Demos un paseo por
películas que tienen el nombre de una ciudad, país, provincia o accidente
geográfico como título (ejemplos: Veracruz,
Tanganica, Kamchatka, etc)
Hoy: Panamá
De todos los lugares
posibles, dos ecuatorianos excompañeros de secundario después de 10 años sin
verse se reencuentran en un cine en Panamá. Celebrarán la casualidad cenando
juntos. La reunión dará cuenta de lo vivido desde que no se ven, lo compartido
en los años de escuela, lo añorado, lo pendiente, lo que olvidaron, lo que se
perdonaron, y lo que no. Como suele ser el caso, surgirán algunas verdades
incómodas.
Es el año 1985, dato
importante para los que los que conocen la historia de Ecuador y Panamá. Dato
circunstancial y no imprescindible para los demás. Porque la interpelación con
el espectador viene más por el lado de su historia personal que con la historia
con mayúsculas.
Al ver este
reencuentro comprobamos que nos relacionamos más por lo que nos separa que por
lo que nos une, paradojas al margen. Que puede que las relaciones elegidas
(parejas, amigos) se basen en lo que nos acerca, pero las obligadas (compañeros
de estudio, de trabajo) se caracterizan más por lo que nos separa.
Y en lo peculiar, se
me dio por pensar, que es poco lo que uno puede hacer con los condicionantes
(familia, clase social, educación a la que accedimos, momento histórico, etc.)
que nos tocaron en suerte, no se trata de darle la razón al determinismo, pero
tampoco desestimar la pesada influencia que el entorno puede ejercer sobre la formación
definitiva de la persona que somos. Se necesita una voluntad excepcionalmente
fuerte para romper con los lazos que nos aprisionan a un modo de ser y pensar.
Panamá (Javier Izquierdo, 2019) puede parecer un hueso duro de roer. Es en
blanco y negro y para algunos puede asemejarse más a un ejercicio de tesis para
una escuela de cine, a una reformulación del cine de los sesenta, o al
experimento formal entre discípulos de una forma de concebir el cine, o a una
instancia de teatro filmado, pero es una película independiente hecha y derecha
con méritos propios que puede disfrutarse si se la acepta por lo que es, una
meditación sobre algunos destinos.
Gustavo Monteros
Se puede ver en Prime
Video
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