Puede algo, un film en este caso, ser fallido y a la vez,
pertinente. ¿Es el cielo azul? Y sí.
Vogter o La venganza, por
estos lados (Gustav Möller, 2024) sin ser una obra
maestra impecable nos plantea el para qué de una revancha si no da un cierre o
una clausura emocional, nos interroga sobre el sentido y el límite del duelo:
¿acaso termina?, y nos interpela sobre si todos merecen o pueden aspirar a la
redención.
Eva (Sidse Babett Knudsen) la
protagonista de esta historia está para un chiste malo de colmos. ¿Cuál es el
colmo de una guardiacárcel (la profesión de Eva)? Tener un hijo prisionero.
Y el colmo de este chiste en sí bastante malo es que el
pobre chico termina muerto en prisión a manos de otro interno. Algo así como (y
sin caer en sobreinterpretaciones) que la profesión de la madre no pudo
mantenerlo lejos de la cárcel ni a salvo cuando estuvo adentro.
Pero ahora las casualidades de la vida o el capricho del
director y coguionista le dan a esta guardiana la oportunidad de resarcirse de
¿la culpa?, ¿el duelo?, ¿la ausencia? El joven que mató a su hijo, Mikkel
(Sebastian Bull) viene a cumplir condena en el penal en el que ella trabaja.
Y esa es la primera de las muchas improbabilidades que nos
tenemos que tragar como a los sapos del dicho.
Enunciemos algunos ejemplos. El pasillo al que da la celda
de Mikkel quizá tenga una cámara, si no cómo la ve su nuevo jefe, Rami (Dar
Salim) cuando ella se queda sola frente a la puerta. (Eso del nuevo jefe viene
a cuento porque Eva estaba en un pabellón de presos comunes o recuperables y al
ver que Mikkel cae en este penal, pide el traslado al pabellón de presos
peligrosos que es dónde lo ponen) Retomo a la suposición de la cámara. Si la
hay como tal parece, ¿cómo es que no la filma cuando más adelante se mete a la
celda con drogas y un arma para incriminarlo?
Rami, después de retarla por haber andado por el pasillo
sola, le muestra el expediente de Mikkel en el que hay fotos del cadáver del
hijo de Eva, ¿y no figuran en el expediente datos de la madre? En una sociedad
tan cuidadosa como la dinamarquesa, ¿no se entrecruzan datos para reducir las
posibilidades de riesgo en las prisiones de mezclar a victimarios con víctimas?
Cuando en la redada por armas y drogas en las celdas, Eva
se extralimita con Mikkel, ¿no hay ni siquiera una medida precautoria para que
Eva no vuelva a cruzarse con Mikkel?
Como vemos la lógica de la historia se desnaturaliza porque
responde más a las preguntas conflictivas que quiere plantear el guion que a la
organicidad que se necesita para que una trama se sustente creíble.
Así todo el acercamiento posterior entre Mikkel y Eva queda
muy endeble y avanza porque dimos por válido lo anterior, sin chistar ni
cuestionarlo demasiado.
De todos modos, es fácil ir aceptando los reveses pocos
creíbles del argumento y ver adonde nos lleva por dos razones. Primero el
trabajo de Sidse Babett Knudsen, una actriz magnífica que nunca hace obvias o
muy visibles las motivaciones de su personaje y que nos intriga con cada paso
que toma. Y segundo, el clima de encierro que sabe crear el director Gustav
Möller y que nos atrapa como a sus personajes.
Curiosidades. El título original Vogter, en danés,
significa “guardián” y por extensión supongo que también guardiana, o sea, refiere
a Eva directamente.
En inglés eligieron llamarla Sons, es decir, “hijos”,
acentuando el rol que las madres tienen respecto del futuro de los dos hijos,
el asesino y el asesinado, que quedan equiparados.
En España se decidieron por Condenados, subrayando
que los personajes son víctimas de un destino que se cumple en el mismo ámbito,
en prisión, porque como toda película centrada en un microcosmos, las
distinciones sociales tienden a perderse, y la diferencia entre guardianes y
condenados se diluye, se uniforma porque estar de un lado u otro de la puerta que
se cierra es apenas un detalle, las mismas reglas sujetan a todos.
Aquí, en Argentina, se optó por La venganza,
deteniéndose en el deseo de infligir en el otro lo que se ha sufrido en carne propia.
Cada elección de cómo vender la película eligió un aspecto
distinto de la trama, que sin embargo los contiene a todos. Que no haya una
propuesta unívoca quizá no sea casual. Como reza el lugar común sobre la Filosofía,
las respuestas son menos abarcadoras que las preguntas, dado que estas nunca se
dan por respondidas del todo.
Gustavo Monteros
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