Las “feel good
movies” se traducen como las películas optimistas, de finales si no felices al
menos reconfortantes.
King of Peking (2017) de Sam
Voutas, protagonizada por Jun Zhao como Big Wong y Wang Naizun como Little
Wong, entra con creces dentro de esa categoría.
Dista mucho de ser una película perfecta, pero es de esas que uno mira con una
sonrisa de principio a fin.
Trata el viejo y
querido cuento del padre que lucha para retener la custodia de su hijo, después
de un divorcio peliagudo. Por un lado debe ganar lo suficiente para pasar la
consabida cuota, y por el otro debe demostrar que es lo suficientemente maduro
como para afrontar la crianza. Y por supuesto tiene dificultades con lo primero
y es más que inmaduro para lo
segundo. Por momentos su hijo es el verdadero adulto.
Y es una película
llena de cine, dado que la profesión del padre es proyectorista. Y que sea
china y transcurra en China le suma más encanto. Y da mucho descanso a la oreja
que la banda sonora esté compuesta por clásicos de la música clásica.
En resumen, es como
el viejo slogan de la ginebra Bols: estimula
y sienta bien.
El rey de Pekín puede
verse en Netflix
Gustavo Monteros
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.