jueves, 10 de octubre de 2019

London has fallen - Londres bajo fuego




A veces me gusta investigar qué tan malo es lo malo. London has fallen / Londres bajo fuego (Babak Najafi, 2016) película intermedia de la franquicia sobre el guardaespaldas Mike Banning (Gerald Butler) (antes viene Olympus has fallen / Ataque a la Casa Blanca (Antonio Fuqua, 2013) y hace poco se estrenó Angel has fallen / Presidente bajo fuego (Ric Roman Waugh, 2019)) ha recibido críticas que van de lo horrible a lo espantoso.


Como generalmente pasa cuando uno se prepara para ver algo que sabemos de antemano que es malo, por un mecanismo de contrariar lo que se dice o hemos leído…no nos resulta taaan malo.


Londres bajo fuego es de esas pochocleras en las que la psicología de los personajes, la lógica dramática, la progresión de la historia o el sentido común más elemental importan poco o  nada. Este tipo de película se rige por la instrumentación de secuenciar cada cuatro minutos una escena de violencia de algún tipo, explosiones, tiroteos, cuchilladas, patadas, peleas de puños o algún tipo de persecución, a pie, en moto, en auto, en bote o en avión. Y la efectividad se mide en si el interés se conserva hasta el final, algo que no siempre pasa ante la acumulación de efectos similares.


Aquí la excusa es el entierro de un primer ministro inglés que ha muerto de repente. Presidentes de las principales potencias se unirán en Londres a ofrecerle los respetos finales. El problema es que terminan siendo víctimas de un vengativo vendedor de armas, convenientemente islamista, que ha perdido a toda su familia en un ataque dirigido en su contra.


Ya de movida, como espectadores estamos en problemas porque no hay aquí bueno contra malo sino malo contra malo. Porque si el supuesto malo vende armas, el presidente yanqui, Benjamin Asher (Aaron Eckhart), también.


Los terroristas no se andan con remilgos y vuelan a casi toda la comitiva presidencial mundial, lo que más que conmoción emocional desata un anarquista placer culposo: ma’ sí, que los vuelen a todos. Pero como entendemos de qué va la franquicia, sabemos que no matarán al presidente yanqui (el ya mencionado bueno de Eckhart en su versión más WASP posible) o que lo harán al final de la película, solo nos resta esperar a que los tiros y las patadas nos espanten el aburrimiento.


En lo personal lo lograron hasta que llegan los 20 minutos finales, en los que estaba a punto de caerme dormido, a pesar del potente ruido de la banca sonora. Ojo, mi aguante no es el promedio, tanta bala sin suspenso suele aburrirme rápido. Y no es que sea un quisquilloso solo educado con cine de autor. Me gusta el cine industrial como el que más, pero me engancha que haya un mínimo de planteo dramático. Aquí la sorpresa pasa por saber quién es el traidor que está vendido a los terroristas, pero después del tiroteo 2.387.947 la identidad me interesaba menos que la vida privada de las hormigas venusinas.


En resumen, para un domingo a la tarde de lluvia, mucha lluvia.

Londres bajo fuego puede verse en Netflix.

Gustavo Monteros


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