Lo que pasó en ese bus en movimiento por la
noche de Delhi es un crimen tan atroz, tan aciago que ensombrece no solo la
historia del hombre sino la de la condición humana. Cometeré el spoiler de la
tranquilidad: no se ve nada de ese horroroso crimen que desafía el poder de las
palabras, solo sus temibles consecuencias para la víctima femenina.
Parece que fue un crimen que partió aguas,
que endureció penas para las violaciones y socavó la moral machista.
La miniserie se centra en la investigación y
muestra la historia del lado de la policía. Celebra sobre todo a la
investigadora en jefe, Vartika Chaturveli (Shefali Shah) en un retrato que roza
la santidad por su elevada dedicación y paciencia. (Detalle al margen, ya vi
varias series o películas indias que acentúan la importancia de las mujeres en
lugares de autoridad dentro de la policía, subrayan que son necesarias e
incluso mejores que sus pares masculinos). Algunos de sus compañeros en la
fuerza son más egoístas, más desidiosos, menos comprometidos. Otros, ojo, son
igual de abnegados que ella.
Se nos dice que se basa no solo en hechos
reales sino que nos contarán la investigación tal como fue. De ser así, esta
vez, los policías estuvieron a la altura de la circunstancia, usaron toda su
experiencia para dar con los culpables y traerlos a la justicia (Otro detalle
al margen, también por series o películas sabemos que en la India, lo que
llamamos apremios ilegales está permitido, y así se golpea o tortura a los
sospechosos)
Los abnegados policías deben enfrentar además
de las dificultades de la investigación, a dos poderes que aliados son
temibles: el de los medios y el de las trapisondas políticas para trepar en
cargos o amasar más poder. Circunstancias que se padecen y mucho cuando
gobierna la derecha, carroñera y corrupta en esencia (cualquier similitud con
el régimen macrista no es pura coincidencia).
Delhi
Crime o Delhi
Criminal, creada por Laurence Bowen, Toby Bruce y Richie Mehta, puede verse
en Netflix. Y más allá de desbordes muy melodramáticos, de algunos trazos muy
gruesos y de unos cuantos lugares comunes, es sencillamente apasionante, sobre
todo en los aspectos de la investigación que debelan lo universal. En el mundo
real hay hombres que hacen cosas que empalidecerían al mismísimo Hannibal
Lecter…
En resumen, imperdible por lo que revela y
porque (para usar un término de moda) nos interpela y sacude la modorra de
nuestro bien pensar, como ¿qué hacer con el monstruo cuando sus acciones son
imperdonables?
Gustavo Monteros
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