Escucho Estocolmo y
se me cruza el síndrome. De Estocolmo, claro. Para los que no lo hayan oído
mencionar o no tengan muy en claro de qué se trata, les cuento: “El síndrome de
Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o
retención en contra de su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un
fuerte vínculo afectivo con su secuestrador o retenedor” Esta explicación es de
la vieja y peluda Wikipedia.
Y se llama de
Estocolmo y no de Copenhague u Oslo, por un incidente ocurrido en Estocolmo en
1973, el ahora célebre robo de
Norrmalmstorg.
Vuelvo a Wikipedia: “El
23 de agosto de 1973, Jan-Erik "Janne" Olsson entró en una sucursal
del Kreditbanken en Norrmalmstorg, en el centro de Estocolmo. La policía fue
alertada inmediatamente y al entrar dos agentes, Olsson les disparó, hiriendo a
uno de ellos. Olsson tomó a cuatro rehenes (tres mujeres y un hombre) y exigió
que se llamase a Clark Olofsson, que en ese momento cumplía una condena, más
tres millones de coronas suecas, dos revólveres, chalecos antibalas, cascos y
un vehículo. Olofsson fue traído y se estableció un enlace de comunicación con
los negociadores de la policía. Una de los rehenes, Kristin Enmark, había dicho
que se sentía segura con los atracadores, pero temía que la policía pudiera
causar problemas utilizando métodos violentos…”
En 2018, Robert
Budreau, dirigió un guión sobre el hecho basado en el artículo The Bank Drama de Daniel Bank, editado
por James Luscombe.
Budreau cambió los
nombres de los protagonistas. Jan-Erik "Janne" Olsson pasó a llamarse
Lars Nystrom y lo interpretó Ethan Hawke y Clark Olofsson fue rebautizado
Gunnar Sorensson y lo personificó Mark Strong. Kristin Enmark pasó a ser Blanca
Lind y la corporizó Naomi Rapace.
Estocolmo de Robert Budreau es ideal para un domingo de lluvia porque es la
famosa película a la que le falta 5 para el peso. Tiene un buen guión, está
bien dirigida, actuada con solvencia, tiene un irreprochable acabado
profesional en todos los rubros técnicos, pero le falta algo, un intangible, un
imponderable, un indefinible, Quizá una pizca de humor. De todos modos, aunque
está a años luz de acercarse a la mejor película de asalto con rehenes jamás
hecha, o sea la legendaria y querible Tarde
de perros (Dog Day Afternoon,
Sidney Lumet, 1975) se deja ver. Sobre todo por el desparramo histriónico de
Ethan Hawke, que en la madurez parece haberse liberado de las restricciones de
la contención. Enhorabuena.
Gustavo Monteros
Último momento: Ayer,
jueves 5 de mayo de 2022, Netflix estrenó la miniserie sueca Clark, dirigida por Jonas Åkerlund y
escrita por Fredrik Agetoft, Peter Arrhenius y Jonas Åkerlund, sobre vida y
milagro de los delincuentes envueltos en el robo de Norrmalmstorg, delito que
como se dice arriba originó la acuñación del Síndrome de Estocolmo. No la he
visto todavía, pero a juzgar por el tráiler rebosa de lo que le falta a la
película de Budreau: humor y delirio. Pero claro, ver para saber…
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