Yedinci
Kogustaki Mucize, o sea, Milagro en la celda 7 en turco, es un melodrama hecho y derecho que
no tiene vergüenza de clamar su esencia a todos los vientos.
Un padre con retraso mental es acusado de un
crimen que no cometió. Su hija de 10 años creerá en su inocencia y lo
defenderá. Las circunstancias son coloridas por demás y son las que le dan
sabor a estas dos horas que se pasan volando, una vez que uno ha aceptado las
mieles y las espinas que el género depara.
Esta película se alista en la tendencia tan
en boga de copiar películas que fueron éxito en alguna cinematografía. Los
ejemplos más destacados de esta moda son, claro, Amigos intocables (Intouchables,
2011, Olivier Nabache y Éric Toledano) con Francois Cluzet y Omar Sy, copiada
por el cine argentino como Inseparables
(Marcos Carnevale, 2016) con Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna y que fue
después Amigos por siempre (The upside, 2017, Neil Burger) con Bryan
Cranston y Kevin Hart. Bueno, esta película turca fue originalmente un exitoso
film sur coreano, después un film indio, después un film filipino y después de
ser turco, será un film indonesio. No se descarta que haya otras versiones de
otras nacionalidades.
La que nos ocupa fue dirigida por Mehmet
Ada Öztekin y protagonizada por Aras Bulut İynemli, como el padre y por Nisa
Sofiya Aksongur, como la nena.
Milagro
en la celda 7 está en Netflix y es una opción de entretenimiento
garantizado, si se gusta del melodrama.
Hasta mañana,
Gustavo Monteros
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