Demos un paseo por películas que tienen el nombre de una ciudad, país, provincia o accidente geográfico como título (ejemplos: Veracruz, Tanganica, Kamchatka, etc)
Hoy: Bacurau
Si de peculiaridades
geográficas se trata, dificulto que hallemos otro ejemplo tan extremo de la que
caracteriza al pueblo de Bacurau
(Juliano Dornelles, Kleber Mendonça Filho, 2019): no figurar en los mapas. Este
misterio (al igual que el del género de esta película) se dilucidará en el
final.
Somos metidos en la
historia a través de la vuelta al pueblo de una médica joven para el entierro
de su abuela ¿consanguínea?, ¿adoptiva? La chica regresa en un camión aguatero,
porque el río que daba agua al pueblo ha sido desviado para que no los
favorezca más. De repente el chofer del camión llama la atención sobre unas
cajas esparcidas por el camino. ¿Acaso son ataúdes? ¿Los tiró el camión volcado
más adelante? ¿Descarriló para evitar atropellar la moto que está al costado
del camino? ¿La mujer muerta sobre la banquina manejaba la moto? ¿El chofer del
camión de los ataúdes también murió? ¿Por qué la médica y el aguatero siguen de
largo?
Una vez llegados, ven
al pueblo entero reunido por el velorio. La población es variopinta y se
perfilan conflictos y desconfianzas entre ellos. Los ritos del entierro son
especiales e incluyen cantos y lamentaciones.
Para entonces se nos
acumulan las preguntas sobre lo que vamos viendo. En especial respecto al
género de la película. ¿Es una ficción antropológica? ¿Es un drama social de
Pueblo chico, infierno grande? ¿Es un film político sobre disidencias? ¿Es de
terror? ¿Es un thriller? ¿Es de zombies? ¿Viene de tragedias ecológicas? ¿De
motociclistas descontrolados? ¿Es una revalidación del western? ¿Es un drama
filosófico religioso? ¿Es de desembarco de extraterrestres?
¿Qué importan las
etiquetas cuando el espectador se divierte? Bacurau
es un film tan inclasificable como irrepetible. Un sincretismo, una fusión,
una mixtura. Es original, inaudito, desbordado. Sobre el final unirá en una
trenza perfecta todas las mechas de pelo que ha ido separando y peinando con
primor. Y es tan gore, como excelso y justiciero. Ahora el museo del pueblo
albergará nuevos trofeos.
Puede que Bacurau no esté en el mapa, pero su
historia es muy elocuente. Tanto como los 52 premios y 73 nominaciones que
lleva acumuladas la película.
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