Programa doble, sección en la que repasamos dos películas
con aspectos en común.
Hoy: What Just Happened
– The Comeback Trail
De tanto en tanto al cine le gusta mirarse el ombligo,
ponerse autorreferencial. Y cuando se pone así, ha determinado que el villano más
despreciable posible es el productor. Ahora bien, ¿un productor puede ser el
héroe de una película? Sí, claro, sobre todo si escribe un guion basado en su
propio libro de memorias, que fue lo que hizo Art Linson en What Just
Happened, rebautizada Malos muchachos por estos pagos (Barry Levinson,
2008). Aunque en un impensado ataque de modestia, más que como héroe, se
propone de antihéroe, lo que más que modestia es una soberbia mayor porque el
antihéroe desata (o lo intenta) mayor conmiseración. Ben (Robert De Niro) nos
comparte dos semanas de su vida. Lapso en el que por una confluencia de circunstancias
pierde (momentáneamente se supone) un sitial de privilegio en la industria. Y
todo porque el pobre ha producido la última película de Jeremy Brunell (Michael
Wincott) un megalómano adicto que concibió un thriller pretencioso en el que
mata en el último rollo al perro del protagonista volándole la cabeza de un
escopetazo, el público en la exhibición de tanteo del film se enardece y es
obvio que la escena debe atemperarse (eufemismo por eliminarse) de la copia
final que se estrenará en unos días nada menos que en el festival de Cannes. El
director Jeremy se resiste y hace pesar y pasar su creatividad en descerrajarle
un tiro al inocente can. La directora del estudio, la cruel y taimada Lou
Tarnow (Catherine Keener) no admite un no como respuesta. Pero este no es el
único problema profesional del pobre Ben. Bruce Willis, sí, el vero Bruce
interpretándose a sí mismo o a una variante de sí mismo, se niega a afeitarse
una barba tupida que le tira encima una cantidad de años y que es impropia del
héroe de acción que debe protagonizar. En realidad, del problema tendría que
ocuparse el agente de Bruce, Dick Bell (John Turturro) que debería ver con
urgencia un médico (o un psiquiatra) por los males estomacales que padece. En
lo personal, Ben no admite que se está divorciando de Kelly (Robin Wright) algo
muy comprensible porque quien en su sano juicio querría perder a Robin Wright.
Ben también tiene con otra exmujer una hija adolescente, Zoe (Kristen Stewart)
que anda de humores mezclados porque tuvo un amorío con un colega productor de
Ben que acaba de suicidarse y a cuyo entierro acudirán todos los mencionados y
algunos otros, como Scott Solomon (Stanley Tucci) guionista amigo de Ben que
está ahora en una relación con Kelly. La subtrama de Zoe y el suicida es apenas
esbozada porque implica un tema que en tiempos del me too nadie toca ni por
asomo, el de la precocidad sexual vivida sin trauma. Y más allá de que Robert
De Niro ofrece una de sus actuaciones con mucha pera, lo que denuncia que
encara este proyecto con más profesionalismo que compromiso artístico es
interesante de ver. A decir verdad, todos lucen un poco incómodos, como si esta
participación en la versión oficial de esta vida de productor no terminara de
convencerlos, sin embargo, sin que sea la obra maestra de Robert Altman The
Player / Las reglas del juego (1992) es un film muy atendible.
En The Comeback Trail (La última estafa,
George Gallo, 2020) Max Barber (Robert De Niro) maneja una productora de
películas independientes con su sobrino Walter (Zack Braff). Estamos en los
setenta, de modo que la productora no emite productos indies para el Sundance
sino films de sexplotation. Su última película, no precisamente un éxito es Monjas
asesinas, con chicas armadas que usan inquietante lingerie debajo de sus
rígidos hábitos. La financiaron con dinero de un mafioso, Reggie Fontaine
(Morgan Freeman) que exige le devuelvan el capital invertido. A raíz de una
serie de incidentes que es mejor no revelar, a Max se le ocurre una estafa contra
una aseguradora, que los hará millonarios. En Hollywood por ley, ninguna
filmación se hace sin pólizas de seguros que garantizan que si la película se interrumpe
o no se hace por algún motivo (reglado, claro) todos cobren por su trabajo. Max
saca de su archivo un guion para un western y se pone a hacer castings en
geriátricos. Contratará un actor con un pie en la tumba, al que solo haya que
darle un empujoncito para que llegue a mejor vida. Y así da con el candidato
soñado, Duke Montana (Tommy Lee Jones) que no solo fue una gran estrella, ahora
olvidada, sino que es un suicida vocacional que juega a la ruleta rusa antes
del desayuno. La filmación comienza y Max-De Niro se transforma en un delicioso
pariente de Pierre Nodoyuna o del famoso Coyote némesis del no menos célebre
Correcaminos. Duke Montana repele a la muerte, como la ignorancia al sentido
común, para desesperación de Max-De Niro y Robbie-Morgan Freeman, pero para
gloria del cine, porque Duke-Lee Jones reverdece sus laureles a modo
superlativo. The Comeback Trail es una remake de una película de Harry Hurwitz
de 1982. La película original es el colmo de la bizarro, entendido en el
sentido anglosajón del término, no en el de la RAE, de modo que conviene
aclarar que esta versión es prolija y sin ánimo de espantar al tío burgués. (El
cine de Harry Hurwitz (1938-1995) está más cerca del de Ed Woods que el de John
Huston y merecería ser redescubierto y analizado, no solo de excelsitudes vive
el hombre). Filiaciones al margen, por el bordado en comedia que hacen De Niro,
Lee Jones, Freeman, Braff y el resto de un elenco impecable, más la buena
resolución de los gags, más un emociónate homenaje final al cine en general y
al western en particular, se vuelve de visión imperdible, más en estos tiempos
de comedias malas.
Gustavo Monteros
Estos dos films pueden verse en Prime Video.
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