viernes, 18 de octubre de 2013

Nunca estuviste tan adorable



Sin exageración ni obnubilación alguna, asevero y firmo que Nunca estuviste tan adorable es una de las obras teatrales más hermosas que se hayan escrito. En 2004 para el ciclo Biodrama (de obras que se gestan a partir de algún elemento biográfico) que coordinaba Vivi Tellas, Javier Daulte estrenó esta, insisto, bellísima pieza en el Teatro Sarmiento. Debido a su éxito pasó al año siguiente al Teatro de la Rivera (donde pude verla) para terminar en el 2006 en la calle Corrientes, más precisamente en el Broadway.

La talentosa actriz Mausi Martínez se enamoró de ella y decidió llevarla al cine en el 2009. Compartió el guión con Daulte y escribió las letras de las canciones que se oyen en el film (en la puesta original había interludios musicales sin letra).  La obra cuenta hechos de la vida de la abuela materna de Daulte.

La primera parte es apabullantemente locuaz y de incesante ritmo, no hay que desesperar, de a poco se comprende cuáles son las relaciones entre los que hablan  y de quienes hablan. En mi cabeza, este inicio se equipara al famoso arranque de la novela de Manuel Puig, La traición de Rita Hayworth, con aquel larguísimo diálogo pelado en el que no se especifica quienes hablan, dónde y en qué momento. Y ya que hablamos de Rita Hayworth, digamos que el título es la traducción literal del nombre del film que Rita coprotagonizó en 1942 con Fred Astaire (You were never lovelier), que aquí se conoció como Bailando nace el amor y que no es otra cosa que la remake de Los martes, orquídeas, película de 1941 que transformó a Mirtha Legrand en estrella de la noche a la mañana. De allí que en el monólogo de Mirta Busnelli donde narra la anécdota que pagará tan caro, ven en un cine Los martes, orquídeas.

Como en ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, 1966, de Mike Nichols, Mausi Martínez no disimula el origen teatral sino que más bien lo celebra. Excelente decisión ya que el texto es muy rico. Martínez estiliza la escenografía y el vestuario y ofrece una película tan sencilla como elegante. María Onetto, de pelo corto y teñido de rojo, tiene un aire a la Gwen Verdon de los años 60, tiempo en que transcurre la acción.

Martínez conservó a parte del elenco original, a las dos insustituibles protagonistas, María Onetto y Mirta Busnelli, y a Lorena Forte, Lucrecia Oviedo y William Prociuk. Reemplazó a Carlos Portaluppi (Guillermo Arengo hizo también ese papel en la obra) por Luis Luque y a Luciano Cáceres por Gonzalo Valenzuela. Luque está perfecto, pero me cuesta olvidar lo maravilloso que estaba Portaluppi. Valenzuela está también muy bien como el padre de Daulte.
Este domingo 20 de octubre, día de la madre, a las 18 hs puede verse Nunca estuviste tan adorable en Incaa TV. Si tienen la suerte de tener este canal en la grilla de su cable, no se la pierdan. La película se distribuyó poco, no se editó en DVD y merece verse. Por los valores propios del film y por las virtudes de un texto ineludible.

Un abrazo, Gustavo Monteros

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