jueves, 31 de enero de 2019

And breathe normally


Cuando se escribe, sobre todo si es teatro o guiones para cine o televisión, uno anda siempre a la busca del conflicto perfecto. Aquel que ilumine cegadoramente o una relación, o un estado de cosas, o como en este caso, una injusticia. Cegadoramente, en el sentido de que nadie pueda ignorar o pasar por alto lo que se plantea.


La autora y directora de And breathe normally (Y respira normalmente) Isold Uggadottir dio con un conflicto perfecto


Lára (Kristín Þóra Haraldsdóttir) es una islandesa pizpereta a la que uno le adivina de entrada un pasado turbio del que salió y contra el que se defiende. Es madre de un chico de preescolar, Elgar (Patrik Nökkvi Pétursson) un superviviente entrenado, a pesar de su corta edad, a juicios por custodia y estadías en hogares de tránsito.


Adja (Babetida Sadjo) tiene más o menos la misma edad de Lára, es una emigrante de un  país africano innominado, y la solidaridad para ella no es una opción, es una estrategia de vida. Ha aprendido que uno se salva o se hunde por la generosidad de los otros, y ella la practica para recibirla.


Todo hermana a Lára y Adja. Son madres solteras, procuran salir de la marginalidad, son lesbianas con tristes historias. Elgar verá una foto en la que se ve a Adja muy feliz al lado de una mujer bella y sonriente. Adja le dirá que es un ángel… al que mataron a palos. Lára tiene como amante a la madre de un compañerito de escuela de Elgar, una mujer casada, a la que no puede ni saludar cuando no están en la intimidad.


Todo las hermana y sin embargo en un momento clave las dos estarán, literalmente, a ambos lados del mostrador y se producirá la injusticia. El sistema, bien intencionado como el islandés (nadie parece cuestionar los subsidios a los ciudadanos menos favorecidos) termina por poner a pobre contra pobre. Y las consecuencias son de una crueldad terrible.


Por suerte hay generosidades y simpatías varias. El hombre de la fila en el supermercado que se ofrece a pagar lo que a Lára le falta, la mujer en la perrera/gatera municipal, la directora de la escuela que cree en las segundas oportunidades.


Y el sistema puede que sea cruel, pero no es perfecto… por suerte. Y no cuento más para no arruinar sorpresas.


And breathe normally es una muy buena película y merece verse por sus valores artísticos y humanos. Está desde hace poco en Netflix. Es imperdible, bah

Gustavo Monteros




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