jueves, 22 de noviembre de 2018

The Ballad of Buster Scruggs


Y ya se sabe, el cine de los hermanos Coen es versátil, ecléctico, proteico. Su amplia cinematografía abarca ejercicios sobre el noir: Simplemente sangre (1984), Miller’s crossing (1990), Fargo (1996), El hombre que nunca estuvo (2001), Sin lugar para los débiles/No country for all men (2007); ejercicios sobre la comedia: Educando a Arizona (1987), El gran salto/The Hudsucker Proxy (1994), El gran Lewoski (1998), ¿Dónde estás, hermano? (2000), El amor cuesta caro/Intolerable Cruelty (2003), El quinteto de la muerte/The Ladykillers (2004), Quémese después de leerse (2008), Salve, César (2016); ejercicios sobre el western Temple de acero (2010) y ejercicios sobre el drama existencialista Barton Fink (1991), Un hombre serio (2009) e Inside LLewyn Davis: Balada de un hombre común (2013).


Más allá de tanta variedad de estilos, dos características atraviesan toda su cinematografía: una cinefilia militante y un corrosivo sentido del humor. Características que se agradecen y mucho.


Ahora tentados por el gigante Netflix, pensaron primero hacer cortos o mediometrajes ambientados en el Lejano Oeste, pero después optaron por el viejo y querido formato de película de episodios, formato en el que no habían incursionado. Formato que hoy tiene la vara muy alta gracias a Damián Szifrón y sus Relatos salvajes (2014).


Son seis relatos. Tim Blake Nelson protagoniza el primero (el más delirante) y que le da título al conjunto: The Ballad of Buster Scruggs. James Franco protagoniza Near Algodones, un relato armado en apariencia para llegar a un antológico chiste final. Liam Neeson protagoniza el amargo Meal ticket. Tom Waits protagoniza una fiel transcripción (incluidos animales que huyen del hombre cuando llega al valle y que regresan cuando se va) de un gran cuento de Jack London: All Gold Canyon. Zoe Kazan protagoniza otro relato adaptado, esta vez la autoría original es de Stewart Edward White: The Gal Who Got Rattled, en el que un perrito no tiene un rol menor precisamente. Y por último Brendan Gleeson, Tyne Daly, Saul Rubinek, Jonjo O’Neill y Chelcie Ross protagonizan The Mortal Remains, un delicioso juego existencialista.


Como sucede con los mejores trabajos de los Coen (y este figura entre ellos) uno se enamora, y sabe que no será esfuerzo alguno revisitarlos una y otra vez.


Hablando de veces, muchas veces se ha acusado a Ethan y Joel Coen de ser unos misántropos incurables detrás de tanto fuego de artificio. No estoy tan seguro, pero de ser así, deben ser los mejores filósofos de las peores opiniones sobre el ser humano.


The Ballad of Buster Scruggs puede verse en Netflix. Hoy, mañana o pasado no se la pierdan. Es goce puro.

Gustavo Monteros

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