viernes, 30 de septiembre de 2022

Programa doble: Mira como corren - La casa torcida

 



Programa doble, sección en la que repasamos dos películas con aspectos en común.

Hoy: Mira como corren – La casa torcida


Aparte de hacer el mejor Shakespeare, de pulir el musical hasta que reluzca como el oro, beber como si no fuera a haber un mañana, los ingleses son imbatibles en escenificar misterios de Agatha Christie o alla Agatha Christie.


Crooked House (2017), dirigida por Gilles Paquet-Brenner, se basa en una novela de la Christie, adaptada por el siempre atendible Julian Fellowes, sí, sí,  el creador de Downton Abbey. Como fuera sancionado por la ahora inaugural de esta tradición de adaptaciones cinematográficas Christie, Crimen en el Expreso de Oriente, la de 1974, la de Sidney Lumet, no la que hizo Kenneth Branagh en el 17 para competir con la House esta de la que hablamos ahora, el multitudinario elenco que cubre la sinuosa trama debe estar integrado por figuras de renombre.


Sophia Leonides (Stefanie Martini), la nieta de un magnate anglo-griego, un tal Aristide Leonides (Gino Picciano), busca la ayuda del joven detective Charles Hayward (Max Irons)  para que investigue la sospechosa muerte de su abuelo. Sophia y Charles se conocieron no hace mucho en El Cairo y tuvieron un breve romance. Charles acepta el caso con renuencia y pide el aval del Inspector en Jefe de Scotland Yard, Taverner (Terence Stamp), amigo del difunto padre de Charles, un comisario de merecida fama. Se ve que esto de investigar secretos delictuales viene de familia.


Charles se dirige a la casa solariega del supuestamente asesinado magnate para entrevistar a la larga lista de sospechosos, que incluye en la vanguardia a la hermana de su primera mujer, Lady Edith de Haviland (Glenn Close), dama de rancia alcurnia y de armas tomar. Y como la cosa pudo ser un parricidio, los hijos adquieren su relevancia. Aristide tuvo dos hijos con aquella primera esposa, el mayor Philip (Julian Sands), un novelista que nadie lee, casado con Magda (Gillian Anderson) una actriz de escaso éxito. Philip está resentido porque papá Aristide lo pasó por alto y entregó el control de las empresas a su hermano menor Roger (Christian McKay), casado con Clemency (Amanda Abbington), una bióloga que sabe todo, pero absolutamente todo sobre venenos. Roger no es precisamente una luz para los negocios y necesitaba que Aristide lo rescatara asiduamente de sus malas decisiones comerciales. Por su parte Philip y Magda le dieron a Aristide tres nietos, que no están excluidos en las sospechas: Sophia, la mayor, la que nos introdujo en la historia, Eustace (Preston Nyman), un adolescente que adolece a lo pavote, y Josephine (Honor Kneafsey) , una avispadísima niña de 12 años que espía a todos y anota lo que observa en un cuaderno. Para complicar más el panorama, Aristide, en un viaje de negocios a Las Vegas, conoció a su segunda esposa, la joven Brenda (Christina Hendricks), una excorista a la que los demás integrantes de la familia acusan, como mínimo, de arribista y de engañar al viejo patriarca con Laurence Brown (John Heffernan), un tutor contratado para instruir a los nietos de Aristide. Hay también una vieja Nana (Jenny Galloway)  a la que la avispada Josephine cuestiona su autoridad.


Por supuesto, como en todo misterio de la Christie habrá inesperadas vueltas de tuerca y un sorprendente final a toda orquesta.


Mira como corren o See How They Run (2022) en el original, film dirigido por Tom George y escrito por Mark Chappell no le va a la zaga a la Casa Torcida en esto de vueltas de tuerca y finales que dejan la boca abierta.


En 1953 la noche en que el elenco de La ratonera (The Mousetrap) la exitosa pieza de Agatha Christie festeja la función número 100, el manolarga y mujeriego director hollywoodense Leo Köpernick (Adrien Brody) es asesinado. El productor John Wolf lo había llamado para que se ocupara de la versión cinematográfica de la pieza. Todos los presentes en la fiesta son sospechosos. Incluido el productor nombrado, la empresaria teatral Petula Spencer (Ruth Wilson), su madre (Ania Marson) de apetito voraz como La nona de Tito Cossa, la esposa de Wolf, Edana Rommey (Sian Clifford), la secretaria de Wolf, que es también su amante secreta, Ann Saville (Pippa Bennett-Warner), el divo teatral (más tarde también gran estrella de cine y eventualmente director) Richard Attenborough (Harris Dickinson), su esposa, la actriz Sheila Sim (Pearl Chanda), el dramaturgo Mervyn Cocker-Norris (David Oyelowo) que iba a ocuparse del guión adaptado de la obra, su “sobrino” el temperamental Gio (Jacob Fortune-Lloyd) (lo de sobrino es un eufemismo de época que disimulaba que eran pareja), y el acomodador Dennis (Charlie Cooper). El caso será investigado por el Inspector de Scotland Yard, Stoppard (Sam Rockwell) que a instancias del Comisionado Harrold Scott (Tim Key) será secundado por la inexperta agente Stalker (Saoirse Ronan) para que haga trabajo de campo ya que se apresta a rendir examen para sargento. En algún momento de la trama, todos terminarán en casa de Agatha Christie (Shirley Henderson) donde serán recibidos a regañadientes por el mayordomo Fellowes (Paul Chahidi) y más amablemente por el esposo de Christie, el arqueólogo Max Mallowan (Lucian Msamati).


Mira como corren se anima al metalenguaje (la víctima, Leo Köpernick le hablará al espectador como Joe Gillis el personaje de William Holden en la obra maestra de Billy Wilder, Sunset Boulevard (1950) y en algún momento el mismo Leo detallará un storyboard que se hará verdad cerca del final), dialoga con datos de la realidad, (Attenborough estuvo en el elenco que estrenó La ratonera, el caso descripto en esta obra sucedió, los asesinatos del 10 Rillington Place por desgracia ocurrieron, etc.) hace referencias a gente famosa (hay personajes con apellidos de dramaturgos renombrados, Stoppard, Priestley, Fellowes), y remite intrínsecamente a la trama de La ratonera. También hay chistes internos, Richard Attenborough, que fue toda una estrella a lo largo de su carrera, aunque más recordado por el último tramo de la misma como el director de Gandhi (1982) y por corporizar a Hammond en la celebérrima Jurassic Park (Steven Spielberg, 1993) es aquí representado por un actor alto (1,88) cuando en la vida real fue un divo atormentado por su baja estatura (1,69). Y se le da el apellido del creador de Downton Abbey, Fellowes, al mayordomo de la Christie. (No comments, please) Pero todos estos datos no son sino fuegos de artificio que pueden no interesarle al espectador común y que no empañarán para nada el hecho de que pasará todo la duración de la película con una sonrisa en los labios o riendo a mandíbula batiente.


Y ya que mencionamos a Fellowes, volvamos a la Casa torcida. Fellowes por haberle escrito a su amiga y musa, Maggie Smith, líneas inolvidables en Downton Abbey quedó signado como un escritor de réplicas viperinas para jugosos personajes femeninos. Da cuenta de esto en Crooked House, todas las señoras, pero en especial los personajes de Glenn Close y de Gillian Anderson desgranan maldades con una elegancia suprema. Hay también buenas líneas en See how they run, pero mientras esta última es una comedia hecha y derecha, Crooked House es un misterio serio, clásico y puro, sin mucho humor, aunque con algunos toques de sarcasmo. Y si de hacer reír se trata, Mira como corren tiene un par de ases matadores, Sam Rockwell y Saoirse Ronan. Tienen una química sexual perfecta y se complementan actoralmente como Jack Lemmon y Walter Matthau. Ella está hilarante con su agente que toma todo al pie de la letra y él que se espeja en los trabajos de Peter Sellers y Charles Chaplin está, lisa y llanamente, a la altura de los maestros homenajeados. Su Stoppard es delicia pura.


Crooked House anda por el cable, el streaming, el éter. Mira como corren gira en este preciso momento por las salas de cine. Ambas garantizan entretenimiento y diversión. Algo nada desdeñable en estos tiempos aciagos.

Gustavo Monteros

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