domingo, 4 de octubre de 2009

Los abrazos rotos

Pedro Almodóvar, prototípico niño mimado de la crítica y el público, sufre con estos “abrazos rotos” los primeros reveses de su larga y prolífica carrera. Esta película no despertó mucho entusiasmo en los festivales internacionales en que la presentó. El público español la ignoró olímpicamente. Y la Academia de Cine española no la eligió para que compitiera por el Óscar como Mejor Película Extranjera; optó por El baile de la victoria de Fernando Trueba, protagonizada por Ricardito Darín, el grande.


Es su película “más”. La más cara (15 millones de euros), la más larga tanto en rodaje (14 meses) como en duración (127 minutos), la que más argumento tiene… y la más fría.
Como todos sus films anteriores es un homenaje al cine y a los trucos lícitos del arte de narrar en imágenes. Como en La mala educación se cita a sí mismo en el ejercicio de cinefilia, incluyéndose entre los maestros del cine. Contrariamente a La mala educación y a Volver, esta vez sus historias cierran y no quedan como caprichosas e ilógicas narraciones. Como en Todo sobre mi madre, los personajes están perdidos en un laberinto de espejos y tienen más de una cara. Lo que no hay es la alegría, el fervor de las primeras películas. Su cine ha ido ganando seguridad formal, perfección técnica y ha ido perdiendo el alma, la pasión, las ganas. Todo es muy bonito, suntuoso, seductor pero vacío de enjundia y misterio. Parece una telenovela que se mira mientras uno espera el programa que sigue. Entretiene mientras dura y se olvida ni bien termina. Jamás engancha ni convive con nosotros. Queda ahí, en la pantalla, perdida en sí misma.


Penélope Cruz, al natural no debe llamar mucho la atención, pero la cámara la vuelve un animalito hermoso y fascinante. (Cuento en realidad la experiencia de Woody Allen, que se decepcionó cuando la conoció, pero la amo cuando la vio en cámara.) Blanca Portillo es una actriz portentosa. Todos los actores están muy bien, pero ya se sabe, cinematográficamente los actores no le generan mucho morbo, su mundo es el de las mujeres.


Que Pedrito es un grande, nadie puede discutirlo. Queda por ver si podrá reinventarse a sí mismo o si se encerrará en sus obsesiones alejándose más y más de su público de siempre. En la conferencia de prensa de Cannes dijo que Scorsese debía dejar a DiCaprio y volver con DeNiro, porque juntos hacían mejores películas. Quizá él deba zanjar de una vez sus diferencias con Carmen Maura, juntos hicieron algunos films inolvidables que hoy por hoy parecen cosas del irrecuperable pasado.
Un abrazo,
Gustavo Monteros

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