sábado, 29 de enero de 2011

La mentira

Me senté. Comenzó. Apareció una leyenda que decía: basado en una historia real y suspiré: sonamos. Porque es el truco habitual de los yanquis cuando nos quieren vender gato por liebre. Lo que sea, hasta una de nuestras insignificantes mañanas, puede servir para armar una película, pero los yanquis toman un hecho real y lo retuercen hasta que cabe en sus gastados esquemas argumentales de héroe inesperado, chica linda que pasa de mesera a princesa, etc. Pero ésta era una película francesa preseleccionada para Cannes 2009 y si alguien consideró que era buena como para que la vieran Isabelle Huppert, Asia Argento, Nuri Bilge Ceylan, Lee Chang-dong, James Gray, Hanif Kureishi, Shu Qi , Robin Wright Penn , Sharmila Tagore, jurados de esa edición, bien podía verla yo que veo cada cosa sin que nadie me la preseleccione. Al ratito nomás me ganó y ya no me soltó más, tan preocupado estaba por el destino de los personajes que casi ni noté que el aire acondicionado no estaba prendido y que sudaba como un maquinista de caldera.


Paul, después Philippe Miller (François Cluzet) es un estafador de poca monta que en el interior de Francia se las ingenia para sacarle, a empresas de alquiler de maquinarias, artefactos que después le entrega a un reducidor (Gérard Depardieu) para que los venda. Nada sabemos de su vida pasada, pero se ve que anda con ganas de algún cambio ya que de inmediato le roba plata y un auto a Depardieu y se las toma. Marca con cruces rojas los lugares por lo que pasa, estafa y a los que no puede volver. Recala en un pueblito donde se lo confunde con un representante de la compañía que dos años atrás abandonó la construcción de una autopista. Los lugareños creen que se van a retomar las obras, y algunos, para ganar las licitaciones que los sacarían de la hondonada, lo quieren coimear. Paul, ahora ya sí Philippe Miller, ve como un regalo del cielo la oportunidad de desplumarlos y huir. Pero no podrá. Algo lo identifica con esos desgraciados que son para el mercado sólo variables descartables. Lo que sigue no lo cuento porque es el grueso de la historia y lo que crea la expectativa.


La mentira (À l'origine, su título original en francés o sea En el principio) de Xavier Giannoli (de quien conocimos El cantante también con Depardieu) se centra en la peripecia de Paul/Philippe, nos conduce con suspenso por su itinerario y de paso desnuda unas cuantas miserias del capitalismo desenfrenado.


El final no es como el de las películas yanquis, es decir, edificante y pletórico de violines triunfantes, no, es agridulce. Las toneladas de bosta que dejan los conglomerados de empresas no se pueden esconder bajo la alfombra.

Un abrazo,
Gustavo Monteros

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