Netflix ambiciona
producir contenidos que generen en su lanzamiento la expectativa de un estreno
cinematográfico. Competir con las salas de cine y quizá en el futuro
reemplazarlas.
Conmigo logró ese
objetivo de las expectativas con 22 de
julio de Paul Greengrass. El cine de Greengrass es mejor cuando recrea
hechos tomados de la realidad. La marcha y posterior masacre a los irlandeses
del 30 de enero de 1972, Bloody Sunday
(2002); los últimos momentos vividos a bordo de uno de los aviones secuestrados
el 11 de septiembre de 2001, United 93
(2006); el secuestro de un barco a manos de piratas somalíes en 2009, Capitán Phillips (2013), con otra gran
actuación del inmenso Tom Hanks. Su tratamiento de ficciones a secas es
eficiente y apenas notable: La supremacía
de Bourne (2004), El ultimátum de Bourne
(2007) y la menos lograda de toda la saga, Jason
Bourne (2016), además de Green Zone –
La ciudad de las tormentas (2010), todas con el carismático Matt Damon, y
una romántica perdida en el tiempo: The
Theory of Flight –Vuelo en busca del amor (1998) con Helena Bonham Carter y
Kenneth Branagh, en los tiempos de su breve y tumultuoso amor, asediado por el
despecho de Emma Thompson.
22 de julio según su gacetilla de prensa: Narra el atentado terrorista más letal de la historia de Noruega y los
sucesos posteriores. El 22 de julio de 2011, un ultraderechista radical detonó
un coche bomba en Oslo y luego disparó a los adolescentes de un campamento de
verano en la isla de Utøya. Murieron 77 personas. A través de los ojos de un
superviviente, y en paralelo a su recuperación física y emocional, "22 de
julio" retrata la trayectoria del país para lograr su curación y
reconciliación.
Greengrass, fiel a su
estilo, narra con brío y urgencia, más técnicas de documental, los aspectos más
salientes de la masacre, para después concentrarse en dos contrapuntos, el
terrorista por un lado y una de sus víctimas que lucha por recuperarse por el
otro, y el que hay entre los abogados defensores y acusadores por el otro, más
el dilema del Primer Ministro ante el ataque: ¿pudo preverse?, ¿se actuó con la
diligencia necesaria?
Para no sobrecargar
las tintas e inclinar la balanza, Greengrass recurre quizá a demasiadas
simplificaciones, lo que puede restarle profundidad pero no claridad para
repensar este auge de las ultraderechas y los peligros que representan.
Y por eso el film se
vuelve ineludible. ¿Qué hay detrás de la xenofobia, del resurgimiento de los
nacionalismos exacerbados? ¿Por qué en tiempos de globalización en que la
información se supone asequible a todos es posible estimular odios primales y
prejuicios raciales más asociados a la ignorancia?
Gustavo Monteros
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