jueves, 27 de septiembre de 2018

Seven Seconds


Llego a 7 seconds porque le dieron el Emmy a la mejor actriz protagónica en serie corta o película a una de sus protagonistas, Regina King. Un premio siempre es una lotería. Si hay varios favoritos, los votos por ellos se emparejan y se anulan y termina ganando alguien insospechado. No sé si esto pasó en esta categoría en particular, pero no es proeza menor haberle ganado a la gran Edie Falco por Law & Order True Crime, a la impar Laura Dern por The Tale, a la maravillosa Sarah Paulson por American Horror Story, a la ascendente Michelle Dockery por Godless y a la magnífica Jessica Biel por The Sinner. Mi favorita era Jessica Biel, pero yo no voto. Ojo, Regina King se lo ganó en buena ley, pero las preferencias son las preferencias y esta vez mi elegida era otra. Además me encanta que glorifiquen a Regina King porque su nombre es regio por donde se lo mire,  ya que si lo pasamos en nombre y apellido al castellano nos queda Reina Rey. Y, bue, uno se entretiene cómo puede.


Cuando la estrenaron, espié el tráiler y no me entusiasmó demasiado, me pareció un policial demasiado clásico. Después de The Killing, Breaking Bad, The Sopranos, uno se puede poner quisquilloso con los policiales.


La situación disparadora es la siguiente. Un policía, camino del hospital donde visitará a su esposa embarazada que llegó hasta allí con hemorragia, atropella a un joven negro por hablar por su celular. En apariencia  en vez de acercase a ver cómo está, llama a sus compañeros de la división  narcóticos, quienes limpiarán la escena y lo instarán a llegar al hospital. El joven abandonado sobrevivirá largamente en medio del frío y la nieve, y cuando, ya internado, se crea que podrá recuperarse, morirá.


La historia se centrará en la familia de la víctima,  en la vida y milagros de la fiscal y el detective que deben investigar el crimen y en los cuatro policías involucrados en el atropello y fuga. El estilo es realista o sea clásico (no había juzgado mal el tráiler) y riguroso hasta el capítulo 7 (son 10 en total). 


El tratamiento estético y de actuación recuerdan al del maestro Sidney Lumet (12 hombres en pugna, 1957, Serpico, 1973, Tarde de Perros, 1975, Crimen en el Expreso de Oriente, 1974, Antes de que el diablo sepa que has muerto, 2007, entre otras maravillas)  


Lumet estaba convencido de que todo policial era una tragedia en ciernes, que si se profundizaban los conflictos, se superaba el drama y se llegaba a la tragedia. Drama es el tratamiento serio de conflictos. Tragedia es cuando los personajes por sus características no pueden sino generar un conflicto de sangre. Ejemplos, Edipo es tan arrogante que pide a gritos un destino cruel. Hamlet es tan indeciso que su inacción hace que todos a su alrededor terminen a las cuchilladas. Antígona tiene un sentido de la dignidad tan pronunciado que no permitirá que no entierren a su hermano sin pompas fúnebres. El drama puede resolverse de mil formas, no necesariamente con sangre derramada. La tragedia es siempre más conmovedora porque algún tipo de matanza es inevitable. Y lo que más nos conmueve es que acompañamos a los personajes en su derrotero comprendiendo que no pueden hacer otra cosa que entregarse a su destino. 


Aquí, por momentos, la cosa parece encaminarse para la tragedia, pero por meter sorpresas y vueltas de tuerca efectistas se quedan en el drama.


La realización es impecable, la actuaciones antológicas. Y hay nombres de fuste. El segundo capítulo por ejemplo fue el último trabajo del gran Jonathan Demme antes de irse de gira. Y el tercero sin ir más lejos está firmado por don Jon Amiel. Los otros ocho directores tienen importantes antecedentes en grandes series, de modo que es toda gente de respeto.


Hasta el capítulo 7 yo venía como para una ovación de pie al final, pero entonces una trampa bastante obvia en la trama despertó mis alarmas, dejé de estar ganado por la historia y le vi las costuras. Es sobre un personaje que venía salvándose de que lo mataran varias veces y de repente lo matan (fuera de cámara como bien corresponde en ciertas situaciones), el problema es que el motivo para hacerlo salir de su escondite es muy endeble y es inaceptable que dicha necesidad no haya sido cubierta desde mucho antes por el detective que comparte una piedad semejante, además no está justificada la forma en que los asesinos se enteran de que se dirigía a ese lugar. Perdón por ser enigmático, como invitaré a que la vean, no soy más preciso. Una vez que la hayan visto, me darán la razón, o no.


El desenlace es realista. La justicia es esquiva y como suele hacerlo se desarma en una sentencia que quiere conformar a todos y no conforma a nadie. De todos modos las vidas de todos los partícipes quedan rotas y se puede armar con contundencia una segunda temporada. La participación de la híper talentosa Gretchen Mol como una abogada defensora de los policías, curtida pero no insensible, soliviantó un poco el enojo de la trampa de correr una muerte, necesaria quizás, a un capítulo que necesitaba un refuerzo.
Más allá de mi reparo, es apasionante. Suelo resistirme a las maratones sobre todo con las cosas que me están gustando para que me duren más, pero esta vez estaba tan ganado por la historia que la vi en dos noches.


Seven seconds puede verse en la plataforma de contenidos Netflix. 
Ah, para los que no las conocen, Regina King es la madre de la víctima, y la también maravillosa, Clare-Hope Ashitey es la fiscal. En las fotos que siguen, primero Regina, luego Clare-Hope.

Gustavo Monteros


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