Las novelas de espías nacieron como el patio trasero de las
novelas policiales. En vez de un detective privado o un policía que desbarataba
los planes maquiavélicos de un criminal o una banda, había ahora un espía
occidental, capitalista y cristiano que desbarata los planes maquiavélicos de
un organismo rojo como la sangre de tan comunista. Dos ingleses, Joseph Conrad
primero (está bien, era polaco, pero escribió en inglés) y Graham Green
después, jugaron con el género y le dieron la trascendencia que sólo la buena
literatura puede dar.
John Le Carré, gran admirador de Greene, tomó la posta y
profundizó tramas y personajes hasta que
alcanzaron ribetes shakesperianos. Desbaratar los planes de la KGB importaba
menos que indagar en esa cosita llamada la condición humana, con sus amores,
traiciones, ambiciones, fanatismos, idealismos, frustraciones, enfermedades,
crueldades y dobleces. El espía es ahora un agonista que enfrenta conflictos
que lo exceden y a veces lo pierden. Ya no se trata de matar al malo sino de
tomar decisiones que ponen en juego la felicidad, vida y muerte de personas. El
espionaje ya no es un juego de poder sino un ajedrez mortal en el fondo inútil.
Todas las novelas de Le Carré son atendibles, pero sin duda
la que más fama tiene es Tinker, tailor,
soldier, spy (calderero, sastre, soldado, espía) en el original,
rebautizada en español como El topo.
El título original hace referencia a una vieja rima infantil inglesa con el
agregado de “espía”, y el título en español, a un doble espía infiltrado en las
altas esferas del Servicio Secreto de Inteligencia británico.
El topo fue primero una recordada miniserie
inglesa de 1979 con una inolvidable actuación del gran Alec Guinnes como George
Smiley. Para los lectores de Le Carré, George Smiley, protagonista de varias
novelas, es como un tío lejano al que aprendimos a querer aunque sea tristón y
desencantado.
Ahora es una película dirigida por el sueco Thomas Alfredson
que pasó al ruedo internacional por la fabulosa Criatura de la noche (2008), un film sobre una vampira adolescente,
tan maldita como solitaria.
El topo es una película apasionante, lograda
y deslumbrante que pueden disfrutar no sólo los adeptos al género. El elenco es
impecable e incluye algunos de los nombres más relevantes del cine, teatro y
televisión de los últimos años: Gary Oldman, John Hurt, Colin Firth, Mark
Strong, Tom Hardy, Toby Jones, Benedict Cumberbatch, Ciarán Hinds, Kathy Burke
y Simon McBurney. Como se ve es un elenco marcadamente masculino y los actores,
sabedores que tienen entre manos personajes fascinantes y complejos como pocos,
bucean en ellos y dan actuaciones destacadas, para decirlo en un eufemismo.
Extraordinarias y sobresalientes, serían adjetivos más cercanos a la verdad.
La recomiendo ampliamente, una película de entretenimiento
adulto, ideal para postre de las maravillosas pero para-toda-la-familia Hugo, El artista, Caballo de guerra.
Está bien El artista no es muy
“familiar” pero es apta para todo público. Larga vida a este insoslayable topo.
Un abrazo, Gustavo Monteros
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