Mi gran oportunidad narra el viaje de la oscuridad al triunfo de Paul Potts.
¿De
quién?
De
Paul Potts, un gordito de voz tenoril que ganó la edición 2007 de “Britain’s
got talent”.
Ah.
Al
igual que sus discos, la produce Simon Cowell, el “malo” de dicho reality, que
aquí obviamente se llamó “Talento argentino”, con el Nochero, Maximiliano
Guerra y Cathy Fulop en el jurado, ¿te acordás?
Sí,
claro.
Es
una actualización de las típicas películas de cantantes, como esas que hacían
con Elvis, Palito, Sandro o Favio; los Beatles zafaron porque se toparon con
Richard Lester, aunque después les hicieron películas sobre su subida como El nacimiento de Los Beatles (1979) o Backbeat (1994). A Mi gran oportunidad o One
chance en el original, la dirigió David Frankel, el mismo de El diablo viste a la moda (2006), Marley y yo (2008), ¿Qué hago con mi marido? (Hope
Springs, 2012).
Mirá
vos ¿y quiénes están?
El
Paul Potts es James Corden, uno de los que saltó a los primeros planos con The history boys (2006); también están Alexandra
Roach, que es simpatiquísima; Mackenzie Crook, al que parece que los seguidores
de la saga Los piratas del Caribe conocen
bien, yo, no mucho, porque de esos piratas, poco y nada, no por prejuicio, sino
porque no se dio; Colm Meaney que tiene una cara refamiliar porque está en
todas y saltó a la fama en Star Trek,
Espacio profundo 9 entre el 93 y el 99; ah y Julie Walters, que para los
pendejos es la madre de Ron en la saga de Harry
Potter, pero para nosotros siempre será la Rita a la que educaba Michael
Caine o la alumna paquetona de la profesora Liza Minnelli cuando enseñaba tap o
la primera maestra de danza de Billy Elliot, entre otros deleites inolvidables.
O sea, Educando a Rita (1983), Stepping out (1991) y Billy Elliot (2000).
Por
supuesto. ¿Y es buena?
En
su género, sí, quizá figure entre las mejorcitas. Es simpática, entretenida,
está bien narrada. Además, al gordito, salvo con la voz, las tenía casi todas
en contra, y eso siempre engancha.
Entonces,
¿la recomendás?
Sí,
si se sabe de qué va y uno la elige igual, pasás un momento de lo más agradable
y hasta emotivo por momentos.
Pero
es una producción comercial, industrial, ningún Bergman…
Y sí, pero hasta Bergman veía películas de Bob Hope, que no todo es Kafka y Zulawski, que joder.
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