CINE › CLINT EASTWOOD
HABLA DE JERSEY BOYS, SU DEBUT, A LOS 84 AÑOS, EN EL TERRENO DEL MUSICAL
“No me gusta filmar
todo el tiempo lo mismo”
El viejo cowboy
volvió a sorprender con su biopic del grupo The Four Seasons, basado en un
exitoso musical. En esta entrevista explica los motivos que lo llevan a
cambiar, su larga relación con la música y cómo llegó primero a la actuación y
después a la dirección.
Por Bruce Silverstein
¿Clint Eastwood
filmando una biopic del grupo doo-woop The Four Seasons, basado en un exitoso
musical? En el ambiente del cine no hay quien no se haya mostrado perplejo ante
esa posibilidad de un año a este parte, cuando se confirmó que el viejo cowboy
(Eastwood viene de cumplir 84 a fines de mayo, y luce por estos días una barba
que no lo hace más joven) se ponía al frente de un proyecto que tuvo antes
otros candidatos. Así como no hubo, desde el momento de su estreno estadounidense,
el viernes pasado, quien no se rindiera ante la evidencia: Eastwood lo hizo una
vez más, esta vez con el material en apariencia más ajeno del mundo.
En la entrevista que
sigue, el director menos pop del mundo explica por qué le gusta abordar los
temas y películas más disímiles, repasa su larga y múltiple relación con la
música, cuenta qué fue lo que le interesó de la historia de Frankie Valli y sus
muchachos, se remonta a su juventud, explica por qué filmar lo mantiene joven y
da detalles de su nueva película, ya casi terminada, que será la número 34 de
su carrera y la número 28 que filma para la Warner (la asociación más larga
entre un director y una major, en toda la historia del cine).
–Convengamos que
Jersey Boys no es la clase de película con la que suele identificárselo.
–Es que no quiero
filmar todo el tiempo lo mismo, quiero seguir evolucionando. Si uno no
evoluciona, se deteriora. Lo mismo pasó en los comienzos de mi carrera de
actor, cuando pasé de los westerns de Sergio Leone a los policiales de Don
Siegel. La gente suponía que debía pasarme toda la vida siendo actor de
western. Y después, cuando pasé a dirigir. “¡Eh! ¿Pero cómo? ¿Es un caprichito
de estrella?” El caprichito duró más de cuarenta años y 34 películas. En los
‘80 volvió el desconcierto, cuando pasé de los films de acción a los dramas. Y
últimamente cuando filmé Más allá de la vida, que tampoco se suponía la clase
de material para mí. Espero que siga siendo así: querrá decir que me estoy
renovando.
–Lo que aparece con
mucha frecuencia en su obra, y de muy distintas maneras, es su amor por la
música, el jazz sobre todo.
–Esta es mi tercera
película sobre músicos. La primera fue Honkytonk Man (1982), donde yo hacía de
músico country alcohólico. La segunda, Bird, sobre Charlie Parker (1988). Y
ahora ésta. Por otra parte, mi personaje de Play Misty For Me, mi primera
película como director (1973), era disc jockey radial. ¡Hasta el guardaespaldas
presidencial de En la línea de fuego (1993) escuchaba Miles Davis para
relajarse! (Risas.)
–Para no mencionar
que ya en los ‘60 usted aparecía cantando en una película.
–¡Ah, sí! (Risas.) En
La leyenda de la ciudad sin nombre (1969), una comedia western con Lee Marvin y
Jean Seberg, yo cantaba una balada. ¡Pero no fue ése el primer tema que canté!
El primero que grabé fue Rowdy, una canción cowboy. Rowdy era el nombre de mi
personaje en la serie Cuero crudo (Rawhide). Se ve que como la serie tenía un
buen rating a alguien se le ocurrió que no estaría mal editar un simple con un
par de canciones.
–A propósito de eso,
¿qué lo llevó a incluir en Jersey Boys unos planos de Cuero crudo, que se ven
en un televisor?
–Alguien tuvo la
idea, me pareció simpático, curioso (la serie es efectivamente contemporánea al
surgimiento de The Four Seasons) y lo usé.
–Volviendo al tema de
la música, en la banda de sonido de Medianoche en el jardín del bien y del mal
usted canta un tema y su hija Alison, otro. Además dirigió uno de los episodios
de la serie sobre el blues que produjo Martin Scorsese y produjo un notable
documental sobre Thelonious Monk, dirigido por Charlotte Zwerin. Su hijo Kyle
es músico profesional. Es bajista, grabó dos álbumes al frente de su grupo y,
desde Mystic River en adelante, compone junto a usted las bandas de sonido de
sus películas.
–Así es. Hay un dato
que le falta, me parece.
–¿Cuál?
–Que mi papá cantaba.
Era un trabajador de la industria del acero y tuvo un grupo allá por los años
‘30. Yo de chico tocaba el piano y seguí haciéndolo de adolescente.
–O sea que
sorprenderse de que Clint Eastwood dirija un musical es estar poco informado,
¿no?
–Bueno, puede ser
(risas).
–Lo que en tal caso
podría preguntarse es por qué filmar una película sobre The Four Seasons.
–Había algo ahí que
me interesaba. O un conjunto de cosas: el surgimiento de una estrella pop desde
el anonimato absoluto, la comunidad italoamericana de New Jersey, que no es tan
conocida como la de Nueva York, la elección para los jóvenes callejeros de New
Jersey entre la mafia y la música... Y después está el coraje de ser músicos en
ese ambiente, en esa época. Ser músico estaba visto como algo poco masculino. Y
si usted tiene el timbre hiperagudo de Frankie Valli, mucho más.
–¿Filmó el primer
guión que llegó a sus manos?
–No. El primero que
recibí fue uno escrito por un muy buen guionista, John Logan, al que me pareció
que le faltaban cosas. Empecé a investigar y me encontré con un guión previo,
escrito por Marshal Brickman y Rick Elice, autores del musical de Hollywood,
que me pareció superior. Trabajé sobre ese guión.
–Hablando de Frankie
Valli, ¿lo conoció personalmente?
–Sí, desde ya. Lo
invité al set de filmación y estuvimos hablando mucho de música. Tenemos gustos
en común. La primera vez que nos vimos nos la pasamos hablando de la era de las
big bands. De Basie, Stan Kenton, Sinatra...
–Que era de New
Jersey, por cierto.
–Sí, claro. Por eso
en la película es todo un referente para estos chicos, cuando empiezan su
carrera.
–¿Qué edad tiene
Valli?
–Ochenta. Los cumplió
en mayo, poco antes que yo.
–Son de la misma
generación.
–Claro. Hasta el
punto de que The Four Seasons editan el tema que los consagra, “Sherry”, en
1962, el mismo año en que yo grabé Rowdy. Obviamente que en el terreno musical
no tuvimos carreras muy parecidas (risas).
–¿Valli se sigue
presentando en vivo, no?
–Sí, sigue haciendo
giras.
–En eso sí se
parecen.
–Bueno, no pienso
retirarme por el momento.
–¿Ya tiene otra
película lista, no?
–En posproducción. Se
llama American Sniper y está basada en las memorias de un francotirador de
elite de la marina, que recuerda sus acciones en combate en Medio Oriente, que
incluyen un par de centenares de enemigos muertos.
–O sea que vuelve a
reflexionar sobre la violencia, como viene haciendo desde Los imperdonables.
–Bueno, hablemos de
eso cuando la película se estrene.
–¿Cuándo sería?
–El año próximo.
Todavía no hay una fecha prefijada.
–¿Qué lo lleva a
seguir filmando?
–Me mantiene joven y
activo.
–¿Y respecto de
actuar?
–Sólo en la medida en
que encuentre roles que me vayan bien. Tenga en cuenta que tengo más de 80, y
no hay tantos papeles para gente de esa edad.
–Usted comentaba que
de adolescente tocaba el piano. ¿Cómo fue que pasó a la actuación?
–Yo nunca quise saber
nada con actuar. Por un lado, era muy tímido. Por otro, me gustaba hacer cosas
más “de hombre”: jugar al rugby, nadar, esas cosas. Pero a los veintipico me
encontré sin trabajo en Los Angeles, y si usted está sin trabajo en Los
Angeles, ¿qué hace?
–Se presenta a una
prueba de actuación.
–Exacto. Es lo que
hice, junto a un amigo. Tuve que poner mucho empeño, porque al comienzo todos
me decían que era malísimo. Pero soy obstinado, así que me propuse
demostrarles, y demostrarme, que podía ser bueno. Ahí empecé a actuar.
–En los ‘50. Primero
en roles secundarios en cine, como en La revancha de la criatura y Tarántula.
Después se hizo popular en la tele, con Cuero crudo, y a comienzos de los ‘60
lo llamó Sergio Leone. ¿Cómo fue que empezó a dirigir películas?
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