Como
en La muerte de un ciclista (Juan
Antonio Bardem, 1955), La mujer sin
cabeza (Lucrecia Martel, 2008) o las dos versiones de la novela de Nicholas
Blake, La bestia debe morir, (Román
Viñoly Barreto, 1952; Claude Chabrol, 1969) un atropello y fuga inicia la
historia.
En
las vísperas de Nochebuena, el mozo de una fiesta de una importante escuela
privada es atropellado por un todoterreno que no se detiene. El accidente
terminará de entremezclar el destino de dos familias, ya conectadas por la
casualidad y la voluntad.
De un
lado, los Bernaschi: Giovanni (Fabrizio Gifuni) es un destacado representante
de la alta burguesía milanesa, que ya no se dedica a la industria sino a la
especulación financiera, y está casado con Carla (Valeria Bruni Tedeschi) una
aburrida patrona de las artes. Son padres de un adolescente malcriado y
tarambana, Massimiliano (Guglielmo Pinelli).
Del
otro, los Ossola: Dino (Fabrizio Bentivoglio) dueño de una inmobiliaria que
perece por entrar al circuito especulador de Giovanni. Casado con Roberta
(Valeria Golino) una psicóloga que trabaja en un hospital público. Padre y
madrastra respectivamente de Serena (Matilde Gioli) que primero sale con
Massimiliano y después con Luca (Giovanni Anzaldo) un ex paciente de su
madrastra, Roberta.
Y en
el medio el capital humano, ironía que es develada en los títulos finales.
Paolo
Virzi dirige esta versión de la novela de Stephen Amidon con elegancia,
suntuosidad, brío, y que despierta un continuo e incesante interés con su
estructura de sucesivos raccontos según un personaje distinto cada vez. La
única mácula es un final resuelto con el exacerbado melodramatismo de una
telenovela.
Entre
un elenco parejo que raya alto, es imposible no destacar el maravilloso
desempeño de Valeria Bruni Tedeschi, que como a todo lo que hace le aporta una
involuntaria dosis de humor que la vuelve única. Humor, que por otra parte
necesita por momentos esta película que se toma a sí misma muy en serio.
Imposible
también no mencionar que con una historia muy diferente, aunque con una misma
agenda (un cuento moral que arranca con un accidente que desnuda la codicia, la
hipocresía, la irresponsabilidad de una forma de vida) Damián Szifrón en “La
propuesta” de sus Relatos Salvajes
(la parte en la que están Óscar Martínez, María Onetto, Ósmar Núñez, Diego Velázquez,
Germán de Silva y Alan Daicz) lograba mucho más con mucho menos.
Gustavo Monteros
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