jueves, 4 de febrero de 2016

Anomalisa



Con ¿Quieres ser John Malkovich? (Spike Jonze, 1999) a Charlie Kaufman le dieron patente de genio y no queda más remedio que lustrársela si no querés que te echen del club de la “cool”tura. Algo que me importaría si no estuviera demasiado viejo para pelotudeces. Y no lo digo por voluntad de ser iconoclasta, sino porque hay que tener muchas ganas de respetarlo después de Synecdoche, New York-Todas las vidas, mi vida, tremendo bodrio de proporciones épicas. Como sea, Anomalisa no me devolvió la admiración que alguna vez le profesé por su Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (guión que también firmaron el director del film, Michael Gondry,  y Pierre Bismuth), pero al menos no quise trompearlo cuando terminó.


Anomalisa (palabra que surge de la mezcla de Anomalía y el nombre Lisa) es un film animado para adultos, codirigido por Charlie Kaufman y Duke Johnson. Michael Stone (voz de David Thewlis) es un motivador que mejora la relación entre los vendedores de servicios, preferentemente por teléfono, y sus clientes. Se dirige a dar una charla en Cincinnati. No parece pasar por su mejor momento ni con su mujer ni con su hijito que quedaron en Los Ángeles. Aprovechará esta estadía para reconectarse con una mujer que dejó plantada años atrás. Encuentro que lejos estará de ser satisfactorio. La casualidad lo llevará a Lisa (voz de Jennifer Jason Leigh) con quien tendrá una aventura. ¿Duradera? ¿Efímera? Se verá. 


Según el diccionario, anomalía es 1) desviación o discrepancia de una regla o de un uso. 2) defecto de forma o de funcionamiento. 3) (Astronomía) ángulo que fija la posición de un astro en su órbita elíptica, contado a partir de su eje mayor y en sentido de su movimiento. 4) (Biología) malformación, alteración biológica, congénita o adquirida.


Este ataque etimológico viene a cuento, porque Lisa es una anomalía en más de un sentido, pero fundamentalmente porque aporta un “color” a la uniformidad y monotonía “auditiva” que se venía manejando. Hecho que suscita lo más interesante de esta propuesta. En el film se oyen solo tres voces, la de Michael, que como dijimos es del actor David Thewlis, la de Lisa, que es de Jason Leigh, mientras que las de todos los demás personajes, sean hombres o mujeres, pertenece a Tom Noonan. Y hasta la aparición de Lisa, existe una notable monocromía auditiva (si se me permite la sinestesia) que su voz viene a desbaratar.


La súbita aparición de este nuevo elemento hace que de repente sintamos empatía por personajes, que hasta ese instante, nos parecían francamente antipáticos. Si es un experimento, funciona. Inconscientemente volcamos nuestra simpatía, renovamos nuestra atención a lo que pasa en escena, erradicada la uniformidad hasta entonces manejada. Creo que esto interesará más a los que hacen teatro, cine o artes performativas que al espectador común, pero es algo valioso o novedoso y merece destacarse.


Ahora bien, ¿sufre Michael una crisis existencial muy años sesenta, tipo nouvelle vague o La tregua benedittiana o es un hombre que no puede hacer que las relaciones le duren como el Grandinetti de El lado oscuro del corazón? Y… eso dependerá de cada espectador. También las mil interpretaciones que están en el medio de ambas premisas.


En resumen, interesante, aunque a muchos puede exasperar… mucho

Gustavo Monteros

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