viernes, 23 de junio de 2023

Programa doble: Rumba la vie - Como caído del cielo



 Programa doble, sección donde repasamos dos películas con características en común.

 

Como hace poco fue el día del padre, vamos por dos con padres ausentes que vuelven por una segunda oportunidad, los de Rumba la vie (Franc Dubosc, 2022) y Max Dugan returns (Como caído del cielo, Herbert Ross, 1983).

 

En Rumba la vie (Rumba Therapy para el mercado anglosajón) Frank Dubosc es Tony, un chofer de bus escolar que lleva una vida relativamente feliz. En una zona rural de Francia hace que sus clientes-alumnos tengan un viaje seguro y placentero a la escuela. Aprovecha el viaje para darles una clase de inglés adicional de insultos, que atempera con una traducción eufemística o inexacta, además a los más tímidos les fortifica la seguridad y compensa con bienvenida comprensión a los que no quieren bajarse para enfrentar la educación formal. Como muchos franceses, sobre todo de más de 50, expresa una acentuada admiración por los EEUU, que en su caso se manifiesta con un tatuaje de águila y bandera yanqui en el brazo y de botas de cowboy en los pies. Es un fumador empedernido y el añoso corazón le pasa factura. Un ataque cardíaco leve pero atendible le viene a confirmar que no es eterno. El médico le pregunta por qué no están con él sus parientes más cercanos y Tony le contesta que no tiene. El doctor supone lo contrario y le recomienda que se reconcilie con ellos, porque es bueno contar con alguien por el que vivir y que lamente su partida cuando el fin llegue. Tony tiene un amigo fiel, Gilles (Jean-Pierre Darroussin) con un secreto que jamás dirá por más que es obvio para los que saben ver, pero que no cuenta como sobreviviente de calidad. Como es de prever las palabras del facultativo no caen en saco roto y Tony va a reencontrarse con un viejo amor, Carmen (Karina Marimon) con la que tuvo una hija, María (Louna Espinosa). El por qué de la separación me lo guardo por si ven la película. Bástenos decir que ahora María da clases avanzadas de rumba. Tony decide inscribirse en las clases, pero como son para bailarines con experiencia debe asegurarse un entrenamiento previo. Un prejuicio de machirulo lo hace suponer que su vecina, Fanny (Marie-Philomène Nga) por ser negra puede ayudarlo. Pero los prejuicios son ciegos o tuertos y si bien obtendrá ayuda, recibirá una sorpresa que no espoliaré. Lo que sigue se encarrila por caminos conocidos y por otros no tanto, porque cuando creemos que pisaremos los lugares comunes de reconciliaciones y segundas oportunidades, nos harán una linda verónica y nos cantarán Ole. Pero como lo mencioné, a riesgo de ser un estómago resfriado, contaré el secreto de Gilles, porque soy discreto sin exagerar. Gilles, aunque casado con una hermosa mujer, está enamorado de Tony. Nunca le dirá a Tony lo que siente para no incomodarlo, pero como está al borde del ocaso, al menos a sí mismo no se oculta la verdad. Este detalle indica que es una comedia predecible por momentos, aunque con colores propios. Como los que exhibe en el final, la ausencia del padre alejado nunca es tal, existe, está, pero no es un vacío, la corporiza la melancolía o la idealización.

 

En Max Dugan Returns o Caído del cielo, a la dura e ingrata vida que lleva Nora (Marsha Mason), dos hechos simultáneos se la alterarán para bien. La pobre es una docente de lengua y literatura de una escuela secundaria, es viuda reciente con un hijo adolescente, Michael (Matthew Brodecick). Tienen un auto que mejor perderlo que encontrarlo, deseo no expresado por Nora, pero si atendido, ¡se lo roban! Gracias a ello conoce al policía Brian (Donald Sutherland) con el que tiene inmediata y bienvenida afinidad. Lástima que a la vez le reaparezca su padre, Max (Jason Robarts) que necesita estar alejado de la ley y el orden. Por circunstancias que es mejor no contar para no arruinar sorpresas, Max tiene una importante cantidad de dinero bien habido (en realidad mal habido, pero como lo obtuvo como una compensación justiciera se lo puede considerar limpio de culpa y cargo). Como sea, Max mejora ostensiblemente el presente de Nora y Michael con todo tipo de lujos y excesos que Brian no debe ver o sospechar. Algo no solo difícil sino imposible. Pero para qué si no está la magia de las palabras. Con imaginación y sagacidad se conciben mentiras que pueden pasar por verdades inapelables. Nora quiere negarse a la munificencia de Max, pero como está de despedida porque un débil corazón le garantiza como mucho unos pocos más de vida, se resiste a ser una hija desagradecida y poco afectuosa, entonces le sigue la corriente, aunque esto signifique alejar a Brian. Pero como esta es una de las comedias-comedias de Neil Simon y no una atravesada por dramas subterráneos que emergen cuando menos se los espera, todo fluirá hacia la felicidad, que el dinero no puede hacer ni comprar, pero casi.

 

Vistas estas comedias una a continuación de la otra, puede inferirse que los padres ausentes tienen corazones debilitados por ¿la culpa? Puede ser, pero son perdonados. Las hijas vivirán para contarlo porque tienen buen corazón. Debe haber alguna verdad en esto, o no, no importa, es una buena premisa para armar lindas comedias.

 

Ah, en Rumba la vie el rol del médico está cubierto por el polémico poeta, novelista y ensayista Michel Houellebecq, que se divierte a lo grande y como no es mezquino, contagia.

Gustavo Monteros


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