viernes, 6 de mayo de 2022

Estocolmo

 

Escucho Estocolmo y se me cruza el síndrome. De Estocolmo, claro. Para los que no lo hayan oído mencionar o no tengan muy en claro de qué se trata, les cuento: “El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su secuestrador o retenedor” Esta explicación es de la vieja y peluda Wikipedia.

 

Y se llama de Estocolmo y no de Copenhague u Oslo, por un incidente ocurrido en Estocolmo en 1973, el ahora célebre robo  de Norrmalmstorg.

 

Vuelvo a Wikipedia: “El 23 de agosto de 1973, Jan-Erik "Janne" Olsson entró en una sucursal del Kreditbanken en Norrmalmstorg, en el centro de Estocolmo. La policía fue alertada inmediatamente y al entrar dos agentes, Olsson les disparó, hiriendo a uno de ellos. Olsson tomó a cuatro rehenes (tres mujeres y un hombre) y exigió que se llamase a Clark Olofsson, que en ese momento cumplía una condena, más tres millones de coronas suecas, dos revólveres, chalecos antibalas, cascos y un vehículo. Olofsson fue traído y se estableció un enlace de comunicación con los negociadores de la policía. Una de los rehenes, Kristin Enmark, había dicho que se sentía segura con los atracadores, pero temía que la policía pudiera causar problemas utilizando métodos violentos…”

 

En 2018, Robert Budreau, dirigió un guión sobre el hecho basado en el artículo The Bank Drama de Daniel Bank, editado por James Luscombe.

 

Budreau cambió los nombres de los protagonistas. Jan-Erik "Janne" Olsson pasó a llamarse Lars Nystrom y lo interpretó Ethan Hawke y Clark Olofsson fue rebautizado Gunnar Sorensson y lo personificó Mark Strong. Kristin Enmark pasó a ser Blanca Lind y la corporizó Naomi Rapace.

 

Estocolmo de Robert Budreau es ideal para un domingo de lluvia porque es la famosa película a la que le falta 5 para el peso. Tiene un buen guión, está bien dirigida, actuada con solvencia, tiene un irreprochable acabado profesional en todos los rubros técnicos, pero le falta algo, un intangible, un imponderable, un indefinible, Quizá una pizca de humor. De todos modos, aunque está a años luz de acercarse a la mejor película de asalto con rehenes jamás hecha, o sea la legendaria y querible Tarde de perros (Dog Day Afternoon, Sidney Lumet, 1975) se deja ver. Sobre todo por el desparramo histriónico de Ethan Hawke, que en la madurez parece haberse liberado de las restricciones de la contención. Enhorabuena.

Gustavo Monteros

 

Último momento: Ayer, jueves 5 de mayo de 2022, Netflix estrenó la miniserie sueca Clark, dirigida por Jonas Åkerlund y escrita por Fredrik Agetoft, Peter Arrhenius y Jonas Åkerlund, sobre vida y milagro de los delincuentes envueltos en el robo de Norrmalmstorg, delito que como se dice arriba originó la acuñación del Síndrome de Estocolmo. No la he visto todavía, pero a juzgar por el tráiler rebosa de lo que le falta a la película de Budreau: humor y delirio. Pero claro, ver para saber…




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