jueves, 23 de octubre de 2014

Polvo de estrellas



Hay directores con los que uno dialoga poco o nada. O solo esporádicamente. Es mi caso con David Cronenberg. Salvo su Historia de violencia, película que aprecio, que figura entre mis favoritas y que de tanto en tanto no me molesta para nada revisitar, el resto de su filmografía me tiene sin cuidado. De sus últimas películas, más allá de sus correcciones formales, Un método peligroso me dejó afuera y a Cosmópolis no terminé de verla, el aburrimiento pudo más y me retiré del cine porque creí que roncaba. A Polvo de estrellas la vi hasta el final, fue mi acto de amor hacia Julianne Moore, que ganó el premio a la mejor actriz de Cannes de este año por esta película. Pero ¿qué dicen los que sí dialogan con Cronenberg?


“Hay cuerpos lastimados, con heridas de las visibles y de las otras. Hay personajes certificadamente inestables y otros que, sin certificado, igual podrían concursar para el premio de desequilibrado del año. Hay familias disfuncionales que con sus retorcimientos renuevan y refrescan el concepto hasta darle nuevas y perversas declinaciones. Hay fantasmas, tramas en espejo y un poema -"Libertad", de Paul Eluard- que funciona como leitmotiv de varios de los personajes y del desarrollo de la narración. Hay tantas cosas en Polvo de estrellas y todas ellas son reconocidas marcas de autor de David Cronenberg, que esta vez llevó a Hollywood su festival de sangre, dolor y heridas.”
Natalia Trzenko


“A priori, no es la típica película que podría esperarse del director de Una historia violenta, porque el humor vitriólico no suele ser su estilo, aunque en muchas de sus películas haya bastante más de qué reírse de lo que parece. Sin embargo, a poco de que se la piense, se diría que antes que una comedia cáustica a la manera de Todd Solondz (como se la encasilló apresuradamente en el Festival de Cannes), Maps to the Stars es literalmente una película de monstruos, como quizá Cronenberg no hacía desde Festín desnudo.”
Luciano Monteagudo


“Casi como si se tratara de un neuropsiquiátrico a cielo abierto, la capital de la industria cinematográfica sirve como marco para que Cronenberg despliegue sus preocupaciones habituales. Claro que esta vez, quizás por su afán -o el de su guionista, Bruce Wagner- de mantenerse actual y en contexto, la historia coral carece del espesor de films como Pacto de amor;eXistenZ, mundo virtual o Crash, extraños placeres, por citar un puñado de obras en las que el sexo, el amor filial y la violencia son, como aquí, armas de doble y triple filo que lastiman a todos los involucrados.”
Natalia Trzenko


“Monstruos. Eso y no otra cosa son todos y cada uno de los personajes que habitan el Hollywood de Polvo de estrellas. Empezando por Havana Segrand, esa actriz famosa pero –a causa de su edad– en peligroso proceso de olvido y declive, una suerte de Norma Desmond (el personaje de Gloria Swanson en Sunset Boulevard) del siglo XXI, que interpreta sin red la gran Julianne Moore, rodeada de cremas, almohadones y pastillas. Havana vive tan recluida en su propio ego –más grande aun que su inmensa mansión– que cuando gana el papel que anhelaba más que nada en el mundo, porque la actriz original, de quien se dice su amiga, acaba de perder ahogado a su pequeño hijo, ella no tiene otra reacción que ponerse a bailar feliz alrededor de su piscina, seguramente idéntica a tantas en Hollywood y a la que causó la muerte del chico.”
Luciano Monteagudo


“Más allá de la transparente denuncia a los excesos de la sociedad de consumo e información representada por Hollywood, la historia y los personajes de Polvo de estrellas tienen vida, respiran, aunque sea un aire más bien contaminado. Y ninguna más contaminada que la estrella en decadencia que interpreta Julianne Moore, una patética y malvada actriz que entre masajes, terapias alternativas y desesperados intentos de salvar su carrera, se cruzará con Agatha, una misteriosa joven, aparente víctima de un incendio, que llega a Los Angeles en busca de algo más que las mansiones de las estrellas.”
Natalia Trzenko


“Como siempre en el cine de Cronenberg, sus planos parecen cápsulas cerradas, compartimentos estancos, donde sus personajes aparentan ser menos de carne y hueso que proyecciones malignas del inconsciente. Y para ratificarlo, en Maps to the Stars hasta fantasmas hay, filmados por el virtuoso fotógrafo Peter Suschitzky (operador habitual de Cronenberg) como si hubiera utilizado como modelo esa luz enceguecedora de las piscinas de Beverly Hills que pintó David Hockney, pero con esa estética tan pop de Hollywood transfigurada por unas pinceladas góticas, tan oscuras como las limusinas con vidrios polarizados detrás de los cuales se ocultan el miedo, la codicia y la desesperación por la fama.”
Luciano Monteagudo


Muy bien, ¿y a mí qué me pareció? Si he de ser sincero (y no veo porqué no debería serlo) me resultó una película bastante tonta, pagada de sí misma, como demasiado consciente de una importancia que no tiene, con escenas de mal gusto, como la de Julianne Moore, tirándose pedos y después limpiándose el culo en el mismísimo inodoro, puestas para escandalizar o choquear a los desprevenidos y encantar a los adolescentes, mezcla rara de comedia desaforada con tragedia griega pasada de incestos, un auténtico bodrio cinco estrellas, bah.


En resumen, depende de donde usted se ponga, puede pasarla muy bien disfrutando el nuevo opus de un director importante o no vaya, que para las cosas del inodoro, mejor quedarse en casa.
 
Gustavo Monteros

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