Olivier Assayas, después de filmar El otro lado del éxito (Clouds of Sils Maria, 2014), se quedó
con ganas de seguir trabajando con Kristen Stewart, lo bien que hizo, porque
entre las estrellas jóvenes es una de las más dúctiles, flexibles, hipnóticas y
arrebatadoras. Se pasea por la vida y por la pantalla como poseedora de un
secreto que uno siempre va a querer desentrañar, y no se equivoca, uno la ve
venir y ya no la quiere perder de vista, queremos seguirla, acompañarla,
aliviarle los pesares, desentrañarle los problemas, alegrarle los días y
despertarle los placeres. Además, aunque tiene todas las curvas en los lugares
correctos, ostenta un algo perturbadoramente andrógino, y en su mirada, ávida y
vivaz, hay una tristeza de lago perdido que uno quiere desbaratar, para
rescatarla, de una vez y para siempre, de traumas añejos y quizá olvidados.
Esta vez Assayas la sumerge en una historia de
fantasmas, que es también un thriller y un retrato psicológico de soledades
huérfanas en laberintos glamorosos. Maureen Cartwright (Kristen Stewart) tuvo
un hermano mellizo, que se ha muerto, no hace mucho, de un ataque al corazón
por una malformación congénita, que ella también padece, claro. Dicho hermano era
médium, ella quizá también, y se
prometieron que el que muriera primero procuraría comunicarse desde el más allá
con el que quedara vivo, para tranquilizarlo (o no). Maureen se gana la vida
como personal shopper (compradora, asesora) de una súper modelo de alto perfil,
que de tan famosa no puede dignarse a pasearse por las casas de alta costura,
zapaterías inaccesibles y joyerías de renombre. Por eso, allá va Maureen, en su
motito, por el París para los very few, llevando y trayendo trapos, calzados y
joyas tan exclusivas como caras, no, carísimas. Tiene un novio antropólogo, si
no entendí mal, que está en Sultanato de Omán y que la espera con paciencia,
ella le insiste que no puede dejar París hasta que no se haya comunicado con el
hermano partido. En esta misión la ayuda la novia-viuda. Entre intentos de
comunicación con el otro lado de las cosas y las idas y vueltas por las casas
de fashionistas, se verá involucrada en un crimen.
Assayas juega con los géneros fantástico y policial,
citando sus tropos determinantes para escaparse de ellos y trascenderlos con la
elegancia y la perversión del cine arte. Junto con su protagonista va
redondeando un film tan fascinante como enigmático, que se resignifica a cada
paso y que nos perturba hasta el último segundo con su coda final.
Kristen Stewart logra una actuación deslumbrante,
doblemente seductora porque hace cosas dificilísimas como si no le costaran
nada, talento más puro no se puede hallar.
En resumen, un film tan desconcertante y perturbador
como su protagonista, y que nos deja con unos cuantos puntos suspensivos que debemos
rellenar a la salida y que nos llevarán a tales o cuales conclusiones, según
sea lo que prioricemos, tarea para el hogar que no pesa como un deber, porque
es de lo más estimulante.
Gustavo Monteros
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