miércoles, 6 de agosto de 2008

En el 66

Pinta tu aldea y serás universal. León Tolstoi.

Los ingleses son más inteligentes que los yanquis a la hora de celebrar los valores familiares. Los norteamericanos aspiran a la generalidad y por las dudas muestran una alarmante profusión de banderas. Proponen siempre el mismo modelo de familia numerosa y anodina. Film tras film, dichas familias son tan similares que parecen intercambiables. Y si tienen una bandera en el porche y otras más pequeñas en cada habitación, es porque evidencian un temor a ser considerados antipatriotas y condenados al escarnio público.

Los ingleses, en cambio, se apoyan en la singularidad y no muestran ni una bandera. Retratan familias pequeñas e irrepetibles. A modo de ejemplo, piénsese por un segundo en esa nueva joya de la corona británica que es Billy Elliot.

En el 66, escrita y dirigida por Paul Weiland, no vuela tan alto, pero tampoco sobrevuela a ras del piso. Bernie Reubens espera con ansia su Bar Mitzvah para ser el centro de la atención que el mundo le niega. Aspira a que su fiesta sea más lujosa que la de su hermano mayor, lo que no podrá ser por los inesperados problemas económicos que su familia enfrenta. Querrá entonces que la celebración tenga la preponderancia en la comunidad que le augura el rabino, lo que tampoco ocurrirá porque el rito coincidirá con la final de la Copa Mundial de Fútbol entre Inglaterra y Alemania.

Pobre Bernie, es demasiada frustración para alguien tan joven. Pero entre tanta espina, habrá también alguna rosa. Porque aunque no lo parezca por este resumen, se trata de una comedia y muy divertida además.

Sobre el final, el film polemizará el dicho popular y dirá que el dinero no hace la felicidad ni tampoco ayuda, que son las cosas mínimas a las que no se le da importancia las que adquieren la jerarquía de felicidad cuando son hechas con cariño.

Los futboleros extrañarán la evocación del partido en cuartos de final entre Argentina e Inglaterra, en el que se dice que nos robaron con un árbitro vendido. Quizá la mala conciencia los haya hecho omitirlo. Como consuelo quizá baste que se menciona a Rattin como un peligro a tener en cuenta.

Claro, en este film se verán muchas banderas inglesas, pero corresponden a la parafernalia de la pasión por el fútbol y no a la intención de promover un patrioterismo patotero.

Los créditos iniciales nos dicen que es una historia casi verdadera. Pero en los títulos finales, el reparto de personajes y actores no se hace sobre fotos de los mismos, sino sobre las fotos de las personas reales que vivieron esta historia. Sabremos entonces que se trató de una recreación fidedigna de las experiencias del director, y por qué cuando más minucioso y detallista se puso, más abarcador y universal se volvió, lo que ratifica una vez más la célebre cita de Tolstoi, la cual no por trillada es menos verdadera.

Debo confesar que entré en empatía con Bernie desde el primer fotograma. Por suerte pasé mi infancia en Catamarca. Allí la religiosidad es omnipresente. Formado en el catolicismo, mi primera comunión participó de la belleza y de la unicidad de lo que se supone trascendente. De modo que creo haber comprendido lo que siente Bernie fehacientemente. Estos ritos de iniciación nos marcan y nos deslumbran no sólo por la espiritualidad religiosa implícita en los mismos, sino también porque nos regalan un momento de protagonismo absoluto. Nobleza obliga, debo confesar que mi fiesta tuvo un poco más de brillo, pero careció de la hermosa epifanía que la vida le regaló a Bernie.

En el 66 se exhibe en el canal de cable Cinecanal y va el viernes 8 de agosto a las 15:45, y el martes 19 de agosto a las 09:10.

Actúan Helena Bonham Carter, Eddie Marsan, Peter Serafinowicz, Stephen Greif, Stephen Rea, Alex Black y Gregg Sulkin.

Un abrazo,
Gustavo Monteros

1 comentario:

  1. Hola, quisiera ver esa pelicula, donde podria encontrarla?

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