La noticia tuvo su cuarto de hora de fama, tan
sorprendente e intensa fue, que algunos hasta la recuerdan. No es poco mérito
en un mundo en el que las noticias se superponen a velocidades astronómicas.
Un niño de cinco años se pierde en una remota estación
ferroviaria de la India, termina en Calcuta, dice provenir de un lugar que en
apariencia no existe, en realidad
pronuncia mal el nombre, también el suyo, Saroo, los servicios sociales no
pueden localizar a su madre, nada extraño porque es pobre de toda pobreza y no
sabe escribir ni leer, y menos un diario; termina adoptado por una pareja
australiana, John (David Wenham) y Sue (Nicole Kidman); un par de años más
tarde adoptarán otro niño, Mantosh.
Pasan 20 años, Mantosh (Divian Ladwa) no ha logrado
superar problemas neurológicos que lo acucian desde pequeño, Saroo (Dev Patel)
salió mejor parado y se dirige a estudiar administración de hoteles en
Melbourne. Allí Saroo entablará relación sentimental con Lucy (Rooney Mara) y
se relacionará con compañeros indios. En una reunión, un postre indio le
devolverá un recuerdo y terminará por desatar una obsesión que hasta entonces
manejaba en secreto: reencontrarse con su familia original. No será fácil, sus
recuerdos son muy vagos y generales.
Como el 99, 9% de las películas que se producen se
basa en hechos reales, aunque por suerte, hay más sustento que de costumbre,
porque esta peripecia humana de tan extraordinaria bordea el milagro.
Garth Davis, que alternó con Jane Campion la dirección
de los capítulos de la excelente y terrible miniserie australiana Top of the lake (puede verse en Netflix),
concreta una película sensible y cautelosa. Se nota que los protagonistas de
esta historia viven, sobre todo por el cuidado con el que son tratados algunos
conflictos, por ejemplo, la enfermedad del hermano de adopción se presenta con un
conmovedor sigilo y cuidado (si la televisión y los demás medios perdieran su
sensacionalismo y trataran así los temas difíciles sin duda viviríamos mejor).
Dev Patel (Slumdog
millionaire - ¿Quién quiere ser millonario?, 2008, El exótico Hotel Marigold, 2011, El hombre que conocía el infinito, 2015)
que acaba de ganar el BAFTA como Mejor actor de reparto por este trabajo y que
tiene también por el mismo una nominación para el Óscar, redondea otro trabajo
entrañable. Todos están muy bien, y no es para nada gratuito que Nicole Kidman
obtuviera todas esas nominaciones para premios, como el cantor mítico cada vez
lo hace mejor, le bastan un par de escenas para comunicarnos un personaje
complejo con todos sus dobleces y matices.
Es una muy buena película
que podría ser incluso mejor sin una banda sonora tan intrusiva. Perdón por ser
tan hinchapelotas, pero desde que el cine es arte de productores capaces de
vender arena en el desierto, las bandas de sonidos pasaron de acompañar o
complementar la imagen a extorsionar emociones, a despellejar sentimientos, a
ordenar lo que debemos sentir, ya no incitan a las lágrimas, las arrancan a golpes
de pianos y violines de una persistencia torturante. Esta historia conmovedora
no necesitaba de estos recursos berretas. Los espectadores, más que habituarnos
a la emoción, somos empujados y lanzados a ella con prepotencia. En sí sola, no
es que esta partitura sea mala o estridente, es, sí, coercitiva.
En resumen, una
extraordinaria experiencia de vida para ver provisto de muchos pañuelos
descartables porque, se quiera o no, se llora a mares.
Gustavo Monteros
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