Esta semana dos películas de lo más interesantes renuevan
nuestra cartelera cinematográfica. La argentina Abrir puertas y ventanas de Milagros Mumenthaler que hasta ahora
ganó premios en el festival de Mar del Plata y de Locarno. Digo hasta ahora porque
quizá gane algunos más. Transcurre en una casona en la que tres hermanas, como
las de Chejov, mujeres jóvenes entre 18 y veintitantos, elaboran el duelo de
haber quedado solas de repente. Parece ser de esas películas que se vuelven
apasionantes si se les da un poco de paciencia. La describen como “sensorial”,
llena de elipsis, actuada como los dioses y que presenta la punta de un iceberg
tan demoledor como intrigante: las relaciones fraternas. Y sí, uno comparte
recuerdos, los mismos hechos, la misma crianza, pero se forjan personalidades tan
contrastantes, que a veces deben recordarse los lazos de sangre para no romper
el vínculo.
La otra es el pochoclo semanal: Blancanieves y el cazador de Rupert Sanders, que contra todo
pronóstico parece usar los habituales efectos especiales con inteligencia. Se
dice que recrea la historia de los Grimm con astucia, que está narrada con
resonancias clásicas, que desarrolla ideas, cosa extraña si las hay en un film
pochoclero, que la bella Charlize Theron ratifica su talento y que la también
hermosa Kristen Stewart cimenta su carrera. Y como si fuera poco, andan por ahí
los inmensos Toby Jones y Eddie Marsan.
Pero yo tengo fiaca de ir al cine esta semana. Vestirme y
salir se me presentan como obstáculos insalvables. Tengo ganas de tirarme en la
cama y cabecear mientras intento leer un libro. Espero sepan disculpar.
Un
abrazo, Gustavo Monteros
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