Oldboy
(Spike Lee, 2013) es la remake de Old boy,
un film coreano de 2003 dirigido por Chan-wook Park, quien entregara el año
pasado la interesante Stoker con Mia
Wasikowska, Nicole Kidman y Mathew Goode. No vi la película coreana, lo que es
casi una confesión de culpa. Ver una remake yanqui sin haber visto el original
es como ver La Gioconda a través de la copia pobre del peor alumno de la clase.
A las pruebas me remito, si uno ve Criminal
(Gregory Jacobs, 2004) con John C Reilly y Diego Luna sin haber visto el
original no podría ni sospechar que se basa en una de las más inteligentes y
astutas películas jamás hechas, nuestras gloriosas 9 reinas (Fabián Bielinsky, 2000).
Estos
“viejos muchachos”, en una palabra o en dos, se basan en un “manga” de Nobuaki
Minegishi. Me permito la digresión de transcribir la definición de Manga según
Wikipedia: “Manga (漫画?)
es la palabra japonesa para designar a las historietas en general. Fuera de
Japón se utiliza tanto para referirse a las historietas de origen japonés como
al estilo de dibujo utilizado en el Manga. (…) El manga abarca una amplia
variedad de géneros, y llega a públicos diversos. Constituye una parte muy
importante del mercado editorial de Japón y motiva múltiples adaptaciones a
distintos formatos: series de animación, conocidas como Anime, o de imagen
real, películas, videojuegos y novelas. Cada semana o mes se editan nuevas revistas
con entregas de cada serie, al más puro estilo del folletín, protagonizadas por
héroes cuyas aventuras en algunos casos seducen a los lectores durante años.
Desde los años ochenta, han ido conquistando también los mercados occidentales.”
El
inicio es atrapante y prometedor. Joe (Josh Brolin) un ejecutivo de publicidad,
al que uno no querría de amigo porque es un miserable, es secuestrado y
mantenido en cautiverio durante 20 años. Se lo incrimina en un asesinato y un
buen día es liberado. Como es natural, lo obseden dos preguntas: ¿quién lo
encerró?, y ¿por qué? El desarrollo de la historia se permite unas caídas en el
gore (efectos sanguinolentos y mutilaciones varias) estilo Tarantino o Robert
Rodríguez. El desenlace, perverso y rebuscado, coquetea con la vieja y querida
tragedia griega.
Este
film de Spike Lee (Haz lo correcto
(1989, Do the right thing), Jungle Fever (1991), Malcolm X (1992), Girl 6 (1996), La hora 25
(2002, 25th Hour), El plan perfecto (2006, Inside Man) se parece más a un ejercicio
de estilo, prolijo y un tanto frío, que a un opus para destacar en el
currículum. Josh Brolin prueba tener magnetismo estelar suficiente para
interesar con un personaje francamente detestable. Michael Imperioli, que
pasara a la fama como el mafioso joven de Los
Soprano, pone la cara y pasa por caja. Elizabeth Olsen, que tiene con qué,
hace de chica linda. Samuel L Jackson luce un vistoso, muy vistoso, vestuario y
simula actuar. Sharlto Copley, no sé si con éxito, procura divertir con su villano.
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