La lección (Urok, 2014, en el original) de los búlgaros Kristina
Grozeva y Peter Valchanov exhibe muchas de la virtudes del cine de autor aunque
también muchas de sus falencias.
Como su título lo preanuncia una moraleja está
implícita. En las narraciones, las lecciones aprendidas implican siempre una
moraleja. Esta puede surgir naturalmente de lo que se cuenta o estar
sobreimpresa de antemano a lo que va a narrarse. La lección habita el segundo caso. La historia es prácticamente una
tesis a corroborar.
Todo arranca con una docente de inglés, Nadezhda (Margita
Gosheva) que debe resolver un robo de dinero en su clase. Como buena docente,
se cree imbuida de una moralidad indiscutible y al no denunciarse el autor,
organiza una vaquita para restaurarle lo perdido a la víctima. La trama se
empeñará en demostrarle que está mal sentirse superior ante quien tiene la
necesidad de robar. Para empezar, al llegar a su casa, sabrá que su marido no
estuvo pagando la deuda con el banco y van a proceder a rematarle la casa.
Como en muchas películas de autor se prescinde de la banda
sonora y la cámara más que seguir acosa a la protagonista. Muchas escenas están
trabajadas hasta los últimos detalles, herramientas que nos hace involucrarnos
con los que se cuenta. Entre las falencias se hallan las resoluciones
caprichosas que exigen una infinita suspensión de la incredulidad, la
psicología de algunos personajes que de tan estrambótica requeriría la
escritura de nuevos tratados sobre el comportamiento, y el poner en puntos
suspensivos los aspectos más inverosímiles, dejando en escena solo sus
consecuencias, algo que en el cine comercial se considera vagancia, pero que en
el de autor se lo denomina peculiaridad, y el callar razones que solucionarían
el conflicto de inmediato, como por ejemplo por qué no decirle a la cajera que
exige los tres centavos que faltan el motivo por el que debe hacer la
transferencia nimia. Además de abusar del poder de demiurgo que tiene todo
creador y someter a sus personajes a atroces arbitrios.
Margita Gosheva es una actriz soberbia y hace
congruentes algunas dudosas resoluciones del guión sobre su personaje.
En resumen, sin ser una maravilla, se deja ver, se sigue con interés y promueve más de una bienvenida discusión.
Gustavo Monteros
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