Esta vez empezaré al revés, comenzaré
por la conclusión. De esta crónica, que de la película sería muy injusto. La cacería es una película excelente,
imperdible, sin lugar a dudas una de las mejores que veremos este año. Es la
historia de la pesadilla de un hombre inocente. Un pobre tipo al que acusan de
pedofilia.
Lucas (Mads Mikkelsen) trabaja en un
jardín de infantes. Es un maestro muy bueno. Está separado y es padre de un
adolescente. Un día, Klara (Annika Wedderkopp), la hija de su mejor amigo y
compadre, Theo (Thomas Bo Larsen) dice que Lucas le ha mostrado su miembro. Se
activa un protocolo que desconoce todo lo que Freud, sus epígonos y
detractores, escribieron sobre la sexualidad infantil y que se asienta en una
premisa falsa considerada no obstante verdad irrefutable: los chicos no
mienten. Quizá, no en sentido bíblico al menos, con la intencionalidad del
engaño, pero más allá de toda discusión, podemos asegurar categóricamente que
fantasean. Plantean hipótesis que juegan a considerarlas reales y con las que
experimentan hasta eventualmente descartarlas. La pedofilia es una aberración
tan absoluta que la mera sospecha de su existencia lleva implícita el veredicto
de culpabilidad. Es una sospecha que no admite tibiezas y que desata una
histeria de persecución y ajustamiento. Por temor y por sentido común se aparta
al sospechado pero también a la presunción de inocencia, sólo queda la
posibilidad de la ratificación de la culpa.
La película no juega con nuestros
juicios morales ni especula con vueltas de tuerca sorpresivas, sabemos con
certeza que Lucas es inocente y se nos muestra con contundente claridad cómo el
caso se forma. La tragedia se amplifica porque Lucas está asentado e integrado
al pequeño pueblo en el que transcurre la historia. Sencillamente no puede
armar las valijas e intentar otra vida en otro lugar. Todos lo conocen desde
que nació y sin embargo basta la instalación de la sospecha para que lo
desconozcan al instante. A la larga todos son víctimas de una cacería inútil,
de una broma entre hermanos que pudo no tener ninguna consecuencia, de un
ataque de celos que pudo desarmarse. Como siempre la parte más indefensa pagará con su vida la ferocidad
desatada.
El final puede parecer abierto y no,
es uno de los finales más claros y definitivos de la historia del cine, y no
digo más para que no se me escape una pista.
Por la índole del trabajo, los
docentes son los más proclives a ser acusados de pedofilia. Cuando un caso
adquiere trascendencia, la verdad sea dicha, por horrible que suene, casi se
desea que sea cierto, porque de no serlo, una vida inocente queda arruinada
para siempre.
La dirigió el danés Thomas Vinterberg
(La celebración, Todo es por amor,
Querida Wendy, Submarino) y lleva ganada con toda justicia unos cuantos
premios en festivales internacionales, entre los más importantes, unos palmares
del festival de Cannes del año pasado.
Consejo de amigo, véanla pronto, los
cines locales le tienen poca confianza, ya que la estrenan en horarios
restringidos, se exhibe a las 16:35 y a
las 21:05 en el Cinema Paradiso.
Un
abrazo, Gustavo Monteros
dame la pista del final chee que recien vengo del cine y me quede con la duda
ResponderEliminarhay estigmas que no se borran jamás
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