Rebelión es una serie irlandesa con dos temporadas hasta la fecha, que evoca dos
momentos cruciales en la lucha irlandesa para sacarse de encima el yugo inglés.
La primera temporada
transcurre en Dublín en 1916 en lo que se conoce como el Alzamiento de Pascua.
Diversos personajes claves (por posición social o por ubicuidad en la zona de
conflicto) que obedecen los dictados del melodrama clásico o de la novela
histórica romántica ven sus destinos entrecruzados gracias a grandes amores,
traiciones y decisiones políticas.
La segunda temporada
(que en el original ya no se llama Rebelión
sino Resistencia) se centra en 1920,
también en Dublín, en lo que se conoce como el Domingo Sangriento. Operación de
limpieza del IRA comandada por Michael Collins contra agentes de inteligencia
inglesa que trabajaban más o menos ocultos. De nuevo, un grupo de personajes
claves (por su utilidad) verán sus vidas entrecruzarse por amores, traiciones y
resoluciones políticas.
Las dos temporadas,
si bien tienen unos pocos personajes en común, pueden verse independientemente.
Cada temporada tiene cinco capítulos de cerca de una hora. En lo personal me
gustó más la segunda. Obviamente está vista desde el punto de vista irlandés.
Los ingleses por culpa de la lógica imperialista manejaron siempre
horriblemente el conflicto, agravándolo en cada instancia. La lógica
imperialista que podía reportarles beneficios en el extranjero, no se avenía ni
por asomo a las ambiciones de los irlandeses, que por sobre todo querían que
los dejaran en paz (gentileza que los ingleses se encapricharon en no
conceder).
En esta segunda
temporada, Brian Gleeson, uno de los doscientos hijos de Brendan Gleeson que se
dedican a la actuación como su célebre padre, se calza el proyecto al hombro y
despunta un interesante hambre de ser estrella que, de tener un poco de suerte,
puede verse saciado.
Rebelión, como es de esperarse, tiene una impecable reproducción de época,
diálogos encendidos, y atrapantes ambiciones políticas encontradas y
desencontradas. Los puristas dicen que no respeta la verdad histórica al pie de
la letra, pero ¿qué ficción lo hace? Si no aprendimos ya que la historia en la
ficción histórica es solo un pretexto, no lo aprenderemos más. Las lecciones
las dan los manuales de historia. Las ficciones solo entretienen con algo que
puede parecerse o no a los hechos. Y si bien la temporada tiene un final claro,
abre la puerta de par en par para una bienvenida continuación.
Rebelión, creada por Colin Teevan, puede verse en Netflix y es muy recomendable. Los irlandeses siempre
pagan.
Gustavo Monteros
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