Pina es una película que casi no fue. Durante
veinte años, Win Wenders y Pina Bausch hablaron de hacer un film juntos. Cuando
Wenders decide que el proyecto sería una buena oportunidad para que él
experimente con el 3D, al que consideraba un fenómeno de feria (sic) (sí, Win,
el 3D es un truco berreta de parque de diversiones) y está todo listo para
empezar, Pina muere. Wenders decide suspender el proyecto, pero los bailarines
lo convencen que no. El film que iba a ser una celebración de las coreografías
de Pina pasa a ser un homenaje para Pina (sic, otra vez).
Pina es un documental estructurado sobre
fragmentos de la obra de Pina, recuerdos de sus bailarines y escenas de archivo
con la coreógrafa. Lo mejor, la escenificación de las distintas piezas; el
resto, muy discutible. Que las coreografías no estén completas da un pantallazo
más abarcador a la obra, pero les resta emoción y las reduce a un puro
esteticismo. La parte documental luce muy “armadita”; los bailarines enfrentan
la cámara en silencio y en off se oye lo que dicen, todo muy panegírico, nada
que ilumine el trabajo o la relación que tenían con ella, la glorifican, la
santifican, la endiosan; parece que nunca los agotó, los sacó de quicio, los
incomodó. No es que esperara chusmajes o broncas, sino algo que le diera
espesor humano a Pina, la dinámica de una relación más terrestre. Para airear
lo teatral, de tanto en tanto se les pide a los bailarines que expresen en un
movimiento, una imagen o un trazo coreográfico lo que Pina representa para
ellos y eligen o son puestos “casualmente” en escenarios en los que el 3D queda
más “bonito”. Y, perdón, pero la insistencia con el tren aéreo parece querer
vendernos turísticamente la ciudad. Y, perdón, otra vez, pero una de las
escenas en el cruce de calles parece una propaganda de MacDonald’s, la gran M es
el único cartel visible y el ojo se va hacia él una y otra vez, además cuando
hay un cambio de plano, el cartel persiste, espero que les hayan regalado
algunas hamburguesas. Respecto a la secuenciación de las coreografías, Wenders
no da siempre en tecla. Editar algo que está pensado para verse por completo y
elegir con la cámara un punto de vista es siempre un riesgo, porque puede darse
la sensación de que lo que quedó afuera es más relevante que lo que se muestra.
Y la inclusión del material de archivo es poco feliz, en vez de conmover crea
un frío distanciamiento. Wenders declaró que en un principio pensó en poner
sólo danza, pero que prefirió lo que ahora vemos. No sé, creo que la imagen
pura hubiera sido mejor. De todos modos, la obra de Bausch, aunque fragmentada
es muy bella y compensa lo demás.
Un abrazo, Gustavo Monteros
Totalmente de acuerdo !
ResponderEliminarSin embargo compré el DVD pero antes vi online la que parecía la misma película, y me sorprendí al darme cuenta que la versión que compré incluía más entrevistas y menos danza que la que vi online.
No sé qué pensar.
Pina es una grande y Wenders también. La prematura muerte de Pina (toda muerte de un grande es prematura sin importar la edad) nos impidió saber qué película hubieran hecho, sé que con el material que obtuvo Wenders hizo distintas ediciones, de allí las diferencias que notaste. Habrá que esperar que haga una versión definitiva.
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