Hay directores
con los que uno dialoga poco o nada. O solo esporádicamente. Es mi caso con
David Cronenberg. Salvo su Historia de
violencia, película que aprecio, que figura entre mis favoritas y que de
tanto en tanto no me molesta para nada revisitar, el resto de su filmografía me
tiene sin cuidado. De sus últimas películas, más allá de sus correcciones
formales, Un método peligroso me dejó
afuera y a Cosmópolis no terminé de
verla, el aburrimiento pudo más y me retiré del cine porque creí que roncaba. A
Polvo de estrellas la vi hasta el
final, fue mi acto de amor hacia Julianne Moore, que ganó el premio a la mejor
actriz de Cannes de este año por esta película. Pero ¿qué dicen los que sí
dialogan con Cronenberg?
“Hay cuerpos lastimados, con heridas de las visibles y
de las otras. Hay personajes certificadamente inestables y otros que, sin
certificado, igual podrían concursar para el premio de desequilibrado del año.
Hay familias disfuncionales que con sus retorcimientos renuevan y refrescan el
concepto hasta darle nuevas y perversas declinaciones. Hay fantasmas, tramas en
espejo y un poema -"Libertad", de Paul Eluard- que funciona como
leitmotiv de varios de los personajes y del desarrollo de la narración. Hay
tantas cosas en Polvo de estrellas y todas ellas son reconocidas marcas de
autor de David Cronenberg, que esta vez llevó a Hollywood su festival de
sangre, dolor y heridas.”
Natalia
Trzenko
“A priori, no es la típica película que podría
esperarse del director de Una historia violenta, porque el humor vitriólico no
suele ser su estilo, aunque en muchas de sus películas haya bastante más de qué
reírse de lo que parece. Sin embargo, a poco de que se la piense, se diría que
antes que una comedia cáustica a la manera de Todd Solondz (como se la
encasilló apresuradamente en el Festival de Cannes), Maps to the Stars es
literalmente una película de monstruos, como quizá Cronenberg no hacía desde
Festín desnudo.”
Luciano
Monteagudo
“Casi como si se tratara de un neuropsiquiátrico a
cielo abierto, la capital de la industria cinematográfica sirve como marco para
que Cronenberg despliegue sus preocupaciones habituales. Claro que esta vez,
quizás por su afán -o el de su guionista, Bruce Wagner- de mantenerse actual y
en contexto, la historia coral carece del espesor de films como Pacto de
amor;eXistenZ, mundo virtual o Crash, extraños placeres, por citar un puñado de
obras en las que el sexo, el amor filial y la violencia son, como aquí, armas
de doble y triple filo que lastiman a todos los involucrados.”
Natalia
Trzenko
“Monstruos. Eso y no otra cosa son todos y cada uno de
los personajes que habitan el Hollywood de Polvo de estrellas. Empezando por
Havana Segrand, esa actriz famosa pero –a causa de su edad– en peligroso
proceso de olvido y declive, una suerte de Norma Desmond (el personaje de
Gloria Swanson en Sunset Boulevard) del siglo XXI, que interpreta sin red la
gran Julianne Moore, rodeada de cremas, almohadones y pastillas. Havana vive
tan recluida en su propio ego –más grande aun que su inmensa mansión– que
cuando gana el papel que anhelaba más que nada en el mundo, porque la actriz
original, de quien se dice su amiga, acaba de perder ahogado a su pequeño hijo,
ella no tiene otra reacción que ponerse a bailar feliz alrededor de su piscina,
seguramente idéntica a tantas en Hollywood y a la que causó la muerte del
chico.”
Luciano
Monteagudo
“Más allá de la transparente denuncia a los excesos de
la sociedad de consumo e información representada por Hollywood, la historia y
los personajes de Polvo de estrellas tienen vida, respiran, aunque sea un aire
más bien contaminado. Y ninguna más contaminada que la estrella en decadencia
que interpreta Julianne Moore, una patética y malvada actriz que entre masajes,
terapias alternativas y desesperados intentos de salvar su carrera, se cruzará
con Agatha, una misteriosa joven, aparente víctima de un incendio, que llega a
Los Angeles en busca de algo más que las mansiones de las estrellas.”
Natalia
Trzenko
“Como siempre en el cine de Cronenberg, sus planos
parecen cápsulas cerradas, compartimentos estancos, donde sus personajes
aparentan ser menos de carne y hueso que proyecciones malignas del
inconsciente. Y para ratificarlo, en Maps to the Stars hasta fantasmas hay,
filmados por el virtuoso fotógrafo Peter Suschitzky (operador habitual de
Cronenberg) como si hubiera utilizado como modelo esa luz enceguecedora de las
piscinas de Beverly Hills que pintó David Hockney, pero con esa estética tan
pop de Hollywood transfigurada por unas pinceladas góticas, tan oscuras como
las limusinas con vidrios polarizados detrás de los cuales se ocultan el miedo,
la codicia y la desesperación por la fama.”
Luciano
Monteagudo
Muy bien,
¿y a mí qué me pareció? Si he de ser sincero (y no veo porqué no debería serlo)
me resultó una película bastante tonta, pagada de sí misma, como demasiado
consciente de una importancia que no tiene, con escenas de mal gusto, como la
de Julianne Moore, tirándose pedos y después limpiándose el culo en el
mismísimo inodoro, puestas para escandalizar o choquear a los desprevenidos y
encantar a los adolescentes, mezcla rara de comedia desaforada con tragedia
griega pasada de incestos, un auténtico bodrio cinco estrellas, bah.
En
resumen, depende de donde usted se ponga, puede pasarla muy bien disfrutando el
nuevo opus de un director importante o no vaya, que para las cosas del inodoro,
mejor quedarse en casa.
Gustavo Monteros
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