la que repasamos dos películas con aspectos en común.

Hoy: Antoinette dans les Cévennes - À plein temps

Actuar es iluminar un comportamiento humano. Traducirlo, desentrañarlo, exponerlo para que todos podamos comprenderlo, dilucidarlo, aprehenderlo.

Actuar es jugar a saber de qué va la vida.

Actuar es refugiarse a la sombra de Dios cuando se cansa de ser omnipotente.

Eso que hace Laure Calamy tan bien es actuar.

Calamy en Antoinette dans les Cévennes (Caroline Vignal, 2020) es, claro, Antoinette, una maestra de música de primaria a la que la soledad la tiene a mal traer. Tiene una relación clandestina con el padre de una de sus alumnas, Vladimir (Benjamin Lavernhe), quien le ha prometido pasar las vacaciones de verano con ella, pero a último momento le dice que su futura exmujer, Eléonore (Olivia Côte) lo ha incluido en la excursión del Camino de Stevenson, que harán con su hija, Alice (Louise Vidal). Antoinette debe esperar a que él vuelva para pasar algunas horas de vacaciones juntos. Antoinette acepta, pero el desbarajuste hormonal que la llevó a vestirse para la fiesta de fin de curso como si anduviera por la pasarela de Cannes en la gala nocturna, la compele a inscribirse también en la excursión al Camino de Stevenson, paseo senderista que recrea el que hizo el escritor Robert Louis Stevenson en 1878, por Cévennes, durante 12 días a lo largo de 200 kilómetros para olvidar un amor prohibido. (Cualquier similitud con lo que Antoinette debe hacer no sería pura coincidencia) El ahora itinerario turístico, como la travesía que encaró Stevenson, se hace por postas e incluye la ayuda de un burro. A Antoinette le toca Patrick con el que es muy difícil congeniar. Antoinette que bordea siempre la cornisa de la vergüenza ajena, les ha contado a sus compañeros de viaje el por qué se ha unido a la travesía, de modo que todos la esperan con ansía en la cena en cada posta para enterarse de las novedades. Como es de prever, habrá desengaños, verdades develadas, relaciones imprevistas y por supuesto (o no) el cariño y el respeto del burro que no es tan burro. La película fue un éxito sorpresivamente descomunal en la Francia de origen que se hubiera multiplicado de no verse interrumpido por la aparición de la Covid. Éxito nada inaudito si se lo explica por el arrollador talento de Calamy.



En À plein temps (A tiempo completo, Eric Gravel, 2021), Calamy es Julie Roy, la madre de una hija pequeña, separada, que trabaja como servicio de limpieza en un hotel de lujo de París (según parece por esta película y por otras que tratan temas similares, los ricos son inmundos a la hora de darse permisos en la intimidad, como vomitar donde sea o emporcar muebles y paredes con caca). A Julie se le viene el cumpleaños de la hija, a la que quiere regalarle una cama elástica, el exmarido no contesta las llamadas, tiene que saltarse el cumplimiento estricto de algunos turnos para asistir a unas entrevistas de trabajo que podrían significarle conseguir uno más acorde a su formación, los tiempos duros no estimulan la solidaridad de pares entre las mucamas del hotel, la señora muy mayor que le cuida a la hija no quiere hacerlo más y no es fácil hallar quien la supla, y para colmo de males hay en París una huelga general de transporte por tiempo indeterminado y como Julie y su hija viven a varios kilómetros de París, llegar a horario al trabajo y a las entrevistas se complica con cada día que pasa. À plein temps es lo que podríamos denominar un thriller laboral. Los asesinos y los crímenes son los de un sistema económico que se ha olvidado del hombre. Y el suspenso se crea sobre la posibilidad de la restitución de derechos básicos, como los de vivir con una dignidad mínima. Julie en su agitado camino acertará, meterá la pata, fortificará la paciencia, la perderá, se caerá, se repondrá y nosotros siempre estaremos con ella, porque al ser corporizada por Calamy, la adhesión está garantizada. Calamy hace lo humano más humano. Descubrirla es amarla.

Gustavo Monteros

 

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