Los actrices y los actores pueden tener papeles
importantes, ser protagonistas, pero si no hallan pronto su breakthrough role (su rol consagratorio)
pueden dar vueltas y vueltas hasta terminar perdidos en los repartos.
¿Qué es un breakthrough
role? Esos personajes que solo tal o cual actor o actriz pudieron haber
hecho. Algunos lo hallan medio tarde en sus carreras, Gene Hackman, por
ejemplo, tardó en hallar su Popeye Doyle para Contacto en Francia (1971), pero cuando lo halló, fue una súper
estrella imperecedera. La divina de Sharon Stone gastó tacos y galanes hasta
que se cruzó con su Catherine Tramell de Bajos
instintos (1992), que la catapultó a lo alto del cartel del que no la
pudieron bajar ni con 200 bodrios. Algunos lo hallan al principio de sus
carreras, como Barbra Streisand que reprisó en cine el personaje de Fanny Brice
que la consagró en teatro, Funny girl
(1968) y otras lo hallan no a mucho de empezar, como Liza Minnelli que encontró
su Sally Bowles de Cabaret (1972)
tres películas después del debut. Otros, como Josh Hartnett, Ashton Kutchner, quizá
lo hallen alguna vez o nunca, también hay otrxs, como Keira Knightley que
desaprovecha una oportunidad tras otra y no termina de adueñarse de ningún
personaje.
La notamos también en ese drama de la Segunda Guerra, Suite Francesa (2014) y eso que por ahí andaban su majestad Kristin Scott Thomas y la incandescente Michelle Williams, que suelen eclipsar al o la más pintadx.
Y anduvo por la Argentina del brazo de Will Smith para rodar unas escenas de Focus: Maestros de la estafa (2015), pero por más que Scorsese le hubiera dado la escena inolvidable ya mencionada, no hacía pie del todo (por culpa de los tacos de Scorsese, quizá). Y confieso que no la vi ni en La leyenda de Tarzán (2016) (me dijeron que en el final hay muchos cocodrilos y esos bichos no me gustan) ni en Suicide Squad (2016) (en cualquier momento la veo, simplemente me la perdí). Y cuando estaba por pasar a las listas de los “quizá alguna vez se me dé” le llegó su San Martín.
Yo, Tonya es un viaje de ida, deja un surco en el alma y uno
puede que pierda en el olvido hasta el propio nombre, pero no desvanecerá de la
memoria a la Robbie en Tonya. La chica es odiosa hasta que uno la comprende, y
si no se la perdona, se la compensa con el respeto. A Tonya le dieron un
talento singular, el de patinar sobre hielo como los dioses, sin enseñarle cómo
usarlo, porque la hicieron nacer y criar en el sitio equivocado. Y la pobre va
a los tumbos, cometiendo glorias y bajezas sin poder evitarlas.
Suele suceder que una vez que un actor o una actriz logran
su breakthrough role, junto con el
estrellato se ganan la simpatía o el amor incondicional de la platea para
siempre. Es mi caso con Margot Robbie, después de Yo, Tonya soy su fan a perpetuidad.
Puede que pueda hacer niñas modositas, casi educadas por el cine argentino del cuarenta, como la mejor, pero sus chicas guarras son mucho más deliciosas.
Y encarna a una de ellas en un estreno reciente de
Netflix. Terminal es lo que la
plataforma de contenidos define como una película “extravagante”. Los personajes
y los ambientes por donde transitan parecen salidos de un comic. La terminal
del título (una estación cabecera de ferrocarril) juega también con lo terminal, lo letal.
Hay un enfrentamiento entre asesinos a sueldo, el que sobreviva se queda con un premio misterioso que se sabrá sobre el final. El humor es negro, con toques más de brillantez que de pesimismo. Lógico, ya que es más la historia de una venganza que un manifiesto misantrópico.
Dirigió Vaugh Stein, en su debut en el largometraje. El
film exhibe un virtuosismo notable, dato que no sorprende cuando se sabe que el
hombre fue Director de la Segunda Unidad en varias películas importantes.
Junto a la magnífica Margot Robbie, se lucen el híper
talentoso Simon Pegg, el nunca bien ponderado Mike Myers, el ascendente Max
Irons (el hijo de Jeremy), y voz de
platino Dexter Fletcher.
Terminal - La venganza perfecta (2018) puede verse en Netflix y, hecha la salvedad de su
extravagancia, es altamente recomendable.
Gustavo Monteros
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