Desde hace años, por suerte, pertenezco a los seguidores de Diego Capusotto, secta en expansivo crecimiento. Por suerte, insisto y enfatizo, congenio con su humor. De no ser así, me hubiera perdido la oportunidad de disfrutar del talento de uno de los tipos más creativos de este país. Por suerte, digo, porque al contrario del diálogo con los actores dramáticos, la relación con los cómicos es mucho más visceral. A los actores dramáticos, uno puede odiarlos hasta el desprecio, pero les concederemos, con un mínimo de tolerancia, un resto de ecuanimidad. A los cómicos, uno puede quererlos hasta perdonarles todo, y si no nos causan gracia, pobres, los detestamos como a monigotes ridículos negados a toda redención. Algo así como que las reglas del romance se aplican a nuestra relación con los cómicos: o tenemos química o nada. Las tibiezas de los términos medios no existen.
De ahí a que vayamos a ver las películas de nuestros cómicos favoritos como quien visita a un amigo. Vamos a profundizar la relación, a constituir nuevos recuerdos, a fundar nuevas gracias que no nos cansaremos de repetir sin que fallen la sonrisa o la carcajada.
Pájaros volando es la segunda película de Néstor Montalbano que reúne a Diego Capusotto y Luis Luque. Antes habían hecho la deliciosa Soy tu aventura en la que también participaba Luis Aguilé, figura insoslayable de la infancia televisiva de los que pasamos los cuarenta.
Pájaros volando, que tiene guión de Damián Dreizik, es una de risa, muy efectiva, que rebasa talento cómico. Montalbano se mueve en una zona en la que conviven un costumbrismo exacerbado y un absurdo desequilibrante. Sabe construir logradísimos momentos hilarantes y los cinco para el peso que le faltan quizá tengan que ver con la falta de una orquestación más definida de los 20 minutos finales que lleven su film a la excelencia indiscutible. Este exceso de celo crítico de mi parte no impidió que disfrutara a lo grande cada minuto de la película.
El elenco mezcla a actores (Capusotto, Luque, Dreizik, Vanesa Weinberg, Juan Carlos Mesa, Osqui Guzmán, Verónica Llinás, Alejandra Flechner, Lola Berthet, Atilio Pozzobón, Eduardo Calvo) con no actores (Antonio Cafiero, Víctor Hugo Morales, Miguel Zabaleta, Claudia Puyó, Miguel Cantilo, Adolfo Sánchez, Norberto Verea). De la mayoría de ellos, me fui con una secuencia que me desternilló y que creo que no olvidaré.
Luque es un actor inmenso. De Capusotto, a quien los elogios excesivos lo incomodan, sólo diré que está a la altura de sus antecedentes, lo que es muchísimo. Y a riesgo de ser injusto con Osqui o con Dreizik, me es imposible no destacar en esta crónica a Mesa. Un deleite, mire.
Un abrazo,
Gustavo Monteros
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