jueves, 17 de octubre de 2019

Fractured - Fractura


Hay una variable del policial que bien puede resumirse así: Alguien desaparece y quienes pueden atestiguar los momentos antes de la desaparición se hacen bien los boludos.


Hay un viejo film de Hitchcock que inaugura esta tendencia, aunque no fue la primera película que vi sobre el tema.



No, la primera que vi, allá en mi lejana infancia, fue So long at the fair (Anthony Darnborough y Terence Fisher, 1950) rebautizada por estos pagos como Extraño suceso con Jean Simmons y Dirk Bogarde, sobre un par de hermanos que van a la famosa Feria de París en la que se inauguró la Torre Eiffel. Los dos se instalaban en un hotelito muy elegante. Se iban a dormir y a la mañana siguiente el hermano y, lo que es más curioso, la habitación donde se había instalado ya no estaban. Y los empleados de hotel porfiaban que había llegado sola.


 La segunda que recuerdo la vi por tele. La clásica Bunny Lake ha desaparecido (Bunny Lale is missing, Otto Preminger, 1965) con Laurence Olivier, Carol Lynley, Keir Dullea, Anna Massey y Noël Coward, entre otros notables. Una madre, recién instalada en Londres, iba a buscar a su hijo a la salida de la escuela. Pero el chico no estaba por ningún lado y en la escuela insistían que no había inscripto alumno con tal nombre y menos con las características físicas descritas por la madre.



La tercera fue una remake de la de Hitchcock que mencionaba: La dama desaparece (Anthony Page, 1979) con Elliott Gould, Cybill Sheperd y Angela Lansbury. Y en un ciclo de cine de trasnoche, vi por fin The Lady Vanishes (Alfred Hitchcock, 1938) con Margaret Lockwood, Michael Redgrave y May Whitty, sobre la señora que parece haberse evaporado de su camarote en un tren que recorre Europa.



Ahora la variable está en una película recién estrenada en Netflix, Fractured (Fractura, Brad Anderson, 2019). El desavenido matrimonio de Ray (el bueno de Sam Worthington, más atribulado que nunca) y Joanne (Lily Rabe (tan luminosa como siempre) más su hijita Peri (Lucy Capri) terminan en un hospital (que parece no dar abasto) por culpa de una fractura en el brazo, sufrida por la nena en un accidente en un parador de la ruta, al que recalaron camino a casa después de pasar Acción de Gracias con los padres de  Joanne. Peri y Joanne son llevadas a que le hagan un estudio a la nena, Ray debe esperar abajo frente a Recepción. Se duerme y cuando despierta, los del hospital aseguran que entró solo.



El director Brad Anderson (El maquinista, 2004, Transiberiano, 2008, 911, llamada mortal / The call, 2013, Eliza Graves / El manicomio de Eliza, 2014, Beirut, 2018, también para Netflix con Jon Hamm y la divina de Rosamund Pike) cumple con los requisitos del género y siembra dudas por todos lados. El problema es que a la hora de la resolución toooodas las sospechas se cumplen, es como si el guionista Alan B. McElroy no se hubiera decido por una o en su afán por ser el más vivo de la clase se las hubiera permitido a todas. Como sea, el trámite de verla entretiene, los actores son empáticos y la dirección es briosa.


Fractured, como se dijo, está disponible en Netflix

Gustavo Monteros



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