jueves, 15 de febrero de 2018

El sacrificio del ciervo sagrado


El sacrificio del ciervo sagrado me resultó misteriosa, elusiva, fascinante. Ojo, a mí. No es una película para andar recomendando sin advertencias. A otros pueda que le parezca superficial, lenta, tonta. Como su título lo indica juega con la noción de sacrificio de Isaac o el de Ifigenia.

El griego Yorgos Lanthimos tiene una manera única de hacer las cosas. En los primeros 20 minutos nos presenta los términos en los que desarrollará su narración, cómo son sus personajes, cómo hablan, cómo conciben el mundo. Por ejemplo, hablan de cosas concretas, parecen no tener opiniones. Las relaciones se perciben extrañas, singulares. Y los personajes parecen peculiares, excéntricos.

La película se abre con lo que puede parecer un golpe bajo y que quizá lo sea: una operación de corazón, porque Steven Murphy, el personaje de Colin Farrell es un cirujano. A mí me impresionó. Los zombies me acostumbraron a los despanzurramientos y las visceralidades gore ya no me hacen mella. Pero una operación de corazón me resultó algo muy directo como preámbulo. Es muy improbable que alguna vez haya zombies que nos despanzurren, en cambio no es tan lejano que nos operen del corazón.  Quizá abra la película así no solo para presentar al protagonista sino para decirnos que en este sacrificio de eviscerar se trata.

Es la segunda vez que trabaja con Colin Farrell y como en La langosta, la película anterior que hicieron juntos lo engorda. Parece una frivolidad, pero es imposible no notarlo. Aquí tal vez para agregarle años y sortear con kilos y con canas los años que lo separan de Nicole Kidman, que hace de su esposa y que fuera del set es unos años mayor que Colin y aquí se supone que son contemporáneos. Los dos ratifican aquí que no tienen la fama que tienen en vano. Y el pibe Barry Keoghan, visto recientemente en Dunkerque perfila también un innegable talento. Los otros dos pibes Raffey Cassidy y Sunny Suljic, que hacen de hijos de Kidman y Farrell también están muy bien. Al igual que Bill Camp y una casi irreconocible Alicia Silverstone.

Una obra de autor al que creo que hay que descubrir. Ir prevenidos, está a años luz del típico producto pochoclero con el que, por desgracia, ya estamos domesticados.

Ya que lo mencioné, lo completo, tienen el 6 y el 7 invertidos, Farrell nació en el 76 y Kidman en el 67.

Gustavo Monteros

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