viernes, 29 de abril de 2022

Argel




 

 Demos un paseo por películas que tienen el nombre de una ciudad, país, provincia o accidente geográfico como título (ejemplos: Veracruz, Tanganica, Kamchatka, etc)

Hoy: Argel


Pépé le Moko, novela del Détective Ashelbé (seudónimo de Henri La Barthe) tiene hasta la fecha 3 adaptaciones cinematográficas: Pépé le Moko (la más lograda), Algiers (la más famosa) y Casbah (la más musical)

Cuadro con la información esencial de las 3 películas:

Año

1937

1938

1948

Título

Pépé le Moko

Algiers

Casbah

Director

Julien Duvivier

John Cromwell

John Berry

Pépé le Moko

Jean Gabin

Charles Boyer

Tony Martin

Gaby

Mireille Balin

Hedy Lamarr

Märta Torén

Inés

Line Noro

Sigrid Gurie

Yvonne De Carlo

Slimane

Lucas Gridoux

Joseph Calleia

Peter Lorre

 

Aunque la anécdota se circunscribe a lo policial, las maquinaciones del inspector Slimane para atrapar a Pépé le Moko, un ladrón francés refugiado en la Casba de Argel, en esencia se trata de una historia de amor con un héroe romántico por antonomasia.


Pépé vive en la Casba con Inés (para él es una relación circunstancial de sexo, comida y compañía, para ella, es el amor de su vida), pero una noche Pépé se deslumbra y se enamora de Gaby, una turista de paso que le retribuye.


Pépé y Gaby son dos prisioneros que hallan la libertad en el amor por el otro. La Casba es la prisión de Pépé, un rey sin corona del lugar, que no puede abandonar porque lo apresarían. Gaby es prisionera de sus circunstancias de mantenida de lujo, heredera directa de las cocottes del siglo XIX, ofrece belleza a cambio de joyas, pieles, cuentas bancarias, propiedades y quizá, a la larga, un matrimonio de conveniencia. La felicidad para ambos está a un paso. Paso liberador si los hay, aunque muy peligroso y tal vez aniquilador.


Es un cuento atractivo porque es uno de los pocos contado desde un personaje masculino. Las grandes historias de amor, incluso las narradas omniscientemente, se centran en grandes protagónicos femeninos, el amante siempre es una contrapartida necesaria más que un igual (piénsese en la modélica La dama de las camelias, por ejemplo). Son contados los Heathcliff (Cumbres borrascosas) frente a las numerosas Francescas (Los puentes de Madison). Esta aseveración es polémica, claro, pero puede desatar discusiones interesantes.


Del mismo modo que estas tres versiones comparadas pueden usarse para fructíferas clases de guión. Si bien, insisto, la original francesa de 1937 es la mejor, no agota la historia. La del 38 es casi un calco hollywoodense, sin embargo los actores secundarios hacen una relectura interesante de las subtramas. La de 1948 introduce unos cuantos cambios no del todo eficientes, aunque acentúa las motivaciones, ¿homoeróticas?, ¿homosexuales?, del personaje del inspector Slimane respecto de Pépé. Porque la verdad sea dicha, no solo Inés siente el despecho cuando llega Gaby a la vida de Pépé.


De las tres versiones, la segunda es la que la habilita para pertenecer a esta acotada selección cinematográfica que hacemos. La primera y la tercera tienen títulos más pertinentes. La primera por centrarse en el protagonista de la historia, la tercera por asentarse en el peculiar ambiente en que se desarrolla la trama.


Ahora bien, ¿qué es la Casba específicamente? Recurramos a la vieja y querida Wikipedia por la respuesta: "La Casba es la ciudadela de Argel en Argelia y el barrio histórico que la rodea. Es un tipo único de medina, una ciudad islámica, ubicada en la costa del mar Mediterráneo. (...) La casba fue fundada sobre las ruinas de la antigua Icosium. Es una pequeña ciudad que, construida sobre una colina, se adentra al mar, dividida en dos: la ciudad alta y la baja. Se pueden encontrar mezquitas y edificaciones del siglo XVII y, especialmente las tres grandes mezquitas de la ciudad de Argel: la mezquita de Ketchaoua (cuya edificación data de 1794) flanqueada por dos minaretes, la mezquita nueva (Djemmá el Djedid) (levantada en 1660 durante la regencia otomana) y la Gran Mezquita de Argel (Djemmá el Kebir), la más antigua de Argel ya que fue construida a finales del siglo XI. En la casba argelina también existen las típicas calles-laberinto. (...) La Casba jugó un rol central durante las luchas de independencia de Argelia (1954–1962). La Casba fue el foco de la insurgencia planeada por el Frente de Liberación Nacional (FLN) que les dio un lugar seguro para planear y ejecutar ataques contra autoridades opresoras francesas y agentes del orden público en Argelia del momento. Con el fin de contrarrestar los ataques, los franceses tuvieron que centrarse específicamente en la Casba. (...) Fue incorporada a la lista de Patrimonio de la Humanidad de Unesco en 1992. (...) Como informó Reuters en agosto de 2008, la Casba se encuentra en estado de abandono y algunas áreas corren peligro de derrumbe” (Perdón por la humorada,  pero tanto dato me remite al Libro gordo de Petete, así que: El libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene, y yo te digo contento, hasta la clase que viene.)


Ah, y ya que estamos en dibujos, muñecos y esas cosas, consignemos que el animador Chuck Jones se basó en la interpretación de Charles Boyer de Pepé le Moko en Argel para su famoso personaje de Pepé le Pew, que ya no es leído como el zorrillo insistente y patético que no acepta el rechazo de la gatita Penélope Pussycat, a la que confunde con una zorrilla y a la que asquea por su olor nauseabundo, sino que es visto como un acosador impenitente o un violador en ciernes. L’air du temps.

Gustavo Monteros



 

viernes, 22 de abril de 2022

Munich


 

Demos un paseo por películas que tienen el nombre de una ciudad, país, provincia o accidente geográfico como título (ejemplos: Veracruz, Tanganica, Kamchatka, etc)

 

Hoy: Munich


Nos dicen Munich y la edición del Almanaque Mundial de nuestra cabeza, nos remite de inmediato a dos datos, el Putsch de Múnich o sea el fallido golpe de estado de 1923 que concluiría con Hitler y Hess, entre otros dirigentes nazis, en la cárcel, y la Masacre de Múnich de 1972, cuando en los Juegos Olímpicos de verano, un comando de terroristas palestinos de la organización Septiembre Negro tomó como rehenes a once integrantes del equipo olímpico de Israel para terminar masacrándolos, el crimen fue visto en vivo por la televisión.


A las consecuencias de este segundo hecho nos refiere Munich, película de Steven Spielberg de 2005. El guión de Tony Kushner y Eric Roth se basa en el libro de George Jonas, Venganza, el relato verídico de una misión contraterrorista israelí. Libro y película cuentan como Israel, en represalia por la masacre, armó un equipo clandestino de cinco miembros (Eric Bana, Daniel Craig, Ciarán Hinds, Mathieu Kassovitz, Hanns Zischler) para liquidar a los responsables del atentado.


Spielberg ejecuta un thriller de sostenido suspenso que sortea magistralmente la dificultad de una trama que es episódica (la sucesión de ejecuciones) en vez de la tradicional que construye interés al desplegarse.


Steven Spielberg es un maestro inmenso permanentemente subestimado. Nadie en su sano juicio puede negar su genialidad, pero si se pide que nombren a los mejores directores de la actualidad, nunca aparece su nombre en primera instancia cuando deberíamos comenzar con el suyo toda lista posible.


Spielberg es, por suerte, prolífico y no infalible, lo que permite apasionarse por su obra y defenderla. Munich está entre sus films imperecederos y logrados. Si se la cruzan por streaming o cable, descúbranla si no vieron y vuelvan a disfrutarla si la vieron.


(Hasta la fecha, abril de 2022, entre cortos, episodios de series para TV, telefilmes, documentales y largometrajes de ficción, ha dirigido 57 películas, y la única flojita, es imposible que algo suyo sea malo, es Always /Siempre (1989), acto de amor por Holly Hunter, de cuando estuvo brevemente loco por ella. Se deduce, entonces, que el amor es maravilloso, inspira, pero no siempre paga…)

Gustavo Monteros

viernes, 15 de abril de 2022

Bacurau


 Demos un paseo por películas que tienen el nombre de una ciudad, país, provincia o accidente geográfico como título (ejemplos: Veracruz, Tanganica, Kamchatka, etc)

 

Hoy: Bacurau

Si de peculiaridades geográficas se trata, dificulto que hallemos otro ejemplo tan extremo de la que caracteriza al pueblo de Bacurau (Juliano Dornelles, Kleber Mendonça Filho, 2019): no figurar en los mapas. Este misterio (al igual que el del género de esta película) se dilucidará en el final.

 

Somos metidos en la historia a través de la vuelta al pueblo de una médica joven para el entierro de su abuela ¿consanguínea?, ¿adoptiva? La chica regresa en un camión aguatero, porque el río que daba agua al pueblo ha sido desviado para que no los favorezca más. De repente el chofer del camión llama la atención sobre unas cajas esparcidas por el camino. ¿Acaso son ataúdes? ¿Los tiró el camión volcado más adelante? ¿Descarriló para evitar atropellar la moto que está al costado del camino? ¿La mujer muerta sobre la banquina manejaba la moto? ¿El chofer del camión de los ataúdes también murió? ¿Por qué la médica y el aguatero siguen de largo?

 

Una vez llegados, ven al pueblo entero reunido por el velorio. La población es variopinta y se perfilan conflictos y desconfianzas entre ellos. Los ritos del entierro son especiales e incluyen cantos y lamentaciones.

 

Para entonces se nos acumulan las preguntas sobre lo que vamos viendo. En especial respecto al género de la película. ¿Es una ficción antropológica? ¿Es un drama social de Pueblo chico, infierno grande? ¿Es un film político sobre disidencias? ¿Es de terror? ¿Es un thriller? ¿Es de zombies? ¿Viene de tragedias ecológicas? ¿De motociclistas descontrolados? ¿Es una revalidación del western? ¿Es un drama filosófico religioso? ¿Es de desembarco de extraterrestres?

 

¿Qué importan las etiquetas cuando el espectador se divierte? Bacurau es un film tan inclasificable como irrepetible. Un sincretismo, una fusión, una mixtura. Es original, inaudito, desbordado. Sobre el final unirá en una trenza perfecta todas las mechas de pelo que ha ido separando y peinando con primor. Y es tan gore, como excelso y justiciero. Ahora el museo del pueblo albergará nuevos trofeos.

 

Puede que Bacurau no esté en el mapa, pero su historia es muy elocuente. Tanto como los 52 premios y 73 nominaciones que lleva acumuladas la película.

Gustavo Monteros

viernes, 8 de abril de 2022

Hawai



 

Demos un paseo por películas que tienen el nombre de una ciudad, país, provincia o accidente geográfico como título (ejemplos: Veracruz, Tanganica, Kamchatka, etc)

 

Hoy: Hawai

 

Con Hawaii (George Roy Hill, 1966), es la vez que una gran producción de Hollywood más cerca estuvo de Las venas abiertas de América Latina. En espíritu, digo, e involuntariamente, porque se centraron más en el lado sentimental del increíble y triste destino del Reverendo Abner Hale (Max von Sydow) que en el costado más político, más Ibsen o Shaw, del asunto.

 

Esta tragedia, en su fondo, es más política que sentimental y si la hubieran narrado desde las devastadoras consecuencias político-sociales, la película hubiera sido mucho más conmovedora, aunque no sé si tan exitosa, se habrían corrido demasiado de lo que era el canon hollywoodense.

 

El susodicho reverendo estaba entre los que encabezaron la cruzada misionera evangelista al archipiélago de Hawaii en 1818. El hombre era un fanático sin imaginación ni misericordia que interpretaba la Biblia y los preceptos religiosos literalmente. Recalco, porque el detalle es muy importante, sin grises, con literalidad absoluta, al pie de la letra.

 

Un peligro andante, de ahí que los Elders (Mayores) establecieran que no pudiera evangelizar a menos que se consiguiera una esposa, tarea que en los papeles era sencillamente titánica, sino imposible. Almas caritativas lo acercan a Jerusha (Julie Andrews), solterona de 22 años, atada a la espera de cartas casamenteras de un marino que se fue a hacer fortuna, el capitán Rafer Hoxworth (Richard Harris).

 

Por supuesto, las cartas llegan cuando el complot de casarla con Abner ya está en marcha y se las ocultan, condenándola a consorte del nada atractivo reverendo. Convengamos que el personaje de Max von Sydow debe figurar entre los protagonistas más obtusos, pesados, indigestos y desabridos de la historia del cine. En dos palabras es un pelmazo mayúsculo.

 

En fin, casados que fueron, se embarcan y después de un viaje con inconvenientes como corresponde a toda travesía de film con gran presupuesto, llegan a las islas. (Entre los que viajan está el doctor John Whipple, interpretado por un joven e incipiente Gene Hackman, que, sin embargo, no se hace notar por lo insulso de su papel).

 

Una vez en la paradisíaca Hawaii, Abner se enfrentará con la reina del lugar, Malama Kanakoa (Jocelyne LaGarde), que terminará por abrazar la fe con fervor infantil. Entre el infantilismo de la gobernante y el fanatismo del evangelizador, el choque de culturas es punzante.

 

En el transcurso, habrá partos traumáticos, luchas por la moralidad, epidemias, amores encontrados y muertes significativas.

 

Y después de haber arruinado la vida a medio mundo de todas las maneras imaginables, incluida la dieta alimentaria, le llega a Abner la posibilidad de redimirse: evitar la esclavitud de los lugareños a los que vino a evangelizar y la devastación de los recursos naturales de las islas por la explotación de monocultivos invasivos y dañinos como el de la caña de azúcar.

 

Porque mientras él pulía su fanatismo y estupidez, la misión evangelizadora había mostrado su verdadera cara, ser la vanguardia de un capitalismo rapaz, colonizador, miserable y abusador (aquí es cuando la película revela su conexión con lo que cuenta el libro de Galeano, la contracara de la cruz que fue la espada y las dos venían por la dominación y la explotación, y no por la civilización)

 

Subrayo que si este cuento se hubiera contado desde este aspecto, el film hubiera sido mucho más resonante y desgarrador, tal como está, es un relato eficaz logrado más con oficio que arte.

 

Este proyecto basado en un libro de James A.Michener estuvo en un principio a cargo del director Fred Zinnemann que consideró a Audrey Hepburn para el papel de Jerusha. Audrey hubiera provocado más patetismo que Julie Andrews que está francamente miscast (mal elegida, fuera de rol) A Julie por su pasado de María von Trapp (The Sound of Music / La novicia rebelde, Robert Wise, 1965) y de Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964) se la presupone una mujer espirituosa con recursos prácticos que bien puede prever y soportar lo que aquí le sucede. Audrey por sus antecedentes de princesa delicada, (Roman Holiday / La princesa que quería vivir, William Wyler, 1953) más ingenua y delicada que curtida y pragmática, nos hubiera despertado más pena y lástima. Pero como Julie es una auténtica trooper (disciplinado soldado de una causa) por excelencia se las arregla para redondear un personaje sólido y desatar la terneza y emoción apropiadas al desventurado devenir de su personaje.

 

Hawaii puede verse en los canales que dan películas viejas. La programan con frecuencia. Aloha.

Gustavo Monteros


viernes, 1 de abril de 2022

Panamá


 

Demos un paseo por películas que tienen el nombre de una ciudad, país, provincia o accidente geográfico como título (ejemplos: Veracruz, Tanganica, Kamchatka, etc)

Hoy: Panamá

De todos los lugares posibles, dos ecuatorianos excompañeros de secundario después de 10 años sin verse se reencuentran en un cine en Panamá. Celebrarán la casualidad cenando juntos. La reunión dará cuenta de lo vivido desde que no se ven, lo compartido en los años de escuela, lo añorado, lo pendiente, lo que olvidaron, lo que se perdonaron, y lo que no. Como suele ser el caso, surgirán algunas verdades incómodas.

 

Es el año 1985, dato importante para los que los que conocen la historia de Ecuador y Panamá. Dato circunstancial y no imprescindible para los demás. Porque la interpelación con el espectador viene más por el lado de su historia personal que con la historia con mayúsculas.

 

Al ver este reencuentro comprobamos que nos relacionamos más por lo que nos separa que por lo que nos une, paradojas al margen. Que puede que las relaciones elegidas (parejas, amigos) se basen en lo que nos acerca, pero las obligadas (compañeros de estudio, de trabajo) se caracterizan más por lo que nos separa.

 

Y en lo peculiar, se me dio por pensar, que es poco lo que uno puede hacer con los condicionantes (familia, clase social, educación a la que accedimos, momento histórico, etc.) que nos tocaron en suerte, no se trata de darle la razón al determinismo, pero tampoco desestimar la pesada influencia que el entorno puede ejercer sobre la formación definitiva de la persona que somos. Se necesita una voluntad excepcionalmente fuerte para romper con los lazos que nos aprisionan a un modo de ser y pensar.

Panamá (Javier Izquierdo, 2019) puede parecer un hueso duro de roer. Es en blanco y negro y para algunos puede asemejarse más a un ejercicio de tesis para una escuela de cine, a una reformulación del cine de los sesenta, o al experimento formal entre discípulos de una forma de concebir el cine, o a una instancia de teatro filmado, pero es una película independiente hecha y derecha con méritos propios que puede disfrutarse si se la acepta por lo que es, una meditación sobre algunos destinos.

Gustavo Monteros

Se puede ver en Prime Video