Reproduzco esta
nota más que nada porque a todos nos interesa estar al tanto de la edad de los
actores.
Domingo 24 de noviembre de 2013 | Publicado en edición
impresa
Hollywood
Estrellas que no se apagan
Los protagonistas envejecen sin sucesores; films para
caras nuevas, como 50 sombras de Grey, ponen en aprietos a los estudios
Por Javier Porta Fouz
| Para LA NACION
Sylvester Stallone: 67. Arnold Schwarzenegger: 66.
Bruce Willis: 58. George Clooney: 52. Robert De Niro: 70. Al Pacino: 73. Robert
Downey Jr.: 48. Harrison Ford: 71. Viggo Mortensen: 55. Brad Pitt: cumple 50 en
diciembre. Tom Cruise: 51. Adam Sandler: 47. Daniel Day Lewis: 56. Denzel
Washington: 58. Clint Eastwood: 83. ¿Y Leonardo Di Caprio? Un niño realmente,
cumple 40 recién el año que viene, las ventajas de haber empezado muy joven y
haber participado en un éxito descomunal como Titanic (1995) muy pronto.
El promedio de edad de estas dieciséis estrellas del
cine de hoy (incluido el niño Di Caprio), de esas que convocan público por su
propio nombre, es 59 años ¿Pueden encontrar una cantidad similar de estrellas
taquilleras, pero con un promedio de edad de 49 años? ¿Y con 39? Prueben:
cuando hizo El padrino II, Al Pacino tenía 34, y De Niro, 31 años.
Simplificando y generalizando mucho, podemos decir que las grandes estrellas
masculinas jóvenes son un invento del cine de décadas pasadas, y que lo que hay
ahora es apenas un eco de eso, ¿o será un último estertor? ¿Dónde están los
Pacino y De Niro actuales?
Cuando se estrenó Volver al futuro Michael Fox tenía
24 años, ¿dónde está el nuevo Michael Fox? Sí, claro, hay estrellas más nuevas:
Matt Damon tiene 43 y Ben Affleck, 41 ¿Justin Timberlake? 32 años ¿Jesse
Eisenberg? 30. Podemos bajar la edad y encontrar algunos nombres más (no
tantos), pero al compararlos con los citados al principio nos alejamos cada vez
más de la noción de estrella: nombres inmediatamente reconocibles por el
espectador (es decir, sin necesidad de aclarar "Jesse Eisenberg, el de Red
social"). En el caso del cine de acción, un surgimiento rutilante de los
últimos años fue el inglés Jason Statham, que llegó a la fama con poco pelo y
hoy tiene 46 años. El éxito, para los actores en el cine de hoy, está lejos de
estar asociado automáticamente con la juventud.
Sí, hay éxitos que tienen actores jóvenes. Crepúsculo
por ejemplo. Pero si nos detenemos en el veinteañero Robert Pattinson, veremos
que su éxito proviene de la serie vampírica y que él, por sí solo, no puede
trasladarlo automáticamente a otra película. Lo mismo ha ocurrido con los
jóvenes actores de Harry Potter. Y megaéxitos globales como la serie -por ahora
sin fin- Rápidos y furiosos tampoco transfieren su atractivo a otros proyectos
de los actores principales, que ya no son unos niños.
En el siglo XXI, muchos éxitos se construyen con una
marca (best sellers como punto de partida es una fórmula muy utilizada) que
puede prescindir de un director especialmente conocido y de actores
superestrellas. Ahí están las mencionadas Harry Potter y Crepúsculo: estas
películas hacen famosos a sus actores y no al revés. Y así tal vez será con la
adaptación de 50 sombras de Grey y Jamie Dornan.
Las películas de animación más grandes, si bien suelen
contratar a muchos actores conocidos para que aporten sus voces, tienen éxito
también dobladas a otros idiomas, lo que probaría que tampoco para ellas son
tan necesarias las estrellas. De esto podemos derivar una hipótesis rápida
sobre por qué hoy no surgen tantas estrellas jóvenes: buena parte del cine
sigue haciendo negocios sin necesitarlas. Sí, hay otra zona del cine que,
impulsada por el nombre de los actores, continúa generando éxitos, pero esos
éxitos no son necesariamente la porción más grande de la torta.
Era distinto en el pasado: en los setenta no había
estas series de secuelas y más secuelas y el cine de animación estaba muy, pero
muy lejos de generar (en términos absolutos y en términos relativos) los
ingresos de hoy en día. Pero en esa década ya estaba el germen de las películas
que basan su venta mucho van más allá de las estrellas: Tiburón (1975) de
Steven Spielberg (Roy Scheider, Robert Shaw y Richard Dreyfuss eran conocidos,
pero no estaban por delante de los dientes del asesino acuático en el afiche)
y, por supuesto, La guerra de las Galaxias (1977) de George Lucas, que ayudó a
construir como gran estrella a Harrison Ford (y falló con Mark Hamill). Spielberg
y Lucas, si bien a partir de hacerse exitosos lograron trabajar con otras
estrellas, empezaron a probar que quizá no eran tan necesarias, y el cine de
hoy sigue utilizando sus enseñanzas. Habría que preguntarles a los actores
prometedores de hoy en día si no hubieran preferido ser jóvenes promesas (o
realidades consumadas) en los setenta o en los ochenta.
Hay otra manera de ver este fenómeno: a edad similar,
los actores de hoy en día parecen mucho más jóvenes que los actores de décadas
pasadas. Es fácil de entender: gracias a diversos factores (algunos más
naturales, otros menos) estrellas que son muy conocidas y que portan una larga
carrera previa parecen de mucha menos edad que la que tienen. Y entonces, otra
hipótesis: no habría tanta necesidad de estrellas nuevas porque las estrellas
establecidas (de cuarenta o de mucho más) lucen cada vez más jóvenes. En una
nota reciente de Vulture se hacía una comparación entre actores de hoy y del
pasado con edades similares. Un par de ejemplos: Harrison Ford es hoy dos años
mayor que Burgess Meredith cuando hizo de Mickey en Rocky . Y Bruce Willis
tiene la misma edad que Spencer Tracy cuando hizo El viejo y el mar. Las
actrices también están en la nota de Vulture, pero es un tema que se podrá
tratar en otra ocasión: aunque algunas se comparten, entran a jugar otras
variables dignas de verse por separado.
¿Y en cuanto a los actores argentinos? La estrella más
grande del cine nacional en este momento es Ricardo Darín, ¿Edad? 56 años. ¿Y
los otros dos nombres que llevan mucho público en el cine argentino? Guillermo
Francella tiene 58 y Adrián Suar, 45. Por otra parte, a juzgar por la recepción
en la Argentina de los nombres más nuevos de Hollywood, es aún más difícil
instalar una estrella joven aquí que en los Estados Unidos. Por ejemplo,
Channing Tatum (33) no es una estrella para el mercado local y las magras
cifras de sus estrenos lo prueban. En cambio, Johnny Depp sigue llevando mucha
gente a los cines: El llanero solitario funcionó en el mercado local mejor que
en el promedio mundial. Claro, Depp, de eterna cara de joven y que recién
cumplió los 50, un niño al lado de los largamente septuagenarios Stallone y
Schwarzenegger..
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