El planteo inicial me apasionaba porque siempre me
pregunté cómo será el fin de la civilización, ya sea en sus variantes brote de
zombies, ataque extraterrestre, bomba nuclear que desata el apocalipsis o como
en este caso corte de luz que se prolonga para siempre jamás.
Vayamos al principio. Nell (Ellen Page) una estudiante
universitaria y Eva (Evan Rachel Wood) una aspirante a bailarina profesional,
viven con su padre, Robert (Callum Keith Rennie) en un hermosa y luminosa casa
en medio de un apacible bosque. Un buen día se corta la electricidad (y eso que
el ministro de lujo Aranguren, su sinceramiento de tarifas de más del 1000 %,
eufemismo oficial del más popular “tarifazo” que ahora se paga ¡mensualmente!,
la condonación de deudas millonarias a las compañías eléctricas sin ningún
argumento, válido o no, el cero control a los planes de inversión que no se
llevaban a cabo antes, que los vigilaban y multaban, imagínense ahora que se
“autoregulan”, y demás delicias que los servicios, bajo la revolución de la alegría,
nos deparan en nuestra vida cotidiana, no tienen participación en esta odisea)
El tiempo pasa y la luz no vuelve. Como es habitual en
estas historias, se desata lo peor de los seres humanos. Es como si la
electricidad, con todos los aparatos que soporta, fuera las riendas de la
civilización, que sueltas desatan la violencia, el descontrol, el caos del
sálvese quien pueda (no sé por qué siempre se da por sentado este escenario, y
no el de la supervivencia por la solidaridad, si ya no puedo comprar nada de lo
que compraba, porque los supermercados quedaron sin nada y no hay ni producción
ni distribución, en una primera instancia, creo que consultaría con los vecinos
qué les queda a ellos y les diría qué tengo yo, para ver si compartiendo
podemos durar más tiempo, si se mostraran renuentes o mezquinos quizá entonces
me pondría agresivo o egoísta, y adheriría al Sálvese quién pueda, pero no de
inmediato, como si fuera el único camino, no sé, esa presunción de violencia
insoslayable me resulta falsa.
Esta familia de tres (la madre de las chicas murió
tiempo atrás) vive aislada y así queda para evitar la disrupción social que se
supone se desató en el pueblo. El padre tendrá un accidente y las chicas
quedarán a sobrevivir por las suyas. Y entonces comienzo a no entender nada, no
porque sea incomprensible, la trama, las situaciones, los personajes son muy
sencillos, sino por cómo se desarrolla y se vive todo. En tiempos de tanta
consciencia de género comprendo que esta es una película de mujeres, hecha por
mujeres, para mujeres y que por no serlo, jamás comprenderé el por qué hacen lo
que hacen y elijen lo que elijen.
Jamás creí que fuera a pasarme algo así, siempre
consideré tener un costado femenino fuerte, pero a las evidencias me remito, no
alcanza. De todos modos creo que es un avance en la causa femenina, en el arte
al menos se ha alcanzado una independencia del modelo masculino patriarcal que
ya pergeña como en este caso un resultado exclusivamente femenino. Más de una
vez, mujeres me han señalado que tal o cual resolución en este policial, en
aquel thriller o en esa comedia vulgar les resultaba demasiado boluda, en el
más estricto sentido de la palabra, para aprehenderlos desde una sensibilidad
femenina. Decían no entender o no querer entender lo que era dictado por un mar
de bolas para el supuesto regocijo de quienes ostentaban iguales atributos
colgantes. Ahora parece darse el reverso.
En lo profundo del bosque se basa en una novela de Jean Hegland, con guión y dirección
de Patricia Rozema (Cuando cae la
noche, 1995, Mansfield Park,
1999) y protagónicos de la personalísima Ellen Page y Evan Rachel Wood (que
viene de hacerse notar y cómo en Westworld,
la serie de HBO).
En el relato hay solo tres hombres que se destacan y
que ejemplifican roles muy marcados, tenemos a Robert (el ya mencionado Callum
Keith Rennie) como El Padre, a Eli (Max Minghella) como El Novio o La Pareja, y
a Stan (Michael Eklund) como El Abusador.
En resumen, para ver en noche de chicas y discutir a
la salida, o para ver en pareja heterosexual o con amigos de géneros diversos y
solicitar a lxs representantes femeninxs aclaraciones y puntos de vista.
Por favor, sepan perdonar si sueno misógino, no es en
absoluto mi intención, solo es ignorancia. Gracias a todos los cielos el mundo
avanza.
Gustavo Monteros
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