Me
siento a ver esta película a regañadientes. Estoy más para una de tiros y no
para una de amor con música. Para colmo, si bien respeto a Keira Knightly y a
Mark Ruffalo, no están entre mis favoritos. Ella porque apuntó a la corrección
en papeles que exigían pasión (ejemplos: Expiación,
deseo y pecado o Nunca me abandones)
y por los que unas más jóvenes Meryl Streep, Emma Thompson o Susan Sarandon
hubieran asesinado a sus madres para conseguirlos. Él porque, aunque talentoso,
tiene una fea voz y tiende a ser monocorde con su histrionismo.
A
los 10 minutos creo que al afiche tendrían que añadirle una leyenda que dijera:
“Abandonad toda esperanza los que pretendan originalidad de algún tipo”.
A Gretta
(Keira Knightly), una talentosa cantautora la engaña su novio (Adam Levine),
también un talentoso cantautor, quien está cegado por la fama, ya que de la
noche a la mañana se convirtió en una superestrella. Mientras que Dan (Mark
Ruffalo) rumia problemas con cigarrillos en cadenas y tragos ídem, el pobre es
un productor discográfico en caída libre profesional, al que su esposa
(Catherine Keener) y su hija (Hailee Steinfeld) le perdieron el respeto y la
paciencia. Y como el film se llama Begin
again (Comenzar de nuevo) en el
original, no se necesita ser muy suspicaz para saber qué caminos transitarán y
qué obstáculos hallarán.
Sin
embargo en el minuto 11, Keira canta solita con su guitarra una canción
deprimente medio pedorra y Mark concibe en su imaginación la misma canción pero
producida, con arreglos más seductores y con otra instrumentación más
elocuente. Entonces me intereso y hago bien, porque la historia se vuelve menos
predecible, los personajes alcanzan cierta hondura y las canciones, escritas
por Gregg Alexander, se pones algo buenas.
Y
que estén James Corden (el gordito de The
history boys y Mi gran oportunidad),
Hailee Steinfeld (la chica de Temple de
acero de los hermanos Coen), Mos Def (el negrito que acompañó a Bruce
Willis en 16 calles) y la gran
Catherine Keener en los secundarios siempre paga.
Keira
Knightly, al igual que en Ana Karenina
y Un método peligroso, seamos justos,
ya no se entretiene y deja pasar el ómnibus que la deje en la perdurabilidad,
sino que se sube a él y redondea una actuación destacable. Mark Ruffalo se
concentra, le da matices a su personaje y ya no es tan monocorde; su voz sigue
fea, pero como no creo que nadie se lo diga, no parece factible que en el
futuro se consiga un profesor Higgings o al menos un fonoaudiólogo.
John
Carney (Once), el director y
guionista, cocina su historia a fuego lento, la sazona con detalles, termina
por despertar el apetito y satisfacerlo. Este film no será un contundente pollo
al horno con papas, pero sí una omelette sabrosa y reparadora.
En
resumen, no sé si una canción de amor puede salvar tu vida, pero al menos espantarte
el aburrimiento durante una hora y media seguro que sí.
Un abrazo, Gustavo Monteros
Honra y loor, gloria sin par, cada vez q nombras al profesor Higgings, bajo la escalera de casa cantando "the rain in spain".que otra cancion podria en este dia lluvioso cambiar mi vida?.y entonces vuelvo a bajar cantando y es un verdadero begin again ...abrazo!! Maggie
ResponderEliminar