martes, 30 de enero de 2018

Victoria y el sexo

Victoria (Virginie Efira) está más loca que una cabra, bueno no tanto, pero casi. Es una abogada talentosa, separada de un marido de buen pasar, que ahora la va de escritor y publica en un blog, un retrato parcial y polémico de Victoria, más secretos peligrosos de sus clientes, Victoria es también madre de mellizas pequeñas a las que malcría, ¿por culpa, quizá?, y no dice no cuando debería. Un baby sitter masculino, por ejemplo, no solo debe cuidar a las niñas, sino “cuidarla” a ella sexualmente, ¿¡por qué no!? Y si un amigo, Vincent (Melvil Poupaud) le pide que lo represente, aunque ella sabe que no debe hacerlo, lo hace igual, con previsibles y nefastas consecuencias. Victoria es muy bonita y como no tiene tiempo para coqueteos y conquistas, recurre a las citas digitales, a las que corresponde “en persona” en su cuarto, ¡que está al lado de la de sus hijas! En el caos en el que vive, le parece lo más natural del mundo meter en su casa a un excliente, Samuel, más conocido como Sam (Vincent Lacoste) ¡un ex – dealer! Pero con Sam la pega, y le tenía que tocar, aunque más no sea por las variables de la estadística.


Amo las comedias, por su ingenio, por su levedad que sin embargo revela verdades a veces más profundas que las del drama. Aquí no hay réplicas brillantes, pero si situaciones de una inteligencia superior, como cuando la amiga lesbiana cree estar criticando duramente a Victoria, ¡y en realidad no hace más que describirse a sí misma, evidenciando ahí, en escena, su conducta! Y las situaciones con animales no le van a la zaga.


Técnicamente es una comedia romántica, pero Victoria y el sexo de Justine Triet es mucho más que eso, para empezar es también una reflexión sobre el sinsentido cotidiano, sobre los caprichos del destino, sobre víctimas que tienen todo para no serlo ¿¡y lo eligen?!, y sobre qué corno es hoy la locura.


Victoria y el sexo tiene todo para pasar desapercibida y perderse, se estrenó con solo dos funciones, 18:30 y 23:00, y no llegará a una segunda semana, pero como las películas al igual que los gatos tienen varias vidas, en las mantas de la calle, en el cable, en las plataformas de contenido, en los ciclos por internet (estuvo en un reciente ciclo de cine francés online, que ya terminó, lo siento) o donde sea que se la crucen, tómense su tiempo y conózcanla, porque Victoria estará un poco tocada, pero enamora y hace sonreír, algo nada despreciable en estos tiempos oscuros.


Gustavo Monteros

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