viernes, 14 de julio de 2023

Programa doble: Malos muchachos - La última estafa


 

Programa doble, sección en la que repasamos dos películas con aspectos en común.

Hoy: What Just Happened – The Comeback Trail

 

De tanto en tanto al cine le gusta mirarse el ombligo, ponerse autorreferencial. Y cuando se pone así, ha determinado que el villano más despreciable posible es el productor. Ahora bien, ¿un productor puede ser el héroe de una película? Sí, claro, sobre todo si escribe un guion basado en su propio libro de memorias, que fue lo que hizo Art Linson en What Just Happened, rebautizada Malos muchachos por estos pagos (Barry Levinson, 2008). Aunque en un impensado ataque de modestia, más que como héroe, se propone de antihéroe, lo que más que modestia es una soberbia mayor porque el antihéroe desata (o lo intenta) mayor conmiseración. Ben (Robert De Niro) nos comparte dos semanas de su vida. Lapso en el que por una confluencia de circunstancias pierde (momentáneamente se supone) un sitial de privilegio en la industria. Y todo porque el pobre ha producido la última película de Jeremy Brunell (Michael Wincott) un megalómano adicto que concibió un thriller pretencioso en el que mata en el último rollo al perro del protagonista volándole la cabeza de un escopetazo, el público en la exhibición de tanteo del film se enardece y es obvio que la escena debe atemperarse (eufemismo por eliminarse) de la copia final que se estrenará en unos días nada menos que en el festival de Cannes. El director Jeremy se resiste y hace pesar y pasar su creatividad en descerrajarle un tiro al inocente can. La directora del estudio, la cruel y taimada Lou Tarnow (Catherine Keener) no admite un no como respuesta. Pero este no es el único problema profesional del pobre Ben. Bruce Willis, sí, el vero Bruce interpretándose a sí mismo o a una variante de sí mismo, se niega a afeitarse una barba tupida que le tira encima una cantidad de años y que es impropia del héroe de acción que debe protagonizar. En realidad, del problema tendría que ocuparse el agente de Bruce, Dick Bell (John Turturro) que debería ver con urgencia un médico (o un psiquiatra) por los males estomacales que padece. En lo personal, Ben no admite que se está divorciando de Kelly (Robin Wright) algo muy comprensible porque quien en su sano juicio querría perder a Robin Wright. Ben también tiene con otra exmujer una hija adolescente, Zoe (Kristen Stewart) que anda de humores mezclados porque tuvo un amorío con un colega productor de Ben que acaba de suicidarse y a cuyo entierro acudirán todos los mencionados y algunos otros, como Scott Solomon (Stanley Tucci) guionista amigo de Ben que está ahora en una relación con Kelly. La subtrama de Zoe y el suicida es apenas esbozada porque implica un tema que en tiempos del me too nadie toca ni por asomo, el de la precocidad sexual vivida sin trauma. Y más allá de que Robert De Niro ofrece una de sus actuaciones con mucha pera, lo que denuncia que encara este proyecto con más profesionalismo que compromiso artístico es interesante de ver. A decir verdad, todos lucen un poco incómodos, como si esta participación en la versión oficial de esta vida de productor no terminara de convencerlos, sin embargo, sin que sea la obra maestra de Robert Altman The Player / Las reglas del juego (1992) es un film muy atendible.

 

 

En The Comeback Trail (La última estafa, George Gallo, 2020) Max Barber (Robert De Niro) maneja una productora de películas independientes con su sobrino Walter (Zack Braff). Estamos en los setenta, de modo que la productora no emite productos indies para el Sundance sino films de sexplotation. Su última película, no precisamente un éxito es Monjas asesinas, con chicas armadas que usan inquietante lingerie debajo de sus rígidos hábitos. La financiaron con dinero de un mafioso, Reggie Fontaine (Morgan Freeman) que exige le devuelvan el capital invertido. A raíz de una serie de incidentes que es mejor no revelar, a Max se le ocurre una estafa contra una aseguradora, que los hará millonarios. En Hollywood por ley, ninguna filmación se hace sin pólizas de seguros que garantizan que si la película se interrumpe o no se hace por algún motivo (reglado, claro) todos cobren por su trabajo. Max saca de su archivo un guion para un western y se pone a hacer castings en geriátricos. Contratará un actor con un pie en la tumba, al que solo haya que darle un empujoncito para que llegue a mejor vida. Y así da con el candidato soñado, Duke Montana (Tommy Lee Jones) que no solo fue una gran estrella, ahora olvidada, sino que es un suicida vocacional que juega a la ruleta rusa antes del desayuno. La filmación comienza y Max-De Niro se transforma en un delicioso pariente de Pierre Nodoyuna o del famoso Coyote némesis del no menos célebre Correcaminos. Duke Montana repele a la muerte, como la ignorancia al sentido común, para desesperación de Max-De Niro y Robbie-Morgan Freeman, pero para gloria del cine, porque Duke-Lee Jones reverdece sus laureles a modo superlativo. The Comeback Trail es una remake de una película de Harry Hurwitz de 1982. La película original es el colmo de la bizarro, entendido en el sentido anglosajón del término, no en el de la RAE, de modo que conviene aclarar que esta versión es prolija y sin ánimo de espantar al tío burgués. (El cine de Harry Hurwitz (1938-1995) está más cerca del de Ed Woods que el de John Huston y merecería ser redescubierto y analizado, no solo de excelsitudes vive el hombre). Filiaciones al margen, por el bordado en comedia que hacen De Niro, Lee Jones, Freeman, Braff y el resto de un elenco impecable, más la buena resolución de los gags, más un emociónate homenaje final al cine en general y al western en particular, se vuelve de visión imperdible, más en estos tiempos de comedias malas.

 

Gustavo Monteros

 

Estos dos films pueden verse en Prime Video.


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