Llego a 7 seconds porque le dieron el Emmy a la
mejor actriz protagónica en serie corta o película a una de sus protagonistas,
Regina King. Un premio siempre es una lotería. Si hay varios favoritos, los
votos por ellos se emparejan y se anulan y termina ganando alguien
insospechado. No sé si esto pasó en esta categoría en particular, pero no es
proeza menor haberle ganado a la gran Edie Falco por Law & Order True Crime, a la impar Laura Dern por The Tale, a
la maravillosa Sarah Paulson por American Horror Story, a la ascendente
Michelle Dockery por Godless y a la
magnífica Jessica Biel por The Sinner.
Mi favorita era Jessica Biel, pero yo no voto. Ojo, Regina King se lo ganó en
buena ley, pero las preferencias son las preferencias y esta vez mi elegida era
otra. Además me encanta que glorifiquen a Regina King porque su nombre es regio
por donde se lo mire, ya que si lo
pasamos en nombre y apellido al castellano nos queda Reina Rey. Y, bue, uno se
entretiene cómo puede.
Cuando la estrenaron,
espié el tráiler y no me entusiasmó demasiado, me pareció un policial demasiado
clásico. Después de The Killing, Breaking Bad, The Sopranos, uno se puede poner quisquilloso con los policiales.
La situación
disparadora es la siguiente. Un policía, camino del hospital donde visitará a
su esposa embarazada que llegó hasta allí con hemorragia, atropella a un joven
negro por hablar por su celular. En apariencia
en vez de acercase a ver cómo está, llama a sus compañeros de la
división narcóticos, quienes limpiarán
la escena y lo instarán a llegar al hospital. El joven abandonado sobrevivirá largamente
en medio del frío y la nieve, y cuando, ya internado, se crea que podrá
recuperarse, morirá.
La historia se
centrará en la familia de la víctima, en
la vida y milagros de la fiscal y el detective que deben investigar el crimen y
en los cuatro policías involucrados en el atropello y fuga. El estilo es
realista o sea clásico (no había juzgado mal el tráiler) y riguroso hasta el
capítulo 7 (son 10 en total).
El tratamiento estético y de actuación recuerdan
al del maestro Sidney Lumet (12 hombres
en pugna, 1957, Serpico, 1973, Tarde de Perros, 1975, Crimen en el Expreso de Oriente, 1974, Antes de que el diablo sepa que has muerto,
2007, entre otras maravillas)
Lumet
estaba convencido de que todo policial era una tragedia en ciernes, que si se
profundizaban los conflictos, se superaba el drama y se llegaba a la tragedia.
Drama es el tratamiento serio de conflictos. Tragedia es cuando los personajes
por sus características no pueden sino generar un conflicto de sangre.
Ejemplos, Edipo es tan arrogante que pide a gritos un destino cruel. Hamlet es
tan indeciso que su inacción hace que todos a su alrededor terminen a las
cuchilladas. Antígona tiene un sentido de la dignidad tan pronunciado que no
permitirá que no entierren a su hermano sin pompas fúnebres. El drama puede
resolverse de mil formas, no necesariamente con sangre derramada. La tragedia
es siempre más conmovedora porque algún tipo de matanza es inevitable. Y lo que
más nos conmueve es que acompañamos a los personajes en su derrotero
comprendiendo que no pueden hacer otra cosa que entregarse a su destino.
Aquí,
por momentos, la cosa parece encaminarse para la tragedia, pero por meter
sorpresas y vueltas de tuerca efectistas se quedan en el drama.
La realización es impecable,
la actuaciones antológicas. Y hay nombres de fuste. El segundo capítulo por
ejemplo fue el último trabajo del gran Jonathan Demme antes de irse de gira. Y
el tercero sin ir más lejos está firmado por don Jon Amiel. Los otros ocho
directores tienen importantes antecedentes en grandes series, de modo que es
toda gente de respeto.
Hasta el capítulo 7
yo venía como para una ovación de pie al final, pero entonces una trampa
bastante obvia en la trama despertó mis alarmas, dejé de estar ganado por la historia
y le vi las costuras. Es sobre un personaje que venía salvándose de que lo
mataran varias veces y de repente lo matan (fuera de cámara como bien
corresponde en ciertas situaciones), el problema es que el motivo para hacerlo
salir de su escondite es muy endeble y es inaceptable que dicha necesidad no
haya sido cubierta desde mucho antes por el detective que comparte una piedad
semejante, además no está justificada la forma en que los asesinos se enteran
de que se dirigía a ese lugar. Perdón por ser enigmático, como invitaré a que
la vean, no soy más preciso. Una vez que la hayan visto, me darán la razón, o
no.
El desenlace es
realista. La justicia es esquiva y como suele hacerlo se desarma en una
sentencia que quiere conformar a todos y no conforma a nadie. De todos modos
las vidas de todos los partícipes quedan rotas y se puede armar con
contundencia una segunda temporada. La participación de la híper talentosa
Gretchen Mol como una abogada defensora de los policías, curtida pero no
insensible, soliviantó un poco el enojo de la trampa de correr una muerte,
necesaria quizás, a un capítulo que necesitaba un refuerzo.
Más allá de mi
reparo, es apasionante. Suelo resistirme a las maratones sobre todo con las
cosas que me están gustando para que me duren más, pero esta vez estaba tan
ganado por la historia que la vi en dos noches.
Seven seconds puede verse en la plataforma de contenidos Netflix.
Ah, para los que no
las conocen, Regina King es la madre de la víctima, y la también maravillosa, Clare-Hope
Ashitey es la fiscal. En las fotos que siguen, primero Regina, luego
Clare-Hope.
Gustavo Monteros
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