viernes, 17 de febrero de 2023

Desafío del mes de San Valentín - Tercera semana

Este Febrero es un mes complicado para mí. Tengo que despejar incógnitas, tomar decisiones, aceptar condicionamientos que no dependen de mí, etc. Pero para no obsesionarme, desarrollar ideas satélites o hacer de mi mente un embudo atascado, me conviene pensar en otras cosas. Y como el cine es una de las pocas cosas que siempre me divirtió, nunca me traicionó y si alguna vez me decepcionó, me recompensó casi de inmediato, me planteé un desafío. Como es el mes de San Valentín, voy a ver si puedo completar una lista de 28 películas de amor que me gusten de verdad.

Sábado 11 de febrero de 2023 


Día 11: Deux (Nosotras, Filippo Meneghetti, 2019)

Madeleine (Martine Chevallier), Madó en la intimidad, es una persona témpano, no porque sea fría como el hielo, en su caso lo contrario, sino porque tiene más por debajo de lo que muestra en la superficie. Es viuda, jubilada con dos hijos en la treintena larga. La hija (Léa Drucker) considera que el padre la tiranizó y que mamá no se separó por privilegiar la familia. El hijo (Jérôme Varanfrain) cree que mamá no quiso a papá lo suficiente y que lo desvaloró. La verdad, como acostumbra, quizá ande por el medio de tanto y tan poco. Madeleine oculta que desde hace más de 20 años está en relación con Nina (Barbara Sukowa) que vive en el otro departamento, el de enfrente al suyo, en el piso que comparten de un viejo y señorial edificio. Planean vender los dos departamentos, comprarse uno en Roma e ir allí a transcurrir los años dorados. Pero Madeleine no se anima a comunicárselo a sus hijos, porque equivale a blanquear la situación. Madeleine sufrirá un derrame cerebral y lo no dicho se revelará de la peor manera. Porque Nina no pasará, así como así, de ser el alma de Madó a la vecina entrometida de tan solícita, nadie, una casi extraña. Entre tanto adulto patético, el nieto de Madó, un chico de 7 años, al ver una foto vieja de un contingente de turistas por Roma deducirá por donde vienen los tiros y como todavía no está contaminado por prejuicios ni religiosidades, aceptará que el amor es amor y que todo lo demás no importa.

 

Domingo 12 de febrero de 2023


Día 12: The Remains of the Day (Lo que queda del día, James Ivory, 1993)

Esta es una tragedia sobre la impotencia, no la que se cura con té de yuyos, un dedo artero donde no da nunca la luz del sol o con la célebre pastilla azul, sino la peor, la más difícil, la que viene de la voluntad, del corazón, del espíritu. El mayordomo Stevens (Anthony Hopkins) ama a y es amado por la señorita Kenton (Emma Thompson), el ama de llaves de la mansión solariega en la que trabajan. ¿Por qué entonces llegado aquel momento de arrebatadora intimidad Stevens no puede cruzar el límite y dar el beso que le arde en el cuerpo? Sí, sí, las rigideces del espacio-tiempo en el que se desenvuelven le dan la excusa perfecta. Está bien, está bien, en los fines de los años treinta, en un palacete inglés, en los rangos de la servidumbre, el amor puede parecer una trasgresión. Tampoco son dos generales en una tienda de campaña, o dos enfermeras en el armario de ropa limpia de un hospital, donde la trasgresión puede ser titánica. Son un hombre y una mujer, el modelo de pareja aceptada en esos tiempos de almidón y pruritos. Sin embargo, cuánto más grande es la trasgresión, más urgente es cruzar el límite. Si es chiquita, se la subestima y no se la reconoce en su dificultad. Y en el fondo, Stevens y Miss Kenton son dos soldados. Inglaterra llegó a ser un imperio y hasta hoy, a pesar de vaivenes y encogimientos, sigue siendo un país (más bien, una nación) fuerte. Y una nación se construye con máscaras, prototipos, mitos. Stevens elige la máscara del sirviente perfecto y desde esa máscara contribuye al engrandecimiento de su nación. Su sentido del deber le impide sacársela aun en la intimidad. Suprema ironía que haya sido el mayordormo perfecto de aristócratas simpatizantes nazis, algo que él supo y no quiso asumir porque el perfecto sirviente no juzga al amo. Y así Stevens se queda solo y le niega a Miss Kenton la posibilidad de ser feliz. El deber a ultranza no hace la felicidad y la miopía política, menos que menos.

 

Lunes 13 de febrero de 2023



Día 13: The French Lieutenant's Woman (La amante del teniente francés, Karel Reisz, 1981).

Vista desde el amor y esos incendios, Sarah Woodruff (Meryl Streep) es una reverenda hija de puta. Y se salva de ser catalogada como una histérica de campeonato porque la maravillosa novela de John Fowles que la concibe, la erige como una protofeminista. Estamos en la Inglaterra de los 1850, o sea en el período victoriano, Sarah trabaja como dama de compañía de una vieja de mierda y se pone a pensar en su futuro. Para no caer en la servidumbre a secas (por ser dama de compañía / institutriz, se considera una sirvienta glorificada) o en la prostitución, la única salida que le queda es casarse bien, para lo cual no cuenta con los dos requisitos básicos, ser de buena familia y tener contactos. Se inventa entonces una historia trágica, la de haber sido seducida y abandonada por un teniente francés. A la falta de prosapia, la sustituye con una leyenda destinada a atrapar curiosos galanes transgresores, y que de paso le asegura espantar a los timoratos o santurrones. Y la fortifica paseándose por las tardes, embozada de negro, por un malecón golpeado por las olas, con la mirada hacia la costa francesa. Cae en la trampa un paleontólogo, Charles Henry Smithson (Jeremy Irons) que llegó a la región a conocer a sus ricos suegros. Sarah logra obnubilarlo de pasión. Charles ya no se casará con la bella y noble Ernestina (Lynsey Baxter), la que le inicia un juicio por ruptura de compromiso (algo que hace por supervivencia, el escándalo le resta posibilidades de conseguirse otro buen partido). Pero cuando Charles, enamorado y libre, va a buscar a Sarah, descubre que esta se ha ido. Desesperado de amor, contrata detectives para que la busquen. Sarah para no ser encontrada se ha cambiado de nombre, ahora pasa por Mrs Roughwood. Tres años más tarde, le da a conocer su paradero a Charles, está como institutriz de los hijos de un arquitecto progresista en Escocia. Se había fugado para encontrarse a sí misma. Charles la putea en todos los idiomas que conoce y en otros que improvisa, aunque termina por perdonarla. (La trama paralela que inventa Harold Pinter en el guion, para dar cuenta del final alternativo en la novela y de las disquisiciones sociológicas, la de los actores contemporáneos que protagonizan el relato victoriano, tampoco deja bien parada a la contrafigura actual de Sarah). Y si no fuera por el amor perruno que tan bien expresa Jeremy Irons, esta no sería considerada una historia de amor nunca de los jamases. Meryl Streep es justamente idolatrada por un currículum impresionante, pero entre sus primeros logros, yo siempre elijo el de La amante del teniente francés, porque solo una grande pudo habernos vendido como heroína romántica a semejante turra.

 

Martes 14 de febrero de 2023


Día 14: Casablanca (Michael Curtiz, 1942).

¿Es posible resumir el argumento de una película transcribiendo algunos de sus diálogos? Intentémoslo.

Casablanca, Marruecos, 1941

En el bar de Rick

Capitán Renault: ¿Qué diablos te trajo a Casablanca, Rick?

Rick: Mi salud. Vine por las aguas termales.

Capitán Renault: ¿Qué aguas? Si estamos en el desierto.

Rick: Me informaron mal

……………….

En el bar de Rick

Rick (viendo entrar a Ilse y a Victor Laszlo): De todos los bares de mala muerte del mundo, ella tiene que venir al mío.

………………..

En el bar de Rick

Ilse: No estaba segura de que fueras el mismo. Veamos, la última vez que nos vimos…

Rick: Fue en La bella Aurora.

Ilse: Qué lindo que te acuerdes. Pero, claro, fue el día que los alemanes entraron a París.

Rick: No es un día fácil de olvidar.

Ilse: No.

Rick: Recuerdo cada detalle. Los alemanes vestían de gris, vos, de azul.

………………..

En el bar de Rick

Rick: Lo felicito.

Victor Laszlo: ¿Por qué?

Rick: Por su trabajo.

Victor Laszlo: Intento hacerlo bien.

Rick: Nosotros lo intentamos, usted lo logra.

…………………….

En el bar de Rick

Rick: ¿Cree que vale la pena pelear por lo que pelea?

Victor Laszlo: Debería preguntar si vale la pena respirar. Si dejamos de respirar, morimos. Si dejamos de combatir a nuestros enemigos, el mundo morirá.

………………….

En el bar de Rick

Ilsa (llorando): Sos nuestra última esperanza, Rick. Si no nos ayudás, Victor Laszlo morirá en Casablanca.

Rick: ¿Y qué? Yo moriré en Casablanca. Es un buen lugar para hacerlo.

……………………

Victor Laszlo: Sé más de usted de lo que sospecha. Sé, por ejemplo, que está enamorado de una mujer. Y es curioso de los dos estemos enamorados de la misma. Cuando entré a este bar por primera vez, supe que había algo entre usted e Ilsa. Como nadie tiene la culpa, no exijo ninguna explicación. Solo le pido una cosa, ya que no me dará los salvoconductos, salve a mi esposa. Sáquela de Casablanca.

Rick: ¿Tanto la quiere?

Victor Laszlo: Usted me considera solo el líder de una causa. También soy un ser humano. Sí, tanto la quiero.

……………………….

En el aeropuerto

Ilsa: Lo decís para que me vaya.

Rick: Lo digo porque es verdad. Los dos sabemos que le pertenecés a Victor. Sos parte de su trabajo. La parte que no lo hace claudicar. Si el avión despega y no estás con él, te arrepentirás. Tal vez, no hoy ni mañana, pero pronto y por el resto de tu vida.

Ilse: ¿Y nosotros?

Rick: Siempre tendremos París. No lo teníamos, lo habíamos perdido hasta que volviste a Casablanca. Lo recuperamos anoche.

……………………

En el aeropuerto

Capitán Renault: No solo sos un sentimental, ahora sos también un patriota.

Rick: Parecía el momento para empezar.

Capitán Renault: Te convendría salir de Casablanca por un tiempo. Hay una plaza libre en Brazzaville. Podría ocuparme del pasaje.

Rick: ¿Y mi salvoconducto?

El capitán Renault asiente (…)

Rick: Creo que este es el comienzo de una linda amistad.

………………………

Y NOSOTROS SIEMPRE TENDREMOS CASABLANCA

 

Miércoles 15 de febrero de 2023


 

Día 15: Gone with the wind (Lo que el viento se llevo, Victor Fleming, 1939)

Lo que el viento se llevó es muchas cosas. Un fresco épico de la Guerra de Secesión norteamericana, la visión de la problemática negra de una autora blanca a fines de los años treinta y sobre todo, una formidable historia de amor con una protagonista excepcional. Scarlett O'Hara (Vivien Leigh) más que una heroína romántica, es una heroína a secas. Décadas antes de los principios de autoayuda, ella ya nos formaba con el Mañana será otro día. Y cuando se redondeó el concepto de resiliencia, demostró ser uno de los ejemplos más acabados. A pesar de haber sido criada como una mimada niña rica, no era una frágil muñequita de porcelana, era de armas tomar y a la hora de defender sus caprichos tenía más recursos que almacén de ramos generales. Eso sí, conseguía lo que se proponía sin ninguna consideración ética o moral. Y al final, cuando la horma de su zapato, el hombre de su vida, Rhett Butler (Clark Gable), harto de toda hartura, le cerraba la puerta en la cara con el histórico: Francamente, querida, me importa un bledo, se suponía que debíamos plantearnos si lo recuperaría. Suspenso vano, porque nadie en su sano juicio dudaba de que si así era su voluntad, lograría más temprano que tarde que él volviera a su lado. En lo personal, siempre me he quedado con lo que he dado en llamar "el juramento de los rabanitos". Al final de la primera parte, después de muchas penurias, logra regresar a su heredad, la mansión apenas se mantiene en pie y los campos están arrasados. Muerta de hambre, cae de rodillas y se debate sobre si comer tierra. Mete las manos en la tierra y logra dar con unos rabanitos. Se pone de pie con los rabanitos en la mano y se jura ¡Nunca más! (en mi interpretación desafía a Dios, le jura que ni Él va a volver a ponerla en una situación de vulnerabilidad nunca más) Yo, muchas veces en mi vida, hice el juramento de los rabanitos. No siempre tuve la determinación de cumplir el juramento cabalmente. Es que estar a la altura de Scarlett no es para cualquiera.

 

Jueves 16 de febrero de 2023


 Día 16: Frankie & Johnny.

Si bien Frankie and Johnny (Garry Marshall, 1991) está centrada en la conmovedora historia de amor de Frankie (Michelle Pfeiffer) y Johnny (Al Pacino), la corte de milagros que los rodea en el Apollo Café Grill y adyacencias también nos enamora y aledaños. Porque está cascoteados, boicoteados, negados, resistidos, solos, acompañados, depreciados, valorados, enorgullecidos, embrabecidos, apechugados, amuchados, abúlicos, entusiastas, sorprendidos, elegidos, traicionados, puestos en pie, vencidos, victoriosos, encandilados, despabilados, alertas, somnolientos, esperanzados, muertos de frío, de calor, de hambre, de sed, venidos a menos, a más, con ganas, sin ganas, bellos, feos, regular, bien, mal. Como algunos, como uno, como ninguno. Amados siempre y con ganas de amar más cada vez. Como vos, yo y los de más allá. Como todos, como nadie. Hasta que el amor nos encuentre y la muerte nos separe.

 

Viernes 17 de febrero de 2023

Día 17: Goodbye Mr. Chips (Adiós, Mr. Chips, Herbert Ross, 1969)

Era muy improbable que pasara, pero pasó. Arthur Chipping (Peter O'Toole) era un profesor de Latín (ya en las primeras décadas del siglo XX, importaba poco y nada y junto con su pariente Griego estaban a un tris de desaparecer como insumo pedagógico) que aburría y desagradaba a sus alumnos en partes iguales. Retraído y tímido hasta la exasperación, con solo las imprescindibles argucias sociales, lo evitaban hasta los mosquitos. Salvo a sus colegas del encumbrado colegio donde enseñaba, con su conversión sumía en la somnolencia al mejor predispuesto. Así y todo, deslumbró y sedujo a una estrella del music-hall, Katherine Bridges (Petula Clark). Claro, la conoció en el lugar ideal para que desatara toda su sapiencia y el encanto que se le alborotaba cuando el tema lo apasionaba: ¡en las ruinas de Pompeya! Como fuera, ella supo ver al príncipe y no al sapo. Las vacaciones de verano terminaron y el nuevo año lectivo sorprendió a todos con la llegada de la Sra. Chipping, que no solo alegró la vida del vetusto maestro sino también la del claustro académico y la de los alumnos, que se revolucionaban cuando la farándula teatral caía de visita, porque Katherine había abandonado la vida escénica para ser la esposa más colorida de un opaco profesor. Pero la guerra metió la cola y ella, una auténtica patriota, no se iba a quedar sin entretener a las tropas. Una bomba transformó la felicidad en un recreo. Y a Mr. Chips no le quedaron más que las lágrimas, y asumido el duelo, los recuerdos y los alumnos. Y por increíble que parezca, los alumnos son seres humanos que a veces están a la altura de la circunstancia. A pesar del espinoso Latín, arduamente aprendido, cuando el profesor se jubila, en un homenaje final los alumnos justifican la vida del viejo maestro. Porque como se sabe, nadie que ha aprendido a amar, pasa sin dejar huella.

Gustavo Monteros

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