jueves, 22 de febrero de 2018

Llámame por tu nombre


Ya que el titulo propone un juego de nombres. Hagamos uno propio y resolvamos todo a partir de nombres.


Timothée Chalemet interpreta a Elio, un joven de 17 años, que en el verano de 1983 en el norte de Italia, descubre lo que es el amor. Esta actuación le viene dando con toda justicia reconocimientos y premios. Sabe expresar y trasmitir todas las dudas, contradicciones, angustias y dichas de su personaje con la intensidad con que los adolescentes viven estas inauguraciones.


Armie Hammer interpreta a Oliver, un joven de 24 años, ex alumno del padre de Oliver, que viene a pasar 6 semanas a su Villa para ayudarlo en clasificar material para su cátedra. Termina por ser el amor de Oliver. Nadie actúa solo (a menos que se trate de un monólogo, claro). Armie Hammer desde su irrupción como los mellizos Winklevoss en Red Social es una figura consolidada y de vasta experiencia. Experiencia que permite realzar el trabajo de Chalemet, quien está soberbio como Elio, pero sin la solidez y la generosidad de Hammer no habría brillado tanto. En las escenas de amor es donde más se nota la contribución de Hammer, no habrían salido tan fluidas sin su entrega. Su actuación puede que no sea tan halagada y postulada a premios como la de Chalamet, pero es igual de notable y no existiría una sin la otra.


Amira Casar y Michael Stuhlbarg interpretan a los padres que todos querríamos tener. El verosímil está muy bien trabajado. Aman lo que hacen, son respetados en sus profesiones, son cultos según todas las definiciones de cultura, no tienen preocupaciones económicas, son queridos por quienes tienen su trato diario, y se los adivina con poquísimas frustraciones, de ahí que no exhiban mezquindades ni remilgos a la hora del amor. Cuando la historia concluye y uno comprende su participación en la misma, renovamos nuestra admiración tanto a los personajes como a la exquisitez de sus actores.


André Aciman es el autor de la novela en que se basa esta historia de amor homosexual. Fue su novela debut y tuvo éxito de crítica y ventas.


James Ivory, sí, el mismísimo director de Lo que queda del día (1993), La mansión Howard (1992), Un amor en Florencia (1985), es el guionista. Como en su última película The city of your final destination (2009), filmada aquí cerca, en Punta Indio, la naturaleza juega un rol importante en la historia. Su guión exhibe la sabiduría de años de oficio, está tan lleno de silencios como de palabras y todas las incertidumbres, las certezas, las revelaciones del descubrimiento del amor se exhiben con envidiable maestría. Cuando se generaliza con que las historias de amor gay son sombrías, lúgubres y de finales desastrosos y se destaca a esta como todo lo contrario, se olvida que Ivory ya contó un amor entre hombres con luminosidad, Maurice (1987)


Sayombhu Mukdeeprom es el director de fotografía. Un tailandés, talentoso como el que más, que con el viejo 35mm, logra una sensualidad y una paleta de colores notables.


Moscazzano, Crema, Bergamo. Pandino, Montodine, Valbondione, Capralba, Corte Palasio, Ricengo, Campagnola Cremasca, Parco Regionale del Serio, Pizzighettone y Sirmione son las locaciones que componen este universo denominado al principio de la película como En algún lugar del norte de Italia. Pocas veces una zona italiana lució tan hermosa.


Bill Paxton, el actor que se fue de gira en las postrimerías de una intervención quirúrgica, es a quien le está dedicada la película. El marido de uno de los productores era representante de Paxton y camino a Cannes, donde presentarían una película, pasaron de visita por la filmación, y Paxton y el director Guadigno que se admiraban mutuamente se hicieron amigos, de ahí la dedicatoria.


Luca Guadagnino es el director de este prodigio de expresividad y belleza. Por aquí lo conocimos con El amante (Io sono l’amore, 2009) y se consigue por ahí su A bigger splash (2015) su obra inmediatamente anterior. Ha logrado con esta una de las historias de amor más bellas del cine. Puede que sea entre dos hombres, pero el amor es universal, y esa inquietud, ese caminar por las nubes, esas ganas de cantar y de andar a los saltos, ese andar fuera de uno, ese mirar de nuevo lo viejo y lo feo y hallarlo hermoso y dorado, bah, esa cosa que se dice amor está aquí presente y cómo.


Gustavo Monteros es quien esto escribe y se permite darles un amistoso consejo. No vean esta película cuando estén cansados, con dolor de cabeza, ganados por las preocupaciones que con asiduidad los obseden, véanla cuando estén más receptivos o predispuestos a dialogar con una película impar. La inmensa mayoría de las películas que vemos le faltan 5 para el peso, son incompletas, flojas o abiertamente malas, esta es una de las pocas buenas de verdad y no conviene desperdiciar la oportunidad de descubrirla acarreando alguna energía dañina.



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