Sandy Patterson (James Bateman) está
en problemas, menos mal, porque si así no fuera, no habría comedia. Sandy puede
perder su trabajo, lo que es no es poco ya que será padre por tercera vez,
debido a que XX (sabremos su nombre verdadero sólo al final y será a la vez
emocionante y cómico) (la impar Melissa
McCarthy) le ha robado su identidad, usa clones de sus tarjetas de crédito y lo
ha metido en apremios legales. Como la policía puede hacer poco por problemas
jurisdiccionales, al pobre Sandy no le queda otra que ir a buscarla a Florida
desde Denver. La encontrará, claro, pero a XX la persigue también una especie
de cazador de recompensas y dos asesinos al servicio de un mafioso.
Estamos, entonces, en el viejo tópico
de la pajera despareja de la no menos vieja película de caminos, aunque con
ingredientes que la hacen peculiar. XX, en fondo y superficie, es una pobre
desgraciada y Sandy es un nabo con muchas probabilidades de dejar de serlo. El
viaje de regreso será el tiempo de las confesiones y transformaciones.
Ambos saltaron a la fama en la
televisión, Jason Bateman en Arrested
development y Melissa McCarthy en Mike
and Molly. Ella viene de lucirse también en el cine con Damas en guerra. Los dos son grandes
comediantes y ultra simpáticos, de modo que verlos juntos es un placer.
Aquí y allá hay unos toquecitos
dramáticos que le dan más sabor y humanidad al asunto. Este film de Seth Gordon
cae, sin embargo, en el típico mal de la nueva comedia yanqui: es un poco largo
y se adentra en mesetas narrativas evitables como la escena del bosque y las
serpientes, es hora que la comedia deje a los ofidios en paz. Más allá de estos
pequeños reparos y de algunos excesos, la película se sigue con bastante agrado
y devuelve con sonrisas el costo de la entrada.
Un abrazo,
Gustavo Monteros
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