Programa doble, sección en la que repasamos dos películas
con aspectos en común.
Hoy: Todo en todas partes al mismo tiempo – El peso del
talento
En Everything
Everywhere All at Once (Dan Kwan, Daniel Sheinert, 2022) Evelyn Wang
(Michelle Yeoh) tiene un día para el olvido que por los motivos equivocados se
volverá inolvidable. En la lavandería, que dirige con su marido Waymond (Ke Huy
Quan) que anda buscando la manera de pedirle el divorcio, festejarán el Año
Nuevo Chico, con familiares, clientes y amigos. Su hija Joy (Stephanie Hsu)
quiere que presente a su novia Becky (Tallie Medel) al abuelo Gong (James Hong)
no como una amiga sino como lo que es, su pareja, algo a lo que Evelyn se
resiste, un poco por negación y otro poco para evitarse explicaciones y reproches.
Antes de los festejos nocturnos, ese mismísimo día, Evelyn, Waymond y Gong
deben presentar la liquidación anual de impuestos ante una sádica agente,
Deirdre Beaubeirdre (Jamie Lee Curtis). En un momento del trámite, un Waymond
alternativo le explicará a una más que confundida Evelyn que existen realidades
simultáneas en la que ella vive versiones paralelas de su vida, y que por esas
cosas del universo, es la única que puede salvar nada menos que al Mundo de la
destrucción que pretende una villana maldita que no es sino…
En The Unbearable
Weight of Massive Talent (Tom Gormican), un Nicolas Cage, narcisista
insoportable, que puede o no ser el Nicolas verdadero, pero sí uno bastante
cercano al que todos imaginamos o sospechamos que es, está desesperado por
obtener el rol en una película en preproducción que finalmente no conseguirá. Su
representante Richard (Neil Patrick Harris) le mostrará que su situación
económica es desesperada y le pedirá que acepte la oferta de “solo” aparecer en
la fiesta de un fanático ricachón, Javi Gutiérrez (Pedro Pascal). Pero lo que
Javi se trae bajo el poncho no es fotografiarse con él para lucirse en redes
sociales ni arrastrarlo a una orgía, ni sumarlo a una colección de logros, no,
lo que pretende es que Nicolas Cage lea un guión que ha escrito con la
esperanza de que lo protagonice. Pero la CIA cree que Javi es el responsable
del secuestro de la hija de un candidato a presidente del país innominado donde
transcurre esta parte de la acción, de ahí que la CIA pretenda usar a Nicolas
Cage como Caballo de Troya en la mansión de Javi, pero nada es lo que parece,
ni Cage puede salir “actuando” del embrollo, entonces…
Estas dos películas se atreven a ser originales sin
perder sus ambiciones de obtener la mayor popularidad posible. Algo que han
logrado porque el espectador contemporáneo ya está ducho con los mulitiversos,
las realidades paralelas, los juegos posmodernos de ficción dentro de una
ficción dentro de otra ficción que remite quizá a una realidad que puede ser
¿por qué no? otra ficción. De metalenguajes está lleno el universo actual. Algo
muy bueno para descifrar ficciones y algo muy malo para la realidad. Hay
personas que van por la vida creyendo que la realidad no es aquello objetivo
que es, independientemente de nosotros, sino lo que estas personas creen que
es. Sus “subjetividades” se contraponen o anteponen a lo que es, pasa o
deviene. ¿Una locura? No, una modernidad vigente. Comenzó con lo político, pero
ya se extiende o otros órdenes de la vida. Confiemos que una nueva santa inquisición
no esté a la vuelta de la esquina. Cruzo los dedos.
Gustavo Monteros
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